AMIA: la sombra de una duda

12.08.2015

El pasado 6 de agosto comenzó el juicio oral por irregularidades en la investigación de la AMIA. En el banquillo de acusados están el ex presidente Menem, el ex juez Galeano, los ex fiscales Mullen y Barbaccia, el ex jefe de la SIDE Anzorreguy, entre otros.

 

¿Acaso este juicio oral pueda arrojar alguna luz sobre el atentado a la AMIA veintiún años después?

 

Pucheronews publicará en episodios una serie de notas sobre la causa y su encubrimiento.

 

Episodio 1 – Alejandro Rúa

 

Al entrar en la oficina de Alejandro Rúa, algo cambia. El tiempo se suspende. De fondo, suena un tango. El abogado habla pausado, es expresivo, su voz grave empieza a relatar. A pesar de hablar distendido, sus palabras pesan. Como si tantos años de trabajo con información “manipulada” por la Secretaria de Inteligencia le hubiera dejado el tic de poner en duda cada afirmación. “Quizás, quizás no. No lo sé. Puede ser invento o no. No tengo claro este episodio” son frases que vuelven una y otra vez.

Conversamos casi tres horas con café y tango de por medio. Al final de nuestro encuentro, lo noto cansado. “Muchos recuerdos”, me confirmará luego.

 

Cronología

En noviembre 2001, Rúa asumió como jefe de la Unidad Especial de Investigación del Atentado a la AMIA (Unidad AMIA). El juicio oral por el atentado recién había comenzado.

“Yo me acuerdo de la imagen de Galeano negociando con Telleldín en un video por pantalla gigante en los tribunales de Comodoro Py. Un recuerdo recurrente… De entrada me pareció que el juicio iba a mostrar muchas más irregularidades que verdades respecto a lo sucedido”, declara el letrado que hoy es abogado de Memoria Activa.

Video de Galeano y Telleldín negociando. Foto: Pucheronews

p>El ex jefe de la Unidad AMIA es contundente desde el comienzo de la entrevista: “Hubo un momento en que se decidió que este caso iba a tener una solución falsa, que no se iba a investigar la verdad, que se iba a encubrir. Esta decisión fue tomada en el más alto nivel político e implicó a todos los poderes del estado”.

Rúa describe el momento de su llegada a la Unidad: “Habían pasado siete años. Siete años desde que se había tomado la decisión de que no se supiera la verdad. Siete años de que se había hecho todo para que no se supiera ninguna verdad. O sea, el tiempo perdido se potencia, equivale como a 140 años. Te lo lleva al nivel de casi imposible”.

 

Crónica de un atentado anunciado

 

Durante el gobierno de Duhalde -con Miguel Ángel Toma como secretario de inteligencia-, Rúa tenía que enfrentarse con “infinitas restricciones para acceder a información de la SIDE”. Unos años después, el Tribunal Oral señalizaría estas restricciones como “una política obstaculizadora con respecto a la verdad”.

Sin embargo, en 2003 la Unidad AMIA bajo el mando de Rúa encontró un cable de la Cancillería fechado un mes y medio antes del atentado. Estaba dirigido a Molina Quiroga que era el delegado de la SIDE en ese organismo. El cable alertaba sobre un posible ataque de Hezbollah en Argentina.

“Este papel no estaba en el expediente”, explica el abogado. “Lo encontramos escondido y reservado confidencial casi diez años después del atentado.”

 

  • O sea, ¿podría haberse evitado el atentado?

-No lo sé, contesta. Pero tengo en claro que esto es un juego de terrorismo y contra-terrorismo.

 

Entre cables

 

Con Néstor Kirchner como presidente, hubo una primera desclasificación de archivos secretos relacionados con la causa AMIA. “Fue una apertura de documentación reservada -con limitaciones que todavía hoy se mantienen y que tienen que ver con asistencia de servicios de la comunidad internacional”, aclara el abogado.

Vista aérea después de la bomba, AMIA. Foto: Google Images

p>En 2004, descubrió otro cable importantísimo en la Cancillería. A pocas horas del atentado, la embajada Argentina en Israel había emitido un cable anunciando que el gobierno del presidente Rabin estaba enviando a Buenos Aires un avión de la Fuerza Aérea Israelí. Abordo iban un equipo de rescatistas y el diplomático Dov Schmorak con el objetivo de a href=»https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-38318-2004-07-18.html» target=»_blank»>coordinar entre ambos gobiernos una versión coincidente del atentado: la pista Iraní-Hezbollah/a>. 

“¡Que traigan a este fulano(Schmorak) a explicar y que abran los archivos de inteligencia de Israel porque ustedes ya sabían desde el primer día que fue Irán, Hezbollah y una conexión local!”, se exalta. “¡Yo no escuché el testimonial de este señor todavía!”

Rúa vuelve a resaltar: “El primer día se impuso la solución del atentado que hasta hoy se mantiene. El equipo de rescate que vino en ese avión todavía estaba buscando cuerpos entre los escombros. ¡El mismo equipo que encontró el motor de la (camioneta) Trafic: eso es lo que hay que explicar!”

 

Los archivos

 

El abogado confiesa: “Si yo hoy tuviera la tarea o si yo tuviera que decidir cómo estudiar el atentado, haría un trabajo de archivo y de revisión sobre el primer mes”.

Gracias a los decretos de desclasificación de Néstor Kirchner, Rúa tuvo esa oportunidad en 2003-2004.

“Había infinitas cosas para ver a pesar de las restricciones. La posición que yo asumí en aquel momento era: miremos los papeles que nos muestran. Ya sé que me quieren engañar ,pero déjenme leer.”

Pero la lectura de los archivos sólo duró medio año para Rúa y su equipo de investigación.

En septiembre de 2004, el Tribunal Oral Federal 3 anuló el juicio por la AMIA y se creó la Unidad Fiscal para la Investigación de la causa AMIA (UFI-AMIA) bajo la dirección de Alberto Nisman.

“Le dieron lo que teníamos nosotros: el acceso a los papeles. Todo lo que teníamos para ver pasaba a la UFI-AMIA de Nisman”, dice con molestia.

Ilustración exclusiva para Pucheronews de Fulana Who

p>strong>El Titanic/strong>

 

Nisman venía de trabajar con los fiscales Mullen y Barbaccia en el juicio oral que acababa de ser anulado.

“Para mí, no estaba bien que Nisman -que había estado del otro lado- estuviera ahora a cargo de la UFI-AMIA. Luchamos tres años para abrir los archivos y destituir a Galeano y a los fiscales Mullen y Barbaccia. Pero después terminaron Canicoba Corral y Nisman siendo el juez y fiscal de la causa AMIA.”

“Ellos no eran distintos a la línea investigativa de Galeano y sus fiscales. No sé para qué luchamos”, se lo escucha decepcionado.

Rúa cuenta a Pucheronews que le propuso al nuevo fiscal a cargo dividir las tareas: Nisman se quedaba con la investigación del atentado y Rúa con la causa por encubrimiento.

Comenta que hubiera querido la facultad de querellante para la Unidad AMIA. De ser así, “hubiera procurado que el caso por encubrimiento fuera juzgado de la manera más amplia e integral posible”, refiriéndose a la figura de asociación ilícita.

Pero Rúa explica que él era sólo un eslabón dentro de la jerarquía y “lo que me parecía a mí, no les parecía a los demás. El caso se acotó a determinadas circunstancias”.

En aquellos momentos, Nisman presentó “ para colmo” la declaración de los hermanos Berro.

“Esa fue una operación falsa. El propósito era consolidar que había una camioneta, que había un inmolado –que no tenemos-, que fue Hezbollah.”

El letrado comenta que Nisman mentía y “sus mentiras tenían el respaldo de todos”.

Hace diez años, Rúa le advirtió a su ex jefe: “Esto es el Titanic. Se va a hundir”. Y me aclara: “Vos podés tomar champagne, meterte en la piscina, bailar, disfrutar porque es de lujo el Titanic. Pero hay que bajarse porque se va a hundir”.

Lijo a la causa por encubrimiento

 

La causa por encubrimiento se había iniciado el 15 de febrero de 2000 a partir de las declaraciones públicas del ex prosecretario de Galeano, Claudio Lifschitz.

El juez a cargo era Claudio Bonadío quien fue apartado de la causa en 2005 acusado por no investigar. Bonadío no había avanzado nada en cinco años y la causa pasó al juzgado de Ariel Lijo.

En aquel entonces, Rúa comentó por escrito a su ex jefe que en su opinión Lijo no podía ser el juez de la causa por irregularidades porque “un tramo central del encubrimiento se vincula con el rol de Riva Aramayo. Lijo estuvo presente como asistente de Riva Aramayo. Yo preferiría a Lijo como testigo -no porque sea un encubridor o un juez irregular- pero es más valioso como testigo que como juez”, asegura Rúa.

Tapa de La Prensa, 1995. Foto: Google Images

p>Consolidado Lijo como juez de la causa por encubrimiento, Canicoba Corral como juez de la causa AMIA con Nisman y Stiuso como investigadores, Rúa decidió: “¡Chau, señores, me voy!”.

Corría el mes de diciembre de 2005.

 

Sin perder las esperanzas

 

“Lo que veo es que Galeano tiene ganas de hablar”, comenta Alejandro Rúa cuando le pregunto sobre la aparición del ex juez en los medios. Y agrega: “Otra vez está sentado Telleldín ahí. Y Telleldín es una persona que ya ha hablado”.

Continúa: “Soy optimista. Un expediente es un lugar clausurado… es papel. Pero, en un juicio oral, están las personas, los hechos vivos delante de todos. Eso no tiene tanto control. Sobre todo cuando la verdad explota como en el primer juicio”.

Ahora, cada una de sus palabras tiene un peso extraordinario: “Tengo la esperanza de que se puede saber más sobre lo que pasó. Pero no sé si eso va a suceder. Es muy difícil que pase. Muy difícil”.

Detalle de Estación Pasteur-AMIA. Foto: Pucheronews

p>Entonces, ¿qué se puede esperar de este juicio que recién empieza?

 

Rúa contesta alentador: “Se puede esperar que condenen a los responsables del encubrimiento que hubo durante el gobierno menemista. Pero, en el desarrollo del juicio, estos hechos individuales deben ser explicados en el mayor de los contextos”.

Alejandro Rúa concluye con un imagen: “Hay que transitar el camino que es estrecho y limitado. Una vez adentro, hay que prestar atención a lo que se ve desde allí. Cuando vayamos avanzando sabremos si hay espacio para ver más luz. Pero tengo claro que ya hay algo de luz”.

 

El miércoles 19 de agosto Pucheronews publicará el episodio 2 en el que continuamos conversando con el Dr. Rúa sobre otros aspectos de la causa AMIA.

 

Ilustración de nota: Fulana Who

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