Sexual o de deseo… Como sea, objeto

13.02.2016

Acá Sicodélica de nuevo.

Cuarenta años, artista plástica, sin mucha experiencia en tema hombres pero, a veces, siento tenerla.

Hace poco, por recomendación de mi psicóloga, me metí en uno de esos chats que promocionan el amor de tu vida.

Es una aventura a ciegas, en la que te llevas fiascos, encuentras descarados, hombres gentiles y otros especímenes masculinos. Después de mis primeras experiencias -relatadas en Amores Chateros-, volví al ataque.

 

***

 

La experiencia de esta segunda vez fue sentirme un objeto sexual. Entonces, vino la pregunta inmediata sobre por qué nos sucede esto a las mujeres. O más bien por qué nos ponen en ese lugar. El chat también me hace reflexionar sobre otros tabúes sociales y enfrentarme a mis prejuicios.

En mi segunda ronda por los encuentros cibernéticos, conocí a Joaquín de veinte años. Para la sociedad contemporánea pareciera no ser ya un escándalo que una mujer salga con un hombre menor. Para mí, aún lo es. A pesar de eso, cuando Joaquín puso me gusta a mi perfil, acepté. Sentí curiosidad por su interés hacia mí. “Puede ser mi hijo”, decía el angelito bueno que tengo y el malo respondía: “Pero no lo es”. Hermoso joven pura pasión, así se veía en la foto.

Le fascinaban las mujeres más grandes y abiertamente dijo: “Quiero coger contigo”. Frases insinuantes, cargadas de mucho erotismo, despertaban en mí un morbo increíble. Todos los días, me levantaba pensando en él. No podía sacarlo de mi mente.

Un día el capricho de su juventud me perturbó. Quería fotos sin ropa e insinuantes. Mi parte moralista no podía aceptarlo. Mi parte erótica, moría de ganas.

Un rotundo no, hizo que se encaprichara más. Pero resistí la tentación guiada por la moral. Otro amante virtual bloqueado. “No pego una”, pensé. Pero esa noche me fui a dormir sintiéndome deseada.

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        <p>Foto: Google Images</p>

    <p>En la tercera ronda por el chat amoroso, conocí a Pablo, 40 años. Veterinario, muy buena onda para chatear, caballero. Hasta que sacó las garras…

Propuso vernos y sugirió ir al cine. Esa idea no me gustó. No sé podía hablar y un pochoclo sería lo único que nos uniría. Pero acepté. El desgraciado nunca apareció.

Mientras yo miraba el reloj con una mezcla de enojo y humillación, lo llamé. El desconsiderado comentó: “No me siento bien de salud, discúlpame”. Yo murmuré: “Patán maleducado”. Dejamos de chatear. Estaba por bloquearlo cuando, al día siguiente, llamó para invitarme a cenar.

Dudé. Finalmente cedí. Él hizo un pedido inesperado: “Ponte un vestido, por favor”. Otra vez en la trampa: pensé “Me visto como quiero” pero fui con vestido.

Bajo su mirada lujuriosa, comenzamos la cena. Rápidamente, sólo se hablaba de él. Yo trataba de cambiar de tema, pero nada. Retornaba su Narciso. Mientras tanto, miraba fijo mis piernas. Estaba incómoda, no sabía dónde esconderlas.

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        <p>Foto: Google Images</p>

    <p>De pronto, se fue al baño cual ráfaga. Regresó con una cara rara. No tenía idea de qué pasaba. La conversación giró sobre los animales y cuántos perros eran castrados. Nuevamente, se levantó para ir al baño. Regresó a la mesa. Al rato, se terminó la cita. Sentí un gran alivio.

Pero Pablo se ofreció acompañarme a la parada de taxis. No había ninguno así que debimos esperar. Él clava sus ojos llenos de deseo sobre mi cuerpo. Yo sentía ganas de huir.

Tengo que confesarte algo, dijo. “Me masturbé dos veces por vos, me excitaba mirarte en la cena”. Ahí estaban las corridas al baño. No supe si darle un carterazo o mandarlo a la mierda.

“No lo tomes a mal. Te iba proponer ir a un telo pero pensé que no te gustaría la idea. Te veo tan seria”, comentó el desubicado.

Sólo pude decirle que fuese a un sexólogo para que dejara de masturbarse sin control y en público. Además, no es halagador ni cachondea que a una la usen para masturbarse. Llegó el taxi y sentí como si me estuviera salvando la vida.

Esta vez, directamente borré de mi listado a este hombre. Al día siguiente, me llamó tres veces. No respondí, pero él insistió con su mensaje: “Volví a masturbarme por vos”.

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