25.11.2015
En Pucheronews seguimos con atención los ataques sufridos en Europa en las últimas semanas y sus consecuencias geopolíticas (por no decir bélicas) a nivel mundial. Para entender estos conflictos no se puede dejar de observar la situación migratoria y los movimientos de refugiados, así como los vaivenes económicos del «Viejo Continente».
Bélgica es un país del que poco se sabe en estas latitudes. Sin embargo, su nombre ha resonado en las noticias en conexión con los atentados terroristas en París. En pleno centro de este pequeño y tranquilo país noreuropeo hay una mancha oscura llamada Molenbeek: el municipio árabe de la región de Bruselas-Capital.
Para tener algo de información sobre este lugar hemos seleccionado algunas notas de medios extranjeros. El artículo a continuación es una traducción del original en francés, Encore une fois la piste Belge de Molenbeek del periodista canadiense Vincent Larouche, publicado en La Presse el lunes 16 de noviembre de 2015 luego del atentado terrorista en París el viernes 13.
***
(Bruselas) Año tras año, masacre tras masacre, las pistas no paran de señalar al municipio de Molenbeek ubicado en el corazón de la región de Bruselas. Desde el viernes 13 de noviembre, este municipio está en la mira como la base de retaguardia del grupo de yihadistas que atacó a París.
«Podemos considerar que había una red en Molenbeek vinculada con los atentados de París», confirma la alcaldesa perteneciente al partido de derecha Mouvement Réformateur (Movimiento Reformador). Ella precedió en el cargo al socialista Philippe Moureaux en 2012.
Hablar de extremistas en Molenbeek parece un hábito. Schepmans ha recordado los vínculos de otros oriundos de su municipio con el ataque al mercado Hyper-Cacher de París en enero, al Thalys en agosto, con las células extremistas desmanteladas por la policía y con los que se fueron uniendo al Estado islámico.
img src=»https://pucheronews.com/wp-content/uploads/2015/11/12277177_10207992542313241_81782773_n.jpg» width=»596″ height=»591″ class=»so-widget-image» style=»max-width:100%; height:auto; width:100%; display:block»>
p>Bruselas. Foto: @SFR en Instagram /p>
p>El domingo 15, la alcaldesa se encontraba sola con un asistente en sus oficina ubicada en el centro del antiguo ayuntamiento. Les daba la bienvenida a los periodistas, una oleada tras otra, sin intentar escapar. De repente, las lágrimas rondaron por sus mejillas y su voz se ahogó. Pidió un tiempo para recuperarse. Ella no había dormido casi.
«Disculpe, no he parado desde ayer por la noche y no he comido bien,» declaró.
Luego hizo un resumen de la situación: siete detenciones, tres allanamientos, la confiscación de un coche en Molenbeek con respecto a los ataques en París y la confirmación de que dos de los terroristas suicidas del «Bataclan» se habían quedado en su municipio.
«Barrios difíciles»
Afuera, las calles están limpias, tranquilas y llenas de vida a la vez. Pero los desafíos son evidentes. El declive de las industrias después de la década del ’70 se acopló con una afluencia masiva de inmigrantes que no han disfrutado de las mismas perspectivas de empleo que las de las inmigraciones anteriores. En algunos distritos de Molenbeek, la población de origen magrebí es del 80% y la integración sigue siendo un desafío. Además, la tasa de desempleo alcanzó el 50% entre los jóvenes.
«Estas son áreas difíciles donde hay una gran concentración de precariedad, muchos jóvenes y una comunidad de origen marroquí que llegó a ser la mayoría. Pero no hubo una política de integración suficientemente fuerte para explicar que en este país, hay derechos y obligaciones”, dice Schepmans.
Molenbeek. Foto: @suyiren en Instagram
p>Su conclusión es aguda. «Ni las autoridades políticas ni las sociales ni las culturales tomaron en serio la situación», dijo. (N. de T. se refiere al fenómeno denominado “Islamización”).
Afirmó que vio a algunos ciudadanos «acostumbrarse al desempleo», encerrarse en un «aislacionismo identitario y religioso» y en el «radicalismo».
La alcadesa cree que «los que radicalizan» aporvechan de estas situaciones. «Y no se trata de asociaciones, son individuos. Hay expedientes [realizados sobre ellos] «, declaró.
“Los mártires son estrellas”
Jean-Paul Gaillard vio a los policías, ametralladoras a mano, desembarcar en la Calle du Bois-Thorne el sábado 14 durante la operación post-atentados. No le sorprendió. «Hemos sospechado que esto iba a pasar porque escuchamos cómo hablan algunos y para ellos los mártires son ¡estrellas!», gruñó el sexagenario.
«El sábado cuando llegaron los policías, algunos jóvenes rebeldes fueron a provocarlos… Gritaban cosas», se lamentó.
Su amigo y vecino Marc Coqu, un técnico de neveras, señaló una pasarela sobre las vías de subte en frente de unas enormes torres de vivienda pública. «Después de las nueve de la noche, nadie pasa por ahí, es demasiado inseguro, alguien puede saltar sobre ti», dijo.
Manifestación por al integración. Foto: @nosop3 en Instagram
p>Algunos, sin embargo, lamentan que la tendencia sea estigmatizar a toda la población de la zona debido a “unas pocas manzanas podridas”.
En frente de la estación de subte Osseghem, a un paso de donde el coche sospechoso fue incautado por la policía el sábado, el equipo de fútbol de «FC Molenbeek Girls» celebraba su victoria de 4-1 contra Berchem.
Las adolescentes «todas musulmanas» comentaron que los prejuicios contra su comunidad van en aumento. «Nosotras somos musulmanas y estamos contra el terrorismo. El Islam es una religión de paz, hay que decirlo, Señor! ¡Existe tambien el amalgama! Una niña fue agredida sólo porque lleva un pañuelo en la cabeza» jadeaba Sarah, la líder del equipo, bajo la aprobación de sus compañeras. (N. de T.: por amalgama se refiere al prejuicio y la asimilación entre velo-religión y fundamentalistas-terroristas).
Un hombre originario del Magreb, encontrado cerca de la estación de policía con sus hijos, dijo que el ambiente es «bueno», aunque da «miedo» escuchar a los yihadistas pululando por ahí. Espera que la policía no se concentre sólo en los ejecutantes del atentado. «Detrás de estas personas que se van, hay otras que se quedan acá y reclutan», opinó. El hombre no quiso revelar su identidad. «Sin nombre, sin foto… Tengo familia.»
Entre dos fuegos
Esta actitud es comprensible según el activista político de ascendencia alauita Bahar Kimyongür, que vivió en Molenbeek y todavía va a visitar a sus padres todas las semanas.
«Hay un centro, una nebulosa euro-yihadista que gira alrededor de esta área. Los musulmanes de Molenbeek que no quieren ser asociados con los terroristas, con los asesinos, se encuentran en medio del fuego cruzado. Ellos no se atreven a hablar para evitar ser condenados al ostracismo por uno u otro de los bandos», dijo.
Kimyongür habló también de una «islamofobia arrastrándose» entre algunos belgas, explotada por radicales islamistas «astutos» que quieren que el municipio de Molenbeek se repliegue sobre sí mismo. Facciones religiosas puritanas ejercen presión sobre aquellos que quieren una mayor apertura según comentó. «Se trata de un gueto. Esto no es bueno para la convivencia «, dijo.
El resultado: un terreno difícil para la lucha contra el terrorismo.
Traducción del francés por Charles Vanetzian
Leé también El barrio terorrista de Bélgica