24.03.2016
Por Francesca Lessa
Este 24 de marzo se cumplen 40 años del golpe militar que derrocó al gobierno democrático en 1976. El terrorismo de estado que se instauró a continuación fue responsable de miles de desapariciones forzadas, asesinatos políticos, la apropiación ilegal de 500 bebés nacidos de mujeres en cautiverio, tortura y miles de personas que marcharon al exilio. A 40 años de la dictadura, Argentina es país pionero en la lucha por los derechos humanos a nivel internacional.
Este 24 de marzo es diferente por la visita del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, que fue cuestionada por varias agrupaciones de DD.HH. En respuesta, Obama decidió visitar el Parque de la Memoria para honrar a las víctimas.
Este 24 de marzo es especial porque el pasado jueves, la consejera para la Seguridad Nacional de la Casa Blanca anunció que se desclasificarían documentos militares y de inteligencia sobre la dictadura argentina; el presidente Obama lo reconfirmó recientemente en un acto en el Parque de la Memoria, sin presencia de organizaciones de Derechos Humanos.
No es un día cualquiera
El 24 de marzo tiene larga historia. En 2002 se designó al 24 de marzo como Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia. En 2006, fue declarado feriado nacional. Desde el 1996, por lo menos, el aniversario se conmemora con marchas multitudinarias en Plaza de Mayo convocadas por los organismos de derechos humanos (DD.HH.).
A pesar de ser una conmemoración ya consolidada en el país, no queda duda que este aniversario será diferente al menos por tres razones.
Intervención urbana por los DD.HH: Foto: F. Lessa
En primer lugar, los aniversarios redondos poseen un elemento simbólico que los diferencia de otros, generando más convocatoria y reavivando las memorias del pasado. En segundo lugar, será la primera conmemoración bajo un nuevo gobierno después de 12 años de Kirchnerismo. Y, finalmente, la conmemoración estuvo afectada directamente por el viaje del Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hecho cuestionado por varias agrupaciones de DD.HH. Entre ellos, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel escribió una carta a Obama expresando su preocupación por su visita.
La tradicional marcha del 24 será precedida por varias actividades como marchas de antorchas, presentación de libros, proyección de películas, muestras y colocación de baldosas organizadas por varias instituciones, entre ellas, los ex centros clandestinos de detención, el Espacio Memoria y Derechos Humanos, y la Universidad de Buenos Aires.
Un país pionero
Argentina es líder en materia de derechos humanos a nivel internacional. En los últimos 30 años, este país ha hecho innumerables esfuerzos para aclarar los horrores del pasado. Al terminar la dictadura, a comienzos de la década del 80, la impunidad era la norma no solo en la Argentina sino que en el mundo entero. Sin embargo, el gobierno del Presidente Raúl Alfonsín (1983-1989) tomó dos medidas históricas. En diciembre de 1983, creó la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) para investigar los casos de desaparición forzada. La CONADEP fue la primera comisión de la verdad que completó la investigación encargada y entregó un informe final con los resultados de su labor septiembre de 1984. Se confirmaron 8.961 desaparecidos y la existencia de un plan sistemático de desapariciones forzadas, con una red de alrededor de 400 sitios clandestinos de detención y tortura. Por otro lado, Alfonsín decretó el procesamiento de las primeras tres cúpulas de la dictadura militar por graves violaciones a los derechos humanos. En 1985 se condenó, entre otros, a los ex dictadores Videla y Massera. Era la primera vez que un gobierno militar se enfrentaba a la justicia civil. El Juicio a las Juntas se convirtió en un momento fundacional de la nueva democracia, con impacto mundial ya que se trazaron paralelos con el juicio de Núremberg.
El aniversario por los 40 años del golpe nos ofrece la oportunidad de reflexionar. El terrorismo de estado impactó a todo el país y en diferentes instancias: política, económicas, social y cultural. Los rastros de ese período siguen presentes. Las violaciones de derechos humanos que se cometieron en el marco de la lucha contra el comunismo y la llamada ‘subversión’ constituyen un legado brutal. La crueldad sin precedentes de los crímenes cometidos bajo la dictadura (1976-1983) marcó una ruptura fundamental al retorno de la democracia; la impunidad que había dominado se volvió inaceptable. Se estaba gestando una nueva cultura de derechos humanos gracias al trabajo de las organizaciones como Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Las víctimas, familiares y las instituciones de DD.HH. habían incansablemente denunciado los crímenes adentro y afuera del país.
Las Madres de Plaza de Mayo en la marcha por el 39 aniversario del golpe, 2015. Foto: Francesca Lessa
Cuatros intentos de rebeliones militares a finales de los 1980 resultaron en la sanción de leyes de amnistía e indultos que, entre 1986 y 1990, cerraron la búsqueda de verdad y justicia por parte del Estado. Pero, a pesar de ese retroceso, agrupaciones como Abuelas y el CELS nunca dejaron de buscar estrategias para cuestionar la impunidad y generar herramientas para superarla.
La confesión del capitán de corbeta Adolfo Scilingo sobre los vuelos de la muerte en 1995 respaldó además lo que las agrupaciones de DD.HH. venían reclamando: los crímenes no habían sido ni errores ni excesos, sino que sistemáticos y organizados.
Incluso en años de impunidad jurídica se lograron avances importantes. Entre 1991 y 1994, se sancionaron leyes reparatorias para víctimas y familiares de presos políticos y desaparición forzada. Entre mediados y finales de los 1990, se llevaron adelante los juicios por la verdad , que permitían recopilar información sobre el destino de los desaparecidos a pesar de vigencia de las leyes de amnistía. En 1998, el Congreso derogó las amnistías y, finalmente, en 2001 se logró que un juez federal las declarara inconstitucionales en el caso de una apropiación de un bebé litigado por el CELS. Además, en 1998, Videla y Massera habían sido procesados por el robo de bebés durante la dictadura.
Argentina estaba abriendo caminos en la búsqueda por la verdad y la justicia a pesar de que la mayoría de las puertas parecían cerradas.
Después de la grave crisis económica de 2001-2002, los reclamos de verdad y justicia encontraron un aliado inesperado en el Presidente Néstor Kirchner (2003-2007). Bajo su gobierno, se recuperaron varios de los ex-centros clandestinos como espacios de memoria, incluyendo las ex ESMA; se sancionaron reparaciones para víctimas de sustracción de identidad: los nietos apropiados; se desarrollaron políticas educativas y se reabrieron los juicios.
Desde el 2006, un total de 156 juicios ha finalizado con 669 condenados y 62 absueltos. Otras 2.354 personas se encuentran imputadas en 526 causas activas en el país.
Uno de los muchos pedidos por la justicia y memoria. Foto: F.Lessa
Los juicios se llevan a cabo en nueve provincias, incluyendo Misiones, Mendoza, Neuquén, La Rioja y Santa Fe.
En los últimos diez años, el estado volvió a asumir la responsabilidad de aclarar los crímenes de la dictadura -como prevén sus obligaciones a nivel internacional-, convirtiéndose en una política de estado.
Sin la lucha de los organismos de DD. HH. que, desde la dictadura misma, reclamaron verdad y justicia, Argentina no se hubiera convertido en “un protagonista global” de los derechos humanos y la justicia.
El futuro
El 17 de marzo -apenas unos días antes del aniversario y en el contexto de la visita de Obama a la Argentina-, el New York Times sumó su voz al pedido argentino para desclasificar los documentos relativos “a un período vergonzoso de la historia de los Estados Unidos”. El periódico enfatizó: “Es tiempo de que el gobierno haga lo posible por llevar a los culpables a la Justicia y darle a los familiares de las víctimas alguna de las respuestas que buscan”.
En respuesta a las críticas por parte de las organizaciones de Derechos Humanos sobre la visita del mandatario estadounidense, la consejera para la Seguridad Nacional de la Casa Blanca Susan Rice anunció que se desclasificarían documentos militares y de inteligencia sobre la dictadura argentina. Además, se decidió que el presidente visitara el Parque de la Memoria «para honrar la memoria de las víctimas”.
El anuncio de la desclasificación fue celebrado por el gobierno de Macri y por los organismos argentinos de DD.HH. – aunque será un proceso largo hasta que estén disponibles.
Ofrenda de Obama y Macri por las víctimas, Parque de la Memoria. Foto: Reuters
En su discurso del Parque de la Memoria, Obama reconfirmó la apertura de los archivos y habló de la voluntad de los Estados Unidos para «continuar» colaborando en la búsqueda de la verdad y la justicia. Si bien se refirió a las «polémicas» sobre la participación de su país en tiempos oscuros de la historia argentina y nombró las palabras #NuncaMás, no hubo disculpas públicas por el apoyo de Estados Unidos a las dictaduras suramericanas durante la Guerra Fría. Una oportunidad perdida.
A 40 años del golpe, es necesario asegurar la continuidad de la búsqueda de verdad y justicia. Macri se comprometió a «trabajar juntos por los derechos humanos». También el presidente argentino dijo #NuncaMás, refiriéndose a «la violencia política e institucional». Ojalá esto signifique garantizar los juicios y los recursos necesarios para brindar finalmente respuestas a las víctimas y sus familiares, como también a toda la sociedad argentina.
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