Iosi, el espía arrepentido

28.01.2016

La causa AMIA es un palimpsesto de evidencias borradas y otras fabricadas para construir una historia oficial que oculta la verdad de los hechos. Es difícil leer información al respecto que no responda a intereses políticos y negocios turbios tanto nacionales como internacionales.

El nuevo libro de los periodistas investigativos Miriam Lewin y Horacio Lutzky “Iosi, el espía arrepentido” ofrece una lectura vertiginosa de un testimonio que pueda traer luz en el juicio por encubrimiento de la AMIA. El juicio empezó el 6 de agosto de 2015 en los Tribunales de Comodoro Py.

En una sofocante tarde de verano, Horacio Lutzky -autor también de Brindando sobre los Escombros– recibió en su oficina a Pucheronews.

 

***

 

José Pérez, o Iosi como se hizo llamar en la comunidad judía, era un “pibe de Flores”. Como agente de inteligencia de la Policía Federal se infiltró en la colectividad durante 13 años (1985-1998). En ese tiempo, se enamoró profundamente de una chica judía con quien se casó. Iosi llegó a ser kabat. Es decir, encargado de seguridad de la colectividad, tarea que desempeñó en la AMIA misma. Convencido de que su trabajo de inteligencia en la Embajada de Israel y especialmente la AMIA había contribuido -sin saberlo- a los dos bombazos, entró en una profunda crisis de remordimientos.

Desesperadamente buscó confesar lo que sabía. Contactó a Horacio Lutzky primero y luego a Miriam Lewin. “Ellos intentaron durante largos años, por todos los medios, conseguir adhesiones para que yo pudiera declarar en el exterior, a salvo, lejos de todo. La farsa armada en la justicia argentina y la inacción absoluta para llegar a la verdad me convencían de que no era en los tribunales locales donde tenía que hablar”, comenta Iosi en las primeras páginas del libro que lleva su nombre.

En 2006, Lewin y Lutzky pidieron ayuda a su colega Gabriel Levinas para filmar el testimonio de Iosi por seguridad. El periodista se aprovechó de la situación y en 2014 filtró información con fines comerciales poniendo en peligro la vida de Iosi. Luego de una secuencia digna de un thriller de espionaje, Lutzky consiguió que Nisman pusiera a Iosi en el Programa Nacional de Protección de Testigos el 4 de julio de aquel año -dos décadas después del atentado a la AMIA.

Al principio del libro Iosi dice que decidió dejar este registro escrito para quienes sepan cómo usarlo bien cuando llegue el momento.

¿Por qué llegó el momento ahora?

 

Quizás llegó el momento de hacer los últimos intentos de que se sepa la historia real, la historia oculta. Eso no significa que hayan cambiado las condiciones políticas y judiciales para mejor.

Después de la divulgación (por parte de Gabriel Levinas) no autorizada sobre la identidad de Iosi -que le arruinó la vida y no sirvió hasta ahora para avanzar con la investigación-, tomamos con Miriam la decisión de contar la historia completa y limpiar la imagen de una persona que, en definitiva, lo que ha querido es reparar hechos del pasado y contribuir al descubrimiento de la verdad. Desde ese punto de vista consideramos que llegó el momento.

 

¿El momento está relacionado también con el juicio por encubrimiento y el nuevo contexto político?

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        <p>Tapa del libro sobre Iosi. Foto: Pucheronews</p>

    <p>El cambio de gobierno lamentablemente no augura nada bueno. Varios de los integrantes del elenco gubernamental tienen una historia de solidaridad con los acusados por encubrimiento. Por eso tenemos motivos graves para pensar que no tienen interés en que se profundice.

 

El hoy Secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj fue durante casi siete años la mano derecha del ex presidente de la DAIA, Rubén Beraja, procesado por encubrimiento. Y tuvo una actuación muy destacada para propiciar el nombramiento de otro acusado, el comisario Fino Palacios, como jefe de la policía del entonces intendente Macri.

 

Lutzky continúa: Mal pueden tener interés en profundizar la acusación contra estos dos procesados por encubrimiento. Iosi tuvo como jefe no sólo a Palacios sino también a Castañeda -otro ex comisario acusado en el juicio. La DAIA, en su momento, condecoró a estos jefes de la Policía Federal que mandaron a Iosi para espiar a los judíos. Entonces tendrían que reconocer como mínimo su propia torpeza, hacer un ejercicio de autocrítica y, de máxima, explicar qué otros compromisos tienen con los acusados por encubrimiento.

 

Iosi pareciera ser la prueba en persona de la participación de la Policía Federal en el atentado…

Sí, como mínimo encubriendo.

 

¿Sería importante para el juicio por encubrimiento que sea testigo?

Faltan todavía incorporar a varios personajes que por cuestiones procesales quedaron afuera. Por ejemplo, el ex ministro de interior Carlos Corach y el policía Luis Vicat. Esperar la resolución de esos casos hubiera retrasado el inicio de este tramo, así que por supuesto que Iosi debería estar como testigo en futuras partes del juicio por encubrimiento.

 

Iosi se acercó a usted en el 2000 cuando el juicio del atentado a la AMIA ante el Tribunal Oral Federal 3 (TOF3) todavía ni había empezado. ¿Fue difícil vivir con este secreto?

Sí, me causó un sacudón emocional muy grande. Siempre tuve un compromiso muy importante con la causa AMIA y con algunos familiares. Al mismo tiempo, fui testigo del penoso papel que ocupaban los supuestos representantes de las víctimas, es decir las autoridades de la dirigencia comunitaria. En esa época tener conciencia de que no había con quién compartir este secreto era una carga psicológica muy importante. Era sentir una responsabilidad que no elegí pero que me vino, que no podía rehuir por la importancia histórico-política y, eventualmente, periodística que tenía. Es más, en aquel momento la gran mayoría de la opinión pública seguía cerrando los oídos y los ojos a todo lo que no fuera la historia oficial del atentado. Cuando empecé a concurrir al juicio, me mordía los labios viendo a muchos de los familiares reunidos con los abogados de la DAIA y AMIA, repitiendo el discurso de ellos a los periodistas. Era de una violencia moral muy grande, aún antes de saber lo de Iosi.

Homenaje de dirigentes de la DAIA a los jefes de Iosi en la Policía Federal, 2001. Primero de la izquierda «Fino» Palacios. Foto: Pucheronews (detalle de la tapa de «Brindando sobre los escombros)

    <p><strong>¿Con la información de Iosi se podría haber ahorrado energía y tiempo en el juicio?</strong>

Se podría haber ahorrado energía mucho antes. El pago del soborno a Telleldín se sabía muchos años antes del comienzo del juicio. Eso sólo ya era suficiente para destituir al juez Galeano y para que cayera el juicio. El Estado tiene la responsabilidad primordial de impartir justicia. Pero si encima los representantes de las víctimas acompañan la desviación de la investigación, estamos en problemas. Los abogados y dirigentes comunitarios sabían de las irregularidades y de hecho participaron en varias maniobras. No querían que se cayera la causa aunque fuera armada artificialmente, según dijeron tres años después los propios jueces del TOF 3.

 

Iosi hizo para la Federal un trabajo de inteligencia muy preciso sobre la AMIA y también comenta que se vendía información. Hay una línea delgada entre responsabilidad por omisión y participación activa: ¿Se puede decir que el Estado Argentino activamente participó del atentado?

Creo que no puede descartarse. Lo que falta es profundizar en ese sentido. Como decís, el límite es muy fino. Hay muchos indicios de que hombres del Estado pueden haber estado comprometidos con la perpetración del atentado. La pregunta es: ¿qué queremos decir cuando preguntamos si el Estado está comprometido? Por ejemplo el caso de Menem y el contrabando de armas. ¿Quién hizo el contrabando ilegal de armas a Croacia y Bosnia? ¿El Estado Argentino, o el funcionario presidente Menem que realizó un acto ilícito? Se juzgó que fue el señor Menem que estaba a cargo de la presidencia que cometió un delito y se lo condenó por eso. Es una cuestión de interpretación. Fue el Estado o un poderoso del Estado? Con el atentado es lo mismo. Hay razones para pensar que pudo haber algún grado de participación secundaria -apoyo o complicidad- de algunos personajes insertos en la estructura del Estado Argentino.

 

¿Alguna persona importante del poder ejecutivo?

Son las grandes dudas que tenemos. Hay demasiadas señales de que eso es lo que están ocultando. Si de hecho tenían infiltrada la cédula iraní desde meses antes del atentado, tenían a un chofer de la SIDE como infiltrado pegado a Rabbani (ex agregado cultural de la Embajada de Irán), tenían los teléfonos pinchados. Si la hipótesis oficial dice que esa gente participó del atentado, ¿Cómo es que no lo evitaron? ¿Qué intereses contradictorios había? Mi interpretación es que había en ese momento negocios inconfesables en curso y que eran socios con quienes terminaron siendo los perpetradores del atentado y que no se frenó el ataque. Había negocios descomunales relacionados con el tráfico de armas entre gobernantes, funcionarios, traficantes de armas, personas de la SIDE, carapintadas.

El traficó de armas a Bosnia

Los intermediarios eran fundamentalmente sirios e iraníes, que eran quienes, por un lado, revisaban esos cargamentos y por otra parte, eran los sospechosos número uno de haber participado en el atentado. Era gente vinculada con el terrorismo, narcotráfico y con el poder de Siria e Irán. Al-Kassar el número uno entre ellos. Entonces tirar del piolín en ese sentido era traer no sólo a Al-Kassar sino a todos sus socios argentinos. Más la complicidad o consentimiento de estadounidenses e israelíes también… Porque este gran operativo fue hecho por un conjunto de poderes. 

Al-Kassar. Foto: Google Images

    <p>Y reconocer que estaban embarcados en ese operativo con quienes hicieron la masacre de la AMIA es gravísimo, además de que ese operativo debía seguir adelante…y siguió adelante. Por lo tanto, esa pista no se podía investigar.

 

¿Se podría haber evitado el atentado?

Evitar el atentado implicaba desmontar todo. Con el cinismo que caracteriza las relaciones internacionales… La guerra en Bosnia se llevaba miles de muertos; en la balanza los muertos de la AMIA representaban mucho menos. Acá se jugaba también otra cuestión. En esos días había negociaciones muy avanzadas por la devolución de las Altos del Golán con Siria e Israel y Estados Unidos como mediador. No se podía acusar a ningún personaje central del poder sirio. Coincidían una cantidad de factores por las cuales había que comerse el bombazo y tapar todo. Saben quiénes fueron pero en ese momento no se podía poner de manifiesto.

 

O sea, sabían de antemano…

Evidentemente sabían que había intenciones. Hasta donde sabían con detalle son las cosas que han hecho desaparecer. Podemos tener nuestras interpretaciones pero han eliminado cantidad de grabaciones y archivos. Iosi declaró en algún momento que un agente con el que se cruzó dijo que les había llegado la orden de quemar todo. Por este motivo el ex comisario Castañeda fue condenado en 2005. Pero no se le ocurrió porque sí a ese funcionario policial quemar todo…

 

Recién mencionó a Moshen Rabbani. ¿Hay pruebas concretas para inculparlo?

El problema que tenemos siempre con la causa AMIA es que toda la materialidad de los hechos fue eliminada. Lo que quedó en el expediente son informes de inteligencia que no tienen valor judicial. Evidencias concretas no hay ninguna para incriminar a nadie. Lo que puedo decir del grupo de Rabbani, porque lo publiqué mucho antes de los atentados, es que lejos de ser un predicador religioso era un agitador extremista. Convocaba gente extremista para luchar contra el sionismo y contra Israel, buscaba generar contactos con los sectores más extremistas de la sociedad. En su momento estuvo íntimamente vinculado con la campaña presidencial de Menem, entonces había compromisos. La mano derecha de Rabbani colaboraba con la revista Jotapé de Rodolfo Galimberti (ex dirigente Montonero), también ligado con sectores extremistas. Ahí tenés un grupo muy pesado de iraníes, carapintadas, ex montoneros, menemistas que manejaban desde la campaña sumas muy grandes de dinero para ayudarlo a llegar al poder a cambio de compromisos. Esos compromisos después se pagan. ¿Qué pasó? ¿Por qué hubo que destruir todas esas pruebas? En la campaña electoral y durante el tráfico de armas Menem fue socio de los terroristas. Y lo fue con el visto bueno de algunas potencias que en ese momento tenían otros enemigos. Para Israel el enemigo principal hasta los noventas era Irak, no Irán. Israel colaboró con Irán en la guerra Irán-Irak, le voló el reactor nuclear a Irak. Había sociedades secretas. Después todo explotó en Buenos Aires y había que taparlo.

Estación de la Memoria Pasteur-Amia, Línea B. Foto: Pucheronews

    <p><strong>En un momento Iosi habla de un hueco en la medianera entre la AMIA y el contra frente: dice que estaba perforado desde antes del atentado. ¿Qué insinúa?</strong>

El está absolutamente convencido de que el boquete por el cual entraron él y otros muchachos para ayudar a rescatar estaba hecho antes del atentado. Con Miriam, le expusimos la otra posibilidad: que ese boquete se hubiera hecho para sacar víctimas. Pero él insiste categóricamente, dice que no, que ese boquete no se pudo haber hecho en el momento por como él lo vio y demás. Es su convicción. Él apunta a que hubo explosiones internas, está convencido de que con toda la información que obtuvieron los terroristas, se pusieron cargas internas. Es su convicción. Yo no puedo decir más que esto.

 

¿Y el helicóptero sobrevolando la AMIA la noche anterior al atentado como menciona Iosi?

Lo del helicóptero es algo que yo pude comprobar yendo a las audiencias y escuchando a más de una docena de testigos. También conocí a testigos que nunca declararon hasta el día de hoy. La madrugada anterior al atentado un helicóptero prácticamente se posó sobre los techos de la AMIA y con un reflector iluminaba el fondo y los techos. Esa escena tan extraña, inexplicable, fue presenciada por mucha gente, no hay dudas de que existió. El tribunal oral no tuvo más que darlo por verídico. Durante años a nadie le interesó profundizar en esto tan grave. No sé qué estaba haciendo el helicóptero sinceramente, pero muestra que hay otra historia fuera de la historia oficial.

 

En el libro está el testimonio de Miednik, la ascensorista de la AMIA que vio un hombre descargando de una camioneta bolsas supuestamente con el explosivo usado para volar la AMIA, que fueron apiladas en la entrada. ¿Hay otro testigo que lo confirme?

La ascensorista fue la testigo del momento preciso. Miednik me impactó por varios motivos. La conocía como ascensorista de la época que iba a la AMIA. Una mujer muy sencilla y incapaz de mentir o de ser preparada. Declaró varias veces. La primera vez-con bastante detalle- fue al día siguiente de haber salido de los escombros. Después la volví a cruzar alguna vez. Quedé impactado por las cosas que me decía. No sé hasta donde esta mujer tenía conciencia de la importancia de este hecho pero, en sus propias palabras: “Los abogados de la DAIA me dijeron que eso mejor ni lo mencione”. Eso me llamó mucho la atención.

Explosión en la AMIA, 1994. Foto: Google Images

    <p>Muchos años después fue a declarar ante el TOF 3 y aunque estuvo mucho tiempo parada frente a decenas de abogados, fiscales, jueces y un observador internacional con preguntas y repreguntas, ella fue absolutamente sólida y abundó en detalles risueños(…). La historia oficial lo toma como que era parte del tráfico habitual de materiales, parte de lo que enviaba el corralón. Lo mismo pasó con el volquete de <a href="https://www2.jus.gov.ar/amia/sentencia/TI%20CV%20A24.pdf" target="_blank">(Nassib) Haddad</a>: como venía enviándolos hacía tiempo, la historia oficial es que era parte del funcionamiento normal y que no hay que darle más entidad a este hecho.

 

Iosi al principio del libro dice: “En el 2006 grabé un video que está en el poder de Nisman”. ¿El video del que habla es una copia del que ustedes hicieron?

Sí, es una copia. El video del año 2006 al que se refiere Iosi se hizo por seguridad. Muchas veces habíamos hablado de realizar este video a partir de que hubo terceras personas que se empezaron a enterar de la asistencia de Iosi. Había una doble intención. Por un lado, por si le pasaba algo a Iosi. Por el otro, si nos espiaban para que se supiera que ya se había hecho un video y que estaba en manos de otras personas, incluso en el exterior. Eso para bajarle un poco el precio al testigo, porque parte de lo que tenía para decir ya estaba en un video bien resguardado. Esta era la idea que teníamos con Miriam cuando pedimos una mínima colaboración a Levinas para realizar un par de gestiones. Pero él, con una excusa, aprovechó y lo filmó a solas. Me generó desconfianza la forma subrepticia en que lo hizo.

 

Usted hizo entender que Iosi tiene más cosas por decir. Si es así, ¿está haciendo anotaciones de eso?

Lo que está haciendo es preocuparse por su seguridad, porque ha quedado mucho más desprotegido que antes con el cambio de gobierno y de contexto político. Obviamente cuando yo lo llevé a declarar ante la fiscalía de Nisman en 2014, después de horas y horas de deambular frenéticamente por la ciudad y de que su vida cambie de un momento a otro sin poder ni siquiera tomar las prevenciones necesarias, su estado anímico y físico era bastante deficiente. De modo que la única declaración, que es la que prestó en esa oportunidad, ha sido bastante módica. Claramente hubiera sido esperable un interés mayor, pero hasta la muerte del fiscal no se lo volvió a convocar, y nunca se profundizó en circunstancias que evidentemente merecerían haber sido desarrolladas con muchísima más atención

 

¿El Estado Argentino puede garantizar la seguridad de un testigo como Iosi?

La desaparición de Julio Jorge López en 2006 puso de manifiesto que el Estado fue incompetente para garantizar la vida de un testigo de cargo contra pesados jefes de las fuerzas de seguridad. Supuestamente, el sistema debería haber sido mejorado en los últimos años, pero tengo motivos para ser un poco escéptico respecto de que se le puede dar razonables condiciones de seguridad.

 

Iosi en las últimas páginas del libro dice: “Si yo digo todo, soy boleta. Sin vueltas”. ¿Cuán grave es la situación de seguridad de Iosi en este momento?

La verdad es que no sabemos…Iosi es una persona que toda su vida se preparó en temas de seguridad, lo cual hace presumir que sabe cuidarse por encima de cualquier programa de protección. Pero, nos sigue preocupando realmente que haya gente interesada en callarlo para siempre. Partamos de la base de que nada de lo que hizo fue porque a él se lo ocurrió; hubo decisiones políticas en las fuerzas de seguridad y no sabemos dónde más. Todo indica que ese trabajo absolutamente meticuloso e indispensable de inteligencia terminó en manos de gente vinculada a los atentados. En el expediente, él no dio todos los nombres que evidentemente sabe. Nosotros tuvimos acceso a la declaración y los nombres que ahí se mencionan son muy pocos, no son los que abarcan toda la estructura que tiene que haber sido responsable de semejante operativo de inteligencia. Y eso es lo que está pendiente. Entonces, claro que nos preocupa su seguridad.

 

 

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