Bailar así (con mugre)

31.03.2016

Por Diego Braude

 

En esta acuarela tanguera, Braude nos cuenta sobre el concepto de ‘mugre’: ¿qué significa en la danza? La mugre es la vida puesta en cada paso…

 

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Un bailarín puede girar como trompo, deslizarse por la pista como una gacela. Tener el peso exacto, que sus marcas sean precisas e inconfundibles… Una bailarina puede levantar las piernas hacia la luna, tener movimientos potentes y gráciles a un tiempo, tener elegancia para que la tela de su vestido o pantalón luzca en cada paso… Si no hay mugre, si no hay sangre, el cuadro que pintan no tiene gracia.

Milonga en La Cachivachería. Foto: Diego Braude

La pregunta es ¿qué corno es la mugre? Y uno sólo puede intentar aproximaciones poéticas -intentarlas, claro está, para fracasar estrepitosamente -. La mugre es la vida puesta en cada paso… cada corazón roto, cada muerte de un amigo, cada momento feliz, cada encuentro, cada desencuentro, cada beso, cada abrazo, cada palabra de cariño, cada palabra de rechazo. El bailarín con mugre está todo ahí expuesto, y se equivoca, yerra. Pifia fiero a veces. Y se ríe.

La danza de cada uno no aparece, a mi entender, en la perfección sino en el error, en tener que improvisar cuando el paso no sale como uno había pensado. Cuando uno improvisa, ya no tiene tiempo de pensar, sino sólo de accionar. Y, frente a esa situación nueva, uno puede paralizarse, enojarse o, simplemente, intentar aquello que no estaba previsto, investigar un camino que no se iba a recorrer pero ahora sí. Uno baila lo que es y es lo que baila.

Bailar así, pienso, creo, siento, es bailar en un borde permanente entre el equilibrio y el desequilibrio. Es dejarse caer para pegar una voltereta en el aire… y caer no sobre el suelo, sino sobre el cielo para empujarse hacia la tierra. Y es de a dos, se juega de a dos, y esos dos – cuando se entienden – se entienden sin palabras.

La técnica perfecta, al final del día y como todo arte en la vida, es sólo técnica. Es una muñeca de porcelana impoluta a la que no le pasa nada, no cambia con el tiempo, brilla siempre, no yerra, no sufre, tampoco ríe; simplemente, no vive.

 

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