07.09.2017
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Fuera de cuadro rinde homenaje a la escritora Clarice Lispector, interpretada por Juliana Angelleti, nos ubica entre lo dicho y lo no dicho. Nos invita a recorrer sus pensamientos y su magnífico universo.
Una silla incómoda, sin asiento. Un piano, una flauta. Una mujer de cabello corto, ojos vidriosos lleva puesto un vestido blanco y en sus manos, un ramo de flores. Entra en escena, parece confundida, ansiosa, mira al público y se presenta:
“Hoy estoy triste porque estoy cansada. En general, soy una persona alegre”
La obra es un homenaje a la escritora Brasileña Clarice Lispector. Se trata de un monólogo interpretado por Juliana Agelleti. Con música en escena. En el piano, Fabiana Galante y en la flauta, Juliana Moreno.
Deby Watchel, la directora de la obra, cuenta a Puchero sobre el inicio del proyecto. La frase inicial del monólogo llega a partir de haber visto una entrevista a Clarice: “Uno se enamora de esos autores, cuando ella dice: Hoy estoy triste porque estoy cansada pero en realidad soy una persona alegre. Uno se pregunta ¿dónde está lo alegre? Porque ese decir que tiene es de una potencia extraordinaria y al mismo tiempo de una loca franqueza”
Cuenta que, al principio, ha leído muchos textos de Lispector y que optó por realizar una selección azarosa: “En algún lugar de esa selección azarosa hay un criterio mágico misterioso que hace que la obra vaya para un lado o para el otro”. Siempre con una intención oculta de lo que se quiere contar en la obra.
El texto es descontracturado y desorganizado, a veces irónico y por momentos gracioso. La actriz se desplaza en escena con total libertad. Simula mirarse al espejo cuando cuenta que conoció a un hombre hermoso o, cuando recuerda en otoño la caída de una hoja, sigue esa imagen mental con su mano, como si se tratara de una especie de baile.
La música en vivo acompaña perfectamente las variaciones del monólogo. Fabiana Galante, pianista de la obra, nos cuenta sobre el proceso de creación del sonido: “Nos fuimos convirtiendo, flauta traversa y piano de cola, en máquina de escribir, en material abstracto que habla desde lo que no se dice, o, por qué no, en el inconsciente de la escritora”.
Fabiana comenta a Puchero que el resultado de la búsqueda sonora es una partitura -texto, o viceversa, que oscila elásticamente entre lo estrictamente pautado y la improvisación. Nos recuerda que Clarice elige el método de improvisación para dejar vivir a sus textos: “dar libre curso al impulso genuino del instante, sin retocar ni corregir después”.
Según la directora de la obra, la propuesta del sonido en escena tiene la intención de contar lo que no es dicho en palabras: “Para que haya silencio, tiene que haber sonido, quería que el sonido sea lo que ella no dice pero que está rondando en su cabeza. Es música más atonal, el sonido como materia, la palabra como materia. La palabra dice. El sonido cuenta”
Y la imagen propone, conduce al espectador a recorrer el universo y los pensamientos de Clarice. El personaje, interpretado por Juliana, denota inestabilidad emocional, la necesidad de crear un mundo que le genere comodidad pero cuando la realidad le gana a la ficción y se da cuenta que alguien espera algo de ella. Mira al público y otra vez confusión: “¿Qué esperan que diga?” Se produce silencio en la sala. El personaje se siente interceptado por el público, la invade el sentimiento de inseguridad, como si tuviera la obligación de decir algo específico. Quizás por su profesión de escritora y la presión de los otros de interpretar que por su profesión debería contar sucesos de importancia y con sentido.
(…) Entre dos notas de música, existe una nota.
Entre dos hechos, existe un hecho.
Entre dos granos de arena, por más juntos que estén, existe un intervalo de espacio.
Existe un sentir y entre el sentir está la línea de misterio y fuego que es la respiración del mundo. Y la respiración continua del mundo, es aquello que oímos y llamamos, silencio. (…)Clarice Lispector
En el texto se maneja la pausa, donde aparece el silencio, recurso con el que también se puede tejer una historia. El silencio aparece en el momento de mayor confusión del personaje. En una de las escenas, en el momento en que llega a su máxima tensión, cuando la actriz interactúa con los instrumentos de la obra, que según lo que indica la directora, el sonido forma parte de la mente del personaje, podría interpretarse como una manipulación de sus pensamientos pero en el preciso instante en el que se da cuenta que no lo puede sostener, se retira de escena pero vuelve: “Me voy…Pero ya volví”, siempre avisa al público que reacciona con humor frente a la indecisión del personaje.
La obra nos invita a conocer la vida de Clarice, sus ideas, su mundo y su identidad. Su concepción sobre el silencio y el sonido. Nos posiciona en ese delgado límite entre lo dicho y lo no dicho, entre la ausencia y la presencia con un tono amigable que genera la satisfacción del espectador durante toda la función.
Próximas Funciones: 8 y 15 de septiembre a las 21hs. En el bar Pista Urbana, ubicado en Chacabuco 874, San Telmo.
Banner: Cortesía de Fuera de Cuadro
Fotos: Lucrecia Sacchelli