“Copos de nieve en mis venas”

14.10.2015

“Esto es lo peor que me ha pasado en la vida pero no puede durar para siempre”, fue el mantra de Sue Lloyd-Roberts en los últimos meses. La reconocida periodista británica falleció el martes 13 de octubre de 2015 a causa de una leucemia diagnosticada en enero de este año. Lloyd-Roberts fue corresponsal de guerra para la cadena British Broadcasting Corporation -más conocida como BBC de Londres. Experta en Derechos Humanos y cuestiones de género, la escritora ha sido premiada por su trayectoria periodística en varias ocasiones -incluso con un Premio Emmy 2011 por su cobertura en Corea del Norte. Desde su diagnóstico, esta mujer de 63 años luchó infatigablemente contra el cáncer. Durante siete meses, plasmó sus experiencias en un blog, un diario-en-video y un libro inconcluso sobre cómo se trata a las mujeres en el mundo. War on women se titularía, según le dijo Sue en un mail a Gert, mi compañero de Fixer-Argentina, el pasado julio. El libro incluye una capítulo sobre las Abuelas de Plaza de Mayo y, como la historia, será to be continued

 

Afortunados

 

Gert y yo tuvimos la suerte de trabajar con Sue Lloyd-Roberts en 2013. Una mujer imponente, directa y gran conocedora de su oficio. A comienzos de aquel año, la corresponsal de Derechos Humanos de la BBC vino a la Argentina para realizar dos coberturas: una nota sobre las Islas Malvinas y un documental sobre los nietos recuperados. Ambos trabajos tenían el foco puesto en las nuevas generaciones y marcaron tendencia televisiva por su contenido y estética.

Sue Lloyd-Roberts en Bs As. Foto: Fixer-Argentina

p>Aquellos primeros días de marzo, hicimos entrevistas, recorrimos barrios, armamos picnic-debate con adolescentes e incluso fuimos a un concierto de música. De a ratos, comentábamos que Sue parecía distante; luego nos enteramos que era sorda de un oído. El malentendido provocó risas entre el equipo. Hacía años que trabajaba con el mismo camarógrafo, Tony. Lloyd-Roberts era de esas periodistas que incomodan al preguntar con una sutil agudeza. Podía ser considerada como una excéntrica a primera vista. Pero si uno la conocía un poco más, la perspectiva cambiaba: sensible, conectada y con un sentido del humor único que, junto a su pragmatismo, eran sus armas secretas.

Recuerdo una conversación en la que nos contó de sus varios matrimonios. Cada vez que se casaba, obtenía un pasaporte nuevo con el apellido de su flamante esposo. Una anécdota graciosa que escondía un gran compromiso. Gracias a esos documentos, Sue lograba ingresar a países en conflicto donde la prensa no era bienvenida. Son innumerables las veces que esta valiente reportera trabajó sola y encubierta para contar los horrores que mujeres, niños y hombres sufren en zonas de guerra. Le preocupaban muchísimo sus contactos locales, era reservada y nunca perdía de vista que se trataba de vidas humanas.

Trabajar con ella no fue particularmente fácil pero sí un intenso aprendizaje. Hacia finales de aquel verano, Sue y Gert se habían convertido en amigos.

En la segunda mitad del 2013, la periodista británica volvió a América del Sur. Eran las elecciones presidenciales en Chile. Por primera vez en la historia, las principales oponentes eran dos mujeres que habían sido amigas en la infancia, ambas hijas de militares: uno todavía vivo y asociado a la derecha; el otro asesinado durante la dictadura de Pinochet y cuya muerte había dejado cierto legado de izquierda. Una historia hecha a la medida de la especialista en cuestiones de género y lesa humanidad.

Lloyd-Roberts filmando en la Moneda de Santiago de Chile. Foto Gert De Saedeleer, Fixer-Argentina

p>Sue, Tony y Gert viajaron a Santiago para cubrir la historia. Y tras varios días de trabajo, terminaron bailando cueca en una noche de primavera! Ella era espontánea y desprejuiciada.

En noviembre de ese año, Gert y yo visitamos Londres donde volvimos a encontrarnos. Sue nos trató con cariño y reconocimiento. Desde la cabina de Newsnight -principal programa de noticas-, vimos como se transmitía la nota que habían hecho en Chile. Luego, comimos griego y brindamos por el éxito del paquete televisivo. Otra noche fuimos al bar preferido de Tony, donde escuchamos música, conversamos y bebimos alegres.

Lloyd-Roberts pasó gran parte del 2014 en Medio Oriente, pero la idea de regresar a esta parte del mundo era concreta y en diciembre comenzaron los preparativos. La idea era seguir el jucio por el Plan Cóndor para armar un documental que incluiría las sentencias finales del mismo y varios testimonios. Apenas terminado el receso de fin de año, nos pondríamos a trabajar. Luego, sobrevino un largo silencio. Creímos que estaría de viaje laboral pero algo irremediable había acontecido.

En febrero de 2015, Sue nos escribió: Perdón por mi ausencia. Para ser sincera, no estoy bien. Tuve un colapso y todo fue corridas al hospital donde descubrieron que el recuento de mis glóbulos blancos es peligrosamente bajo. Estoy en ‘arresto domiciliario’. Confiaba resolver su situación en unas semanas y estar de vuelta en el trabajo para las Pascuas. Unos días después, un breve mensaje nos dejó claro que no sería así: Estoy en modo de lucha.

 

El último tiempo

 

“Mi verdadera historia de vida, exceptuando a mi familia, es el libro que escribo día a día”, declaró la periodista en un artículo publicado por The Sunday Times el 21 de junio pasado. El texto se publicó un día antes de la convocatoria abierta realizada por la BBC para encontrar un donante de células madres compatible. La paciente tenía ya a su dador, pero uno de los últimos estudios fracasó y, de repente, la gran oportunidad se esfumó. “Fue un golpe devastador. Estaba física y psíquicamente lista para la operación”, escribió. “No me dejaré vencer”.

El testimonio de esta periodista sobre su enfermedad es de un valor comparable a la carta-despedida del neurólogo y escritor británico Oliver Sacks, publicada por el New York Times en febrero pasado. Los paralelismos entre estas dos figuras son varios. Ambos nacidos en el Reino Unido y nombrados en el SXXI Comendadores de la Orden del Imperio Británico, fueron diagnosticados con cáncer a comienzos de este año.

Sue Lloyd-Roberts en el hospital. Foto de su blog.

p>Quizás ambos supieron de inmediato que llegaba el desenlace y comenzaron a relatar esta experiencia.

Sue anunció “Pensé en escribir un blog sobre cáncer” y envió un link. El intercambio de mails personales entre Gert y ella siguió fructuoso a lo largo del año.

En julio se preparó para internarse nuevamente. En un video de su diario se la ve jovial, descalza, con las uñas de los pies pintadas de rojo. Está sentada en la puerta de su casa rodeada de bolsos con películas y fotos y libros que convertirían un cuarto impersonal de hospital en su hogar. Corte a negro. En otra escena, mientras acomoda sus pertenencias en la habitación, descubre dos piedras regaladas por un primo: “Una cura el cáncer y la otra es para evitar el miedo. Así que me quedo parada acá, sosteniéndolas y espero que lo mejor suceda”, comenta irónica en el video. 

Finalmente se realizó el trasplante de células madres con un segundo donante. Algunos refieren a este tipo de operación como el día del renacer. “Es un sentimiento extraño, pues ahora tengo a otra persona dentro mío. Mi grupo sanguíneo y mi ADN cambiaron. En efecto, soy una persona nueva”, escribió la periodista el 2 de agosto. “Sigo acá, perseverando.”

Hacia el final, su condición física le impedía escribir y leer. Pero no se detuvo: dictaba sus textos y se hacía leer en voz alta por sus seres queridos. La última entrada de su blog fue el 21 de agosto donde se disculpaba por el largo silencio. La debilidad la había mantenido insomne, con náuseas y todo tipo de dolores. “Sin fuerzas siquiera para sostener un libro”. Desde otro ángulo, disfrutaba ser infantilizada y mimada. Por supuesto, la aliviaba saber que sus facultades cognitivas no la habían abandonado.

Sus textos tienen ese coctel imbatible de energía y positivismo que la mantuvo digna hasta en las circunstancias más terribles de su enfermedad. Títulos como ‘Siempre mira el lado luminoso de la vida’, ‘Aislamiento espléndido’ o ‘Un cambio abrupto’ dan comienzo a sus posts en los que habla sobre los desafíos de usar peluca o turbante, los horrores de la quimioterapia, las relaciones amorosas con su familia, la soledad, y lo bien que le hacía que le escribieran sus lectores, amigos y colegas.

Cada vez que la leí, lloré de emoción y aprendí algo nuevo sobre las cosas que importan en la vida. Sin duda, el legado de Sue seguirá inspirando nuevas generaciones.

 

Notas: 

Sue nos autorizó a traducir sus textos y publicarlos, junto a las fotos del blog, algunos meses atrás.

Las citas de la periodista fueron traducidas al español por María Elisa Cordiviola, al igual que la versión completa del artículo en The Sunday Times

Comenzamos El Diario del Juicio al Cóndor  en Pucheronews inspirados en el proyecto documental que teníamos con Lloyd-Roerts.

 

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