02.12.2017
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Categoría Mosquitos es una obra que vincula teatro, danza y básquet. El título refiere a la categoría de este deporte integrada por chicxs menores de 8 años, a quienes se les dice “mosquitos” por el movimiento y la sensación de vuelo. Pero el aro y la pelota están ausentes; la danza interviene al deporte. Una puesta teatral diferente que vale la pena experimentar.
Cuando se abre sala entramos a un espacio amplio con sillas ubicadas en semicírculo. Los guías informan que liberemos los asientos de color blanco. Entra en escena un grupo de once actores-bailarines, se dispersan por el espacio marcado como si fuera una cancha de básquet. Ellxs se mueven constantemente al ritmo de la música. La categoría mosquitos refiere a la categoría de básquet integrada por chicos y chicas menores de 8 años, el nombre de “mosquitos” los vincula con el movimiento y la sensación de vuelo. En esta obra, el aro y la pelota están ausentes; la danza interviene al deporte.
Con el lema “Lo entrenamos, lo hacemos”, la obra recorre distintas etapas: entrenamiento, competencia y superación. El trabajo en equipo y el planteo de objetivos caracterizan el universo de la obra. Por momentos, los intérpretes intervienen en el espacio que ocupa el espectador, se ubican en las sillas blancas pero siguen en movimiento, toman agua, agitan las piernas y se preparan para volver a la escena. El espectador atraviesa momentos de tensión y de tiempo muerto que devienen de los movimientos de los cuerpos de los performers que entran en crisis en escena por correr tras de una pelota imaginaria, agarrarla o prescindir de ella. El espectador se tensiona y relaja al ritmo de los once intérpretes, a quienes bien podríamos llamar «mosquitos».
Para entender el proceso creativo de esta puesta teatral, PucheroNews entrevistó a su director Andrés Molina:
¿Cómo surgió la idea de Categoría Mosquitos?
La idea surgió del impulso de volver a conectarme con algo que se desprendió en mi infancia/adolescencia y que hasta el día de la fecha, ha sido vehículo, consciente o no, de mi formación como intérprete-coreógrafo-docente del movimiento: mi tránsito durante varios años como jugador de básquet. Desde este impulso, surge la posibilidad de usar esta excusa como disparador para construir una pieza artística que se conforme con la fusión de este deporte y la danza. Comencé a probar algunos bocetos de ideas físicas en mis clases y me seducía la pregunta de cómo sería llevar a escena esas pruebas y conformar una pieza coreográfica. Luego pensé en los intérpretes, me reuní con ellos, les comenté la idea y vimos videos. Al mes, comenzaron los ensayos de la obra. Categoría Mosquitos no solo hace referencia a la categoría más joven del básquet, es decir la edad que va hasta los 8 años, sino también a que en esa edad estas ocupado por jugar y no tanto por las reglas reales del deporte. Un poco lo que pasa en la obra donde las reglas son otras y se está más ocupado en jugar ese juego coreográfico.
¿Cómo fue el proceso de selección de los actores?
Casi todos los intérpretes fueron alumnos míos de diferentes lugares en donde soy docente tanto de Actuación como de Danza. Había en cada uno de ellos una manera de “moverse” o de “estar en escena” que me resultaba interesante para convocarlos. Además, muchos de ellos tenían o tuvieron algún contacto con el deporte en general y con el básquet en particular.
Trabajé con once intérpretes de experiencia variada conformando así un grupo heterogéneo en relación a una trayectoria notoria en el campo de lo escénico y lo deportivo. Esta elección tiene que ver con la posibilidad de investigar diferentes calidades de movimiento y zonas sensibles que potencien lo escénico resultante de ese cruce vincular de los cuerpos dentro de este “juego”. Además el hecho de trabajar con once personas está relacionado con el número de jugadores en la formación de un juego real. En este caso puntual, se conforma como diez jugadores en cancha, un suplente y el músico, que opera de forma periférica. Este número permite un trabajo espacial y vincular específico de este deporte ampliando la posibilidad de potenciar lo escénico y no sujetarnos a la idea de realizar un partido de básquet únicamente.
El básquet desprende una fisicalidad muy particular en relación al uso del cuerpo en el espacio y su relación vincular con otros cuerpos que participan de dicho encuentro. Despierta un mundo sensorial que puede estar dado por lo sonoro como rebote de pelota, ruido de zapatillas en el piso, voces indicando jugadas, sonidos que describen un ataque o una defensa de equipo. Lo visual como colores, luces y vestimenta. Lo temporal que es la tenencia de la pelota por equipo, tiempo real del partido, los fuera de tiempo. Y lo físico que se trata de la resistencia, saltos, desplazamientos del cuerpo en las jugadas, contacto. Todo esto fue describiendo situaciones a través del movimiento para conformar la obra.
¿Cómo fueron los ensayos y la preparación de los actores?
En este punto particular de trabajar con un grupo numeroso surge nuevamente la pregunta ¿cómo se construye una obra independiente en los tiempos políticos, sociales y económicos que atraviesa la sociedad hoy? Los problemas de agenda en cuanto a la coincidencia de horarios para ensayar, el compromiso con el proyecto en relación a trabajos que pueden aparecerle a los intérpretes los cuales signifiquen una entrada económica que no pueden desaprovechar, hacen que me encuentre, no solo en el lugar de director-coreógrafo, sino también como mediador que no puede estar ajeno a esos conflictos teniendo que tomar decisiones que afecten al trabajo puntual de realización y montaje de obra. Para esto conformé un proceso de ensayos que implicaba tener tres ensayos semanales de tres horas cada uno. Cada ensayo permitía trabajar con un máximo de nueve actores y la posibilidad de que uno o dos pudieran no estar presentes. Esto posibilitó algunas cosas pero debilitó otras, debido a que era difícil traspasar a los faltantes lo que se había trabajado en el ensayo anterior. De todas formas, la dinámica se fue acomodando para potenciar lo artístico y grupal.
El proceso de ensayos de dividió en tres etapas:
- La primera: trabajar en una cancha de básquet real. Se alquiló durante un mes una cancha de un club de Flores donde se buscaba trabajar con conceptos básicos del básquet, picar la pelota, realizar tiros al aro, realizar jugadas y poder ‘llenarse» del mundo sensorial del básquet real
- La segunda: la realización de ensayos en la sala escénica (G-104) para ir viendo a través de pautas o consignas las diferente posibilidades para componer la obra
- La tercera: el montaje donde lo coreográfico, lo escenográfico, lo musical, el vestuario y lo lumínico pudieran lograr la mixtura correspondiente para montar la obra.
Luego de esto se propuso fecha de estreno y se comenzó el proceso de apertura a público.
Quisiera mencionar que en todo el proceso creativo el entrenamiento físico fue asesorado por Andrea Manso quien me ayudó a diagramar ejercicios físicos que pudieran darle a los intérpretes diferentes herramientas para poder realizar la obra.
¿Se utilizó un guión para marcar la performance?
No se utilizó ningún guión previo. Todo surgió de improvisaciones, pautas y consignas variadas. Dichas consignas eran para los intérpretes y el músico que también iba probando e improvisando hasta darle forma a la estructura. Dentro del elenco se encuentra Fabián Díaz, que es, además de actor e intérprete, dramaturgo, el cual iba realizando una recopilación de palabras o textos que surgían en los ensayos y así ir conformando el texto que se utiliza en la obra. Todo fue dentro de la experiencia de los ensayos y de a poco empecé a conformar una estructura o especie de recorrido físico de la obra. Acá recibía siempre la compañía y opinión artística de mis dos asistentes Paula Illane y Macarena Orueta, quienes me ayudaron a darle forma a la estructura final de la pieza.
¿Cómo es la preparación de los actores previa a la función?
Algo que acompaña al título de la obra es una frase que dice “Lo entrenamos, lo hacemos”. Desde ahí surge la idea de cómo organizar la previa de las funciones:
- Se arma el espacio
- Se realiza una entrada en calor breve
- Se realizan ajustes o modificaciones de la estructura para probar en vivo en la función
- Se realiza una segunda entrada en calor un poco más potente y luego se hace pasar al público para comenzar la función.
Además de las dos asistentes artísticas que nombre anteriormente cuento con Paula Blanco quien colabora con la asistencia artística y de sala en las funciones.
FOTOS Lucrecia Sacchelli
CATEGORÍA MOSQUITOS
Lunes 4, viernes 8 y 15 de diciembre / 21hs
Espacio G-104, Gascón 104, CABA.
FICHA TÉCNICA
Idea y Dirección General: Andrés Molina
Texto: Fabian Díaz
Intérpretes: María Soledad Azzati, Andrés Del Valle, Delfina Diamante, Fabian Díaz, Viviana Fiorito, Lisi Gay, Sofia Martinez, Mauro Panuncio, Diego Rosental, Gonzalo San Millan, Sofia Saraniti
Músico: Gastón Poirier
Vestuario: Belén Parra
Diseño de espacio: Félix Padrón
Diseño de luces: Aquiles Gotelli
Música original: Gastón Poirier
Fotografía: Mai Mattenet, Lucrecia Sacchelli
Asesoramiento En Entrenamiento Físico: Andrea Manso Hofman
Asistencia De Dirección Artística: Paula Illane, Macarena Orueta