#NiUnaMenos, la burka y Tinelli

10.06.2015

La marcha de #NiUNaMenos fue un éxito, ya lo sabemos. No sólo por la cantidad de gente sino también por la diversidad en edad, género, contextos sociales, profesiones y afinidades políticas.

Yo estuve. Vi una chica  con la remera de Boca, vi personas trans, vi bebés con carteles, vi cooperativas de cartoneros, vi a Florencia de la V, Moria Casán y Nora Cortiñas.

Hasta vi mujeres cubiertas de pies a cabeza con burkas, sólo se les veía el rostro. Vi también comentarios en las redes sociales en los que se acusa de hipocresía a aquellxs que fueron a la marcha y “miran Tinelli”.

Entonces, me pregunto por qué nos parece que sumar rating a “Bailando por un sueño” resta validez a participar de la convocatoria.

Publicación en Facebook durante la marcha

¿Contradicciones?

Mi nombre es Franco. A los 17 años, me pregunté si quería ser “hombre” o “mujer”. Estaba en la mesa de la cocina de mi casa y sentí que mi mundo se desmoronaba. Esa pregunta era resultado de cinco largos años en los que no sabía si me gustaban las mujeres, los hombres, ambos o ninguno. En efecto dominó, todo se complejizaba. Si ni siquiera sabía si quería ser “hombre” o “mujer”, Cómo saber quién me gusta, qué carrera seguir.

Finalmente, no hice tratamiento hormonal ni me cambié de nombre. Opté por ser a veces unx y a veces otrx. Elegí siempre ser Franco.

Entonces, no puedo evitar preguntarme por la complejidad.

“La vida social está constituida por diversas series: género, economía, violencia social, vida sexual, espacio público, cuerpo, medios, etcétera”, explicó el semiótico José Luis Fernández en una entrevista vía mail.

“Estas series son independientes entre sí pero, al mismo tiempo, se relacionan unas con otras: género y trabajo, violencia y vida sexual; cuerpo femenino y publicidad; programas de entretenimiento, estrategias de transformación y permanencia de lo corporal y sigue.”

En alguna parte de las interrelaciones de esas series, Marcelo Tinelli es un exitoso modelo de cultura popular. Fue declarado “Personalidad de la Cultura” por el gobierno de la ciudad en 2014 y su primer programa de 2015 marcó 36 puntos de rating.

 

Avenida Corrientes y Uruguay, Buenos Aires. Mujeres intervienen las estatuas de Olmedo y Porcel durante la marcha.

 

Entre la marcha, los posts, la teoría y las contradicciones, tuve un recuerdo.

El día después de la apertura de Showmatch prendí la televisión, cosa que rara vez hago. Vi un clip de Lali Espósito -ex chica Cris Morena y actriz de “Esperanza Mía”. Eran unos minutos antes de que ella saliera al aire en el show. Algo me divirtió, incluso fantaseé con la idea de participar del programa alguna vez.

Yo mismo era entonces uno de esxs  excluidos discursivamente de la marcha por mirar Tinelli.

 

¿Cómo puede ser?

Me pregunto si podemos considerar el 3 de junio 2015 como una  marca en el calendario, el comienzo de un movimiento.

En el intercambio cibernético con Puchero News, Fernández escribió: “Fenómenos como el de #NiUnaMenos expresan momentos de la vida en que diversas series convergen  de un modo novedoso, generando efecto de verdad como opuesto a los verosímiles diferenciantes”.

Según el semiótico, otros momentos similares en la historia fueron la juventud revolucionaria en los ’70; el ‘que se vayan todos’ a comienzos de siglo, la ‘militancia’ de esta década.

En la marcha, como en aquellos momentos, todxs coincidimos en una verdad: el reclamo de justicia por los femicidios.

Pero “no se trata de un mundo de verdades sino de verosímiles variables de época o de sector” en palabras del profesor Fernández. ¿Acaso sea la diversidad de la marcha su principal peligro?

“#NiUnaMenos es ese tipo de fenómeno del que no sabemos todavía cuál va a ser su alcance ni su efecto”, concluyó el especialista en semiótica.

 

Integrantes de la cooperativa el Ceibo

Ojalá

Para mí, lo más importante de la marcha fue remover las aguas y que la gente empiece a hablar de estos temas. Al punto que se viralizó la consigna #Niunamenos y la sociedad argentina se movilizó a las calles a pesar de las diferencias de sus estilos de vida.

Porque cuando nos matan, cuando matan a nuestras madres, amigxs, hermanxs, primxs, hijxs, no importa si usamos tanga o túnica, si adoramos a Susana, escuchamos a Fantino o leemos Borges. Importa que salgamos todos a decir BASTA, importa que perdure el reclamo.

Ojalá la diversidad del movimiento no sea nuestra debilidad sino nuestra fortaleza para generar un cambio.

 

 

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