22.03.2016
Ochenta y ocho años pasaron desde que un presidente estadounidense pisó tierras cubanas por última vez. Fue Calvin Coolidge en 1928 quien llegó al país en un barco de guerra. El domingo pasado, el Air Force One, con Barack Obama, aterrizó en el país de la revolución en un viaje que promete ser histórico. Aunque los resultados se verán más adelante.
Cuando a fines del 2014, Barack Obama y Raúl Castro anunciaron la reapertura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, los líderes de derechos humanos cubanos no tenían mucha expectativa. Tan solo dos meses después se registraron 2.500 arrestos por motivos políticos y a fines del 2015 el número trepó hasta 8.600, según indica la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional. El gran gesto de acercamiento entre los dos países- en el cual el Papa Francisco tuvo mucho que ver- poco ayudó para cambiar la realidad social en Cuba.
El Air Force One sobre La Habana. Foto: Google Images
Se reabrieron las embajadas en Washington y La Habana, se anunció la reanudación de vuelos comerciales entre los dos países, Estados Unidos sacó a Cuba del listado de países con amenaza terrorista, pero no hubo ningún avance democrático en el país.
Esta es, sin dudas, la controversia más fuerte. Los críticos del viaje a la isla sostienen que Obama se acerca a Castro antes de lo debido. Cuba sigue sin tener libertad de expresión o medios independientes y todo el poder es manejado por los Castro. Estados Unidos es crítico con los países que vulneran los derechos de la población, pero sin embargo se acerca a Cuba en una posición más amena. Castiga, por ejemplo, a Venezuela y al gobierno de Maduro pero la situación social en Cuba está mucho peor. La oposición republicana e incluso los mismos cubanos, consideran que la única forma para que se restauren los derechos humanos es con una gran ofensiva diplomática internacional. Si la visita de Obama genera algún cambio, recién se verá en el próximo gobierno norteamericano. Las relaciones dependerán entonces de quien sea elegido presidente. Si es un demócrata, lo más probable es que sea Hillary Clinton quien fue Secretaria de Estado de Obama y no es ajena a la intención de Estados Unidos de acercarse a Cuba. Pero si el próximo presidente es republicano, las relaciones entre los dos países podrían volver a atrás.
Pero Estados Unidos no es el único que tiene pretensiones. Raúl Castro le pidió a Obama que levante el bloqueo y libere la prisión de Guantánamo, usada por la CIA para torturar terroristas. La primera tiene que ver con el embargo económico y comercial que E.U le impone a la isla desde 1962. Obama está de acuerdo, pero no depende de él mismo. Al tratarse de una ley, será el Congreso- que hoy controlan los republicanos-quien lo determine. En cuanto a Guantánamo, Obama prometió en 2008 la devolución de territorios pero recién este año se empezó a hablar de un plan de cierre para la prisión. Cuba ya manifestó estas inquietudes el año pasado, pero por ahora llevará tiempo.
Raúl Castro y Barack Obama en Cuba. Foto: Google Images
Obama llegó a la isla en pleno proceso de cambios, aunque por ahora se desarrolla lentamente. Se reunió con Raúl Castro en La Habana, pero su atención está puesta en el pueblo cubano. Además de su familia, lo acompañan decenas de empresarios y líderes tecnológicos. Estos mantendrán contacto con emprendedores cubanos y cuentapropistas (trabajadores privados que se desenvuelven en oficios alternativos y gozan con un sueldo mucho más elevado que el del estado) que pujan por una expansión económica que los acerque al mercado mundial. Pero la economía ya está empezando a cambiar: cada vez más cubanos tienen acceso a celulares, pueden comprar propiedades, vehículos y viajar al extranjero, si es que tienen el dinero suficiente. Esto acentúa la diferencia entre los trabajadores del estado y los cuentapropistas- que cada vez son más. Para las empresas estadounidenses, la apertura del mercado cubano representa una gran oportunidad. Tendrán que ganarle de mano a los europeos.
Cuando Fidel Castro- que no se reunirá con Obama- le entregó el mando a su hermano Raúl, sabía que no dentro de mucho tiempo las cosas iban a empezar a cambiar. El próximo abril, se celebrará una convención del Partido Comunista en la cual se puede definir quien será, a partir de 2018, el próximo presidente sin apellido Castro. Desde 1959 que los hermanos gobiernan, muchos cubanos prefieren un futuro distinto.
Para que Cuba cambie su realidad, es la sociedad quien debe llevar la posta y Obama lo sabe. «El destino de Cuba no será decidido por Estados Unidos ni por ninguna otra nación. El futuro de Cuba será decidido por los cubanos» expresó. Los cambios se generan desde adentro.
Un cubano dando la bienvenida al presidente Obama. Foto: Google Images