03.03.2017
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Para recordar los 25 años del atentado a la Embajada de Israel en Argentina, el portal ITON GADO publicó una nota del licenciado Claudio Gustavo Goldman: un popurrí de semi-verdades y omisiones. Nuestro colaborador Gert De Saedeleer le responde en este artículo.
«Se cumplen 25 años de una masacre terrorista que para la Corte Suprema está resuelta” es el título del artículo de Goldman. Curiosa afirmación, ya que la Corte Suprema de Justicia en su sentencia de 1999 ordenó seguir investigando el atentado y en el fallo de 2006 también dictó “seguir adelante con la investigación”, declarando la causa imprescriptible. Incluso en 2015, después que Lorenzetti dijera que la causa era “cosa juzgada”, el Centro de Información Judicial rectificó los dichos del magistrado a través de un comunicado de prensa que informa “se continúa con la pertinente investigación, para lo cual se ha solicitado la necesaria colaboración internacional”.
Queda en evidencia que la Corte Suprema no considera “resuelta” la masacre como anuncia Goldman. Sin embargo, sí cierto que la causa en 25 años de investigación no avanzó absolutamente nada más allá de “las líneas que se encuentran en pleno desarrollo en el expediente principal”; es decir y según ese expediente, un ataque perpetrado con una camioneta-bomba por la “Jihad Islámica, brazo militar de Hezbollah”. Pareciera que la causa está virtualmente archivada a pesar de estar en proceso.
En 2008 el imputado -sin pruebas- Imad Moughniye, líder de las operaciones de Hezbollah, fue asesinado por Israel con un coche-bomba en Damasco.
“Sabemos quién estuvo detrás del atentado a la embajada, quién lo organizó, dio las órdenes y quién lo hizo con nombres y todo, y ya dimos cuenta de ellos”, dijo el ex embajador Daniel Gazit durante una entrevista con el diario Perfil en 2010. El embajador asignado luego de la explosión, Yitzhak Avirán, hizo declaraciones similares en 2014 que causaron revuelo.
Siendo que el estado israelí parece tener todo resuelto sobre el atentado a su embajada en 1992, resulta curioso que nunca se haya presentado como querellante en la causa. Sin embargo, Goldman nunca menciona esto en su artículo.
Obviamente, Goldman tampoco menciona que Israel nunca permitió que la Corte avanzara con la investigación por fuera de la versión oficial. Como él mismo indica, los miembros de la Corte durante los años 90 respondían al gobierno menemista -cuyo política exterior se caracterizó por su alianza con Estados Unidos e Israel. Por este motivo, los contribuyentes árabes de la campaña presidencial, en particular Siria, consideraron a Carlos Menem como un traidor. Estas son circunstancias que Goldman prefiere no tocar.
Cuando menciona en el texto “un eventual encubrimiento posterior», en realidad está omitiendo que existió una decisión tripartita argentina, israelí y norteamericana de no investigar la “pista siria” y el entorno de Menem.
Menem y Beraja en la marcha multitudinaria en Avenida 9 de Julio, realizada dos días después del atentado.
Ya el día del atentado la investigación fue desviada hacia la pista de una supuesta camioneta-bomba. Los acontecimientos durante las primeras horas y días eran cruciales para la investigación y están relatados en el libro “Cortinas de Humo” de Jorge Lanata y Joe Goldman. En 2002 fue revelador el testimonio del Dr Alfredo Bisordi ante la Comisión de Juicio Político de la Cámara de Diputados de la Nación. El ex Secretario Penal de la Corte estuvo a cargo de la instrucción del atentado durante los primeros meses de la investigación y sospecha, según dijo a este medio el año pasado, que la promoción de cargo que recibió en aquel momento fue en realidad para alejarlo de la causa ya, que cuestionaba demasiado el rumbo de la investigación.
¿Tal vez Gustavo Goldman prefiera que sus lectores no sepan cómo el jefe en Buenos Aires de la Shin Beth (contrainteligencia israelí a cargo de la custodia de las embajadas), Roni Gorni, instaló la pista de una supuesta camioneta-bomba Ford F-100 en la comisaría No15? La misma comisaría que quedó involucrada por haber liberada la zona momentos antes del atentado.
Por supuesto, la versión de una camioneta-bomba evitaba el escándalo de tener que considerar que los explosivos entraron a la embajada junto a una partida de materiales de construcción bajo las narices del cuerpo de seguridad israelí -cuyo apodo es el “protector invisible”. Pero sobre todo, el testimonio de un chofer ligado a la “Jihad Islámica” llevaría la investigación lejos del entorno de Menem, que era hacia donde apuntaba en realidad la pesquisa .
En su libro “Mossad, la historia secreta”, el periodista Gordon Thomas cuenta que, cuando Yitzhak Shefi -embajador israelí al momento del atentado- criticó la investigación en curso y apuntó a Carlos Menem, fue rápidamente reemplazado por Yitzhak Avirán. Si la misión diplomática de Avirán durante su gestión entre 1993 y 2000 era obstaculizar la investigación del atentado, la cumplió con creces. Es más, el embajador se hizo íntimo amigo de Menem, con quien compartió negocios millonarios.
La influencia israelí quedó evidenciada en 1996, cuando tres expertos ingenieros realizaron un nuevo peritaje encargado por la Corte Suprema a pedido de la querella. Los peritos de la Academia Nacional de Ingeniería determinaron que la embajada fue destruida por una explosión dentro de su predio y no por una camioneta-bomba.
Cuando la Corte anunció dichos resultados que tenían “cierto grado de certeza”, Israel, a través de su embajador Avirán y junto a dirigentes de la colectividad judía -en particular el presidente de la DAIA, Rubén Beraja- rechazaron categóricamente el peritaje y se expresaron en términos muy duros contra los ministros de la Corte.
En 1997 la Corte organizó una audiencia reservada para aclarar las diferencias entre los peritajes. Los expertos de la Academia de Ingeniería demolieron los argumentos de la Policía Federal y de la Gendarmería, quienes sostenían que el ataque había sido causado por una camioneta-bomba.
Placa en la Plaza Embajada de Israel. Foto: Pucheronews
La reacción de Beraja y Avirán no se hizo esperar. Empezaron una campaña para sacar la investigación de las manos de la Corte y delegarla al (ahora destituido) juez de la AMIA, Juan José Galeano. Según el diario La Nación, Avirán comentó que su misión diplomática era “que la causa recayera en un juez federal”. Beraja, Galeano y Menem se encuentran actualmente imputados por el encubrimiento del atentado a la AMIA.
Bajo presión israelí, la Corte delegó la instrucción de la causa a una “super-secretaría” precedida por el Dr Esteban Canevari. Ese fue el fin de cualquier investigación por fuera de la pista oficial, como indica la sentencia de 1999.
Goldman muestra cierto sarcasmo cuando escribe que “recién cinco años después (del atentado) se designó a un secretario especial, Esteban Canevari, quien empezó a impulsar la pesquisa con mayor responsabilidad”. Este año se cumplen 20 desde que Canevari está a cargo de la investigación. ¿A qué tipo de “responsabilidad” se referirá Goldman? ¿Qué hizo Canevari en dos décadas de “investigación”?
Lo que sí hizo Canevari era ratificar 22 víctimas fatales, en lugar de los 29 muertos de los que se hablaba hasta ese momento. Sin embargo Goldman en su texto afirma que «hay “29 muertos» pero «solo 22 de ellos fueron identificados”.
Es llamativo que la embajada nunca quiso hacer pública “la nómina del personal de seguridad que prestaba servicios en su sede diplomática al momento del atentado” según escribió el juez Fayt, ex ministro de la Corte Suprema, en su libro «Criminalidad y terrorismo sagrado. El atentado a la Embajada de Israel en Argentina» ¿Por qué no entregaron las listas? ¿Quiénes fueron los siete -según Goldman- no identificados? Es un misterio.
Según la versión oficial que sigue el peritaje de la Policía Federal, se voló la embajada con pentrita y trotyl. Según el peritaje del experto en explosivos de la Gendarmería, fue con hexógeno -un explosivo plástico. Cuando Goldman escribe en su nota que el material utilizado en el ataque era “una mezcla de hexógeno y pentrita”, mezcla los dos peritajes.
El vergonzoso modus operandi para “investigar” el atentado quedó una vez más expuesto cuando, a finales de 2015, la Corte decidió pedir la captura internacional de Hussein Mohamad Ibrahim Suleiman y de José Salman El Reda Reda, supuestamente vinculados con el atentado, basándose en un breve “informe” de Israel sobre los dos sospechosos sin pruebas judiciales. Al día de esta decisión, Israel expresó en un comunicado de prensa su “satisfacción” con el “avance en la búsqueda de verdad y justicia” por el atentado a la embajada(link14).
Después de 25 años, lo único probado es que no se investigó nada. La responsabilidad es en primer lugar de la Corte Suprema. Al mismo tiempo, queda claro que esta causa traspasa las fronteras y el propio estado judío no quiere que se investigue.
Gordon Thomas cuenta en su libro que cuando el jefe del Mossad, Danny Yatom, pidió reabrir los casos de los atentados a la AMIA y la Embajada, se le comunicó que los expedientes debían continuar cerrados.
Sería un gran paso si los dirigentes de la DAIA, AMIA y aquella dirigencia de la comunidad judía -que cada aniversario reclama con cierta hipocresía justicia – reconocieran públicamente el próximo 17 de marzo que hay una responsabilidad compartida entre el estado argentino y el israelí por el fracaso de la investigación.
Varios funcionarios del actual gobierno y del PRO, partido del presidente Mauricio Macri, son importantes dirigentes de la comunidad judía. Ya no hay excusas para que este reclamo no llegue también a las autoridades israelíes.
Sin embargo, en su discurso de apertura de las sesiones en el Congreso, Mauricio Macri reclamó justicia para Nisman pero no dijo ni una palabra sobre el atentado terrorista que hace 25 años voló la embajada. Pareciera que el gobierno actual sigue los pasos de Carlos Menem hace 25 años: no investigar y proteger negocios innombrables.
Gracias Licenciado Goldman, pero no. El 17 de marzo no voy a ir a la Plaza de la Embajada de Israel.
En repudio a los 25 años de impunidad por el ataque a la Embajada de Israel, este medio publicará el 17 de marzo una nota conmemorativa.
Leé otras notas sobre los atentados a la comunidad judía en Argentina en nuestra sección Zoom/Amia