23.05.2017
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El nuevo libro de Flavia Soldano Deheza acaba de ser publicado por Lamás Medula, Grupo Editorial Sur, y se festeja con locro, lecturas en vivo y conversaciones. Acá, les dejamos un adelanto de lo que acontecerá en los paisajes húmedos de «Pampa Stalingrado».
Realidad literal sin vacilaciones, nada de “aut aut“. Quien duda no puede negar, dijo Kierkegaard.
Estos versos de Flavia Soldano tramitan la conversión del objeto en fenómeno. Nada de “o o”. Quien duda no puede afirmar.
Stalingrado Pampa: letra punzón, política del desengaño que accede al teatro de los nombres. Nombres jamás puestos en relación undertierra. Raíz de paradigmas temáticos y fórmula de innumerables creadores: mito, metafísica, cura de alegorías. Esa exaltada revelación, exégesis de nuestro Martínez Estrada en su inolvidable elegía del complejo social. Guerra, estrago, ilusión, mal. Pampa Stalingrado, cuerpo conducto espasmódico de poderoso ritmo, prefigura líricamente aquella radiografía.
perforemos vida la memoria
ni almas ni malones
del rumor crece pampa
malditas las aguas
oigan cómo galopan mis yeguas moras …
Undertierra
Stalingrado … pampa y orilla …
sin piel … Voracidad de pantano
Un bamboleante carro corre por un camino lleno de baches, escribía nuestro amado Pushkin. Pampa Stalingrado, grafía de riesgo. Únicamente carne, exceso inasible de inscribir. Palabras del ser antes de ser y ser presentes en su dimensión performática. Ánima desierta lengua en el corazón de otra lengua al compás del caos redimido en un instante.
*Este texto será leído durante la presentación por la autora / Foto de portada de la nota: Ana Arzoumanian
Pampa Stalingrado
Flavia Soldano Deheeza
Ediciones Lamás Médula
Buenos Aires, 2017
Presentación 24 de mayo
Locro y vino
Video de Apurí Productora
Intervenciones de Liliana Heer
Performance del grupo S.O.V.I.E.T
Conversación con Noé Jitrik y Tununa Mercado
Lectura de poemas sobre las piedras por Ana Arzoumanian
a veces pampa
a veces húmeda
monta
de yegua oscura enramada tupían álamos plateados la noche
pelo poncho cuero nos seguían severos y ánimas ardidas nos abrazamos la marca de una lengua fue vendaval en mi espalda