Una pareja explosiva: Allen+Di Palma

30.03.2016

Por Luis Vivori

 

Hubo un momento en el que el mundillo de Hollywood le otorgó a Brian Russell De Palma (11 de septiembre de 1940, Newark, New Jersey EEUU) el distinguido honor de ser el heredero de Alfred Hitchcock. Era a mediados de los setentas, luego del estreno de Carrie. Por entonces, De Palma ya contaba con un puñado de buenas películas, un reconocimiento en ciernes y un estilo que aún no terminaba de madurar. Pero con Carrie todo cambió. El film, un viaje al terror más profundo escondido en los seres humanos, rompió todos los moldes y se transformó en una especie de secuela simbólica de la Psicosis de Hitchcock. Terror psicológico del mejor. Pero además, el film puso a De Palma en el olimpo de los directores más taquilleros del planeta.

No es por hacerle prensa al amor, no lo necesita por cierto, pero seguro algo tuvo que ver en toda esta historia de consagración. Es que mientras el realizador diseñaba su primera gran obra, conocía a Nancy Allen (24 de junio de 1950, New York EEUU), actriz de rol secundario en Carrie y unos años después, esposa del director. Nancy conoció a Brian cuando leyó su parte en Carrie, en 1975. «Nunca esperé hacer ese trabajo y mucho menos casarme con él», declaró tiempo después la actriz. Nancy por aquellos días sólo había hecho pequeños papeles en un par de películas, aunque una de ellas era The Last Detail, un film de culto.

Nanacy Allen y Brian Di Palma. Foto: Google Images

En Carrie, De Palma conjuga todos aquellos atributos que lo pusieron en la misma senda que su maestro: suspenso, terror psicológico y crimen. Es cierto, sin el sentido del humor de Hitchcock, pero con unas dosis de violencia y sangre más acordes a la época del cine que amanecía y de la que él sería uno de sus protagonistas.

El film, basado en la novela de Stephen King, cuenta, con un tinte sobrenatural: la transformación casi diabólica de una adolescente (Sissy Spacek, nominada al Oscar por su labor). La joven recibe diversas formas de bullying por parte de sus compañeros del secundario y de su madre, una fundamentalista cristiana. Allen, lleva adelante un rol secundario pero vital en la trama: una de las dos amigas de la protagonista.

La película produce horror inmediato e intriga que lleva a no dejar de verla hasta el último suspiro. La escena final queda en el recuerdo del cine de terror de todos los tiempos, tanto como la enorme cantidad de sangre derramada. Por otro lado, el film sirvió de plataforma de lanzamiento de varios actores jóvenes como John Travolta o Amy Irving, además de las citadas Spacek y Allen.

Al mismo tiempo y antes de emprender dos nuevos proyectos, la pareja decidió visitar el altar. Se casaron el 19 de enero de 1979 – primeras nupcias para ambos. De Palma reincidiría luego dos veces más.

«Lo que más tengo en mi mente en este momento es tener algunos niños, muy pronto. Brian está de acuerdo”, contaba la actriz apenas finalizada la película que la unió con De Palma. “Eso sí, hay algo seguro, si tenemos una hija no se va a llamar Carrie”, bromeaba Nancy. El proyecto de los hijos nunca prosperó.

Allen y Di Palma. Foto: Google Images.

Sí llegarían en 1980, otros dos proyectos fílmicos: Home Movies (Películas Hogareñas) y Dressed to Kill (Vestida para Matar). La primera, una película sin gran relieve pero con aportes autorreferenciales; la segunda, una verdadera joya de De Palma y del cine.

En Home Movies, Kirk Douglas interpreta a un instructor de cine (actividad de De Palma en un momento de su carrera). Uno de sus alumnos (Keith Gordon) filma diversos sucesos que coinciden con momentos de la adolescencia del director. La realidad es que en este proyecto no brillan ni el trabajo de dirección, ni tampoco el de Allen, perdida en una historia sin grandes atractivos. Una rareza en el cine del realizador de New Jersey, tal vez necesitado de retratar en el celuloide algunos aspectos escondidos de su vida.

Por el contrario, con Dressed to Kill, De Palma vuelve a sus fueros. ¡Y cómo! (Mirá la pelicula acá)

A los condimentos ya conocidos de su estilo, el director le agrega esta vez un toque de fino erotismo. Con un elenco notable compuesto por Michael Caine, Angie Dickinson y la misma Allen, el film muestra el asesinato de un ama de casa envuelta en una infidelidad y cuyo único testigo es una prostituta (el papel de Allen).

En este thriller negro de aquellos, muere rápidamente su protagonista – como en Psicosis-, o al menos quien creemos que es su protagonista. Con apuntes psicológicos esenciales en la trama, actuaciones formidables y un manejo magistral del suspenso, Dressed to Kill se ubica cómodamente entre las grandes producciones del género de todos los tiempos, como unos años antes ya lo había hecho Carrie. Allen recibió por su estupenda performance la nominación al Globo de Oro.

A esa altura de los acontecimientos, la experiencia de compartir pareja y trabajo se había transformado en todo un ejercicio para la dupla, como lo relató Allen en su momento: «Cuando una como actriz tiene un desacuerdo acerca de las escenas que está filmando, piensa: ‘quiero llegar a casa y decirle a tu pareja, Dios, ¿Sabés lo que este loco director quería que hiciera hoy?’ Pero si estás viviendo con ese loco director y haces eso, se inicia la tercera guerra mundial! Por eso nos pusimos de acuerdo los dos para ir a casa, dormir inmediatamente y no hablar sobre el día en absoluto.»

Trailer de «Blow Out» de Brian Di Palma

El último vástago y el más oscuro de la sociedad fue Blow Out, de 1981. Especie de remake del clásico de los años sesentas Blow Up de Michelangelo Antonioni, aunque cambiando algunos aspectos como la profesión del protagonista (pasa de fotógrafo a técnico en sonido). John Travolta, el protagonista, captura evidencia de audio de un asesinato que involucra a un presidente. El papel de Nancy Allen es el de una mujer envuelta en el crimen. A diferencia del film inspirador, Blow Out es mucho más concreta e interesante. Mientras el film de Antonioni se pierde en una trama llena de vaguedades, típico del estilo de su director, el de De Palma se acerca, aunque tal vez sin tanto brillo, a sus mejores obras de aquel período.

Si bien el binomio profesional y conyugal Allen+De Palma no duró demasiado, (de hecho se separaron en 1983) y no conocemos detalles de su vida casera más allá de las anécdotas ya contadas, lo que sí podemos confirmar es que el producto artístico de la sociedad fue plenamente satisfactorio y coincidió con el apogeo de la carrera de ambos.

 

 

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