Paciencia y anti-política

15.04.2016

Por Rasputín

 

La Argentina, país vertiginoso si los hay, transita horas de considerable actividad política que ponen a prueba el grado de resistencia y versatilidad del sistema político en su conjunto. Sistema que, de forma pendular, suele caminar por la cornisa.

 

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Ya quebrada la barrera simbólica de los “primeros 100 días”, el gobierno nacional encabezado por Mauricio Macri y su coalición Cambiemos empieza a ser depositario de no pocas presiones y desafíos que lo obligan al uso de destrezas fundamentales para la administración de la cosa pública en latitudes tan complejas como la nuestra.

El corrimiento de expectativas en amplios sectores de la sociedad que tanto actores internos como externos identifican no es un dato a soslayar teniendo en cuenta la naturaleza política del nuevo gobierno y lo reciente de su desembarco en la Casa Rosada.

Mucho se ha dicho acerca de la lógica del sistema de balotaje con el que Macri llegó al sillón de Rivadavia. En este marco descubrir la componente actitudinal que predominó en el voto ganador resulta importante. Si la motivación del sufragio amarillo fue más bien un medio de castigo a “lo que se fue”, no es de extrañar que la volatilidad de la opinión pública comience a experimentar fugas simplemente porque, el de Macri, fue un voto en amplias porciones “prestado” y con un difícil anclaje y poder de fidelización.

Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner. Foto: Google Images

En el corto plazo será un ejercicio interesante identificar el grado de relación entre expectativas (frustradas), “desilusiones” y curvas en el humor social, y el probable escenario político al que se arribe. Sintetizado por José Larralde en una de sus letras más maravillosas: el hambre es un gusano que hace perder la paciencia.

No es de extrañar, dentro de este inestable debut presidencial, que a Macri le empiecen a marcar la cancha distintos factores de poder. Los vernáculos, como el siempre activo Partido Justicialista (en sus diversas presentaciones), los grandes medios de comunicación y los tan exóticos, como las playas de Panamá y la filtración de sus molestos papers.

Lo voraz de la lógica política doméstica, ingrata muchas veces al extremo, ni siquiera le ha permitido al líder postmoderno y meta-ideológico de Cambiemos disfrutar de los porotos que (legítimamente) se anotó, fundamentalmente en el plano internacional.

A pesar de que cerró exitosamente el largamente dilatado conflicto con los buitres, lo que mereció un impensado triunfo político, y Barack Obama le regaló varias horas de su agenda con su visita a la Argentina, a Macri no pareció durarle mucho la sonrisa. Pues muy atrás quedaron los días de sol donde Michelle y POTUS (President of the United States) aterrizaron en el Air Force One y se pasearon con las “Bestias”* por estas pampas concediéndole al nuevo habitante de Olivos un tremendo mote: el de líder regional. Y más aún: quien hoy está más afuera que adentro de la Casa Blanca le obsequió a Macri el rol de nuevo aliado estrella de la primera potencia económica internacional.

Pero el presidente estadounidense y el triunfo buitre fueron rápidamente opacados por luces amarillas. Señal de alarma. El color PRO volvió a la escena no de la mejor forma. En el plazo de 72hs a Cambiemos pareció caerle lluvia ácida desde distintos frentes.

La Nación online. Foto: Pucheronews

La iglesia, a través de la UCA, ventiló (desde las tapas de Clarín y La Nación) que “la pobreza aumentó” arrojando en el último trimestre a 1.400.000 personas más a esa condición y elevando (a marzo) a 34,5% la tasa de pobreza medida a nivel nacional. Fue el regreso de la agenda social a las portadas de los matutinos más importantes.

 

Pero los datos que más deberían inquietar al gabinete de la revolución de la alegría es el crecimiento de la indigencia que afecta, ahora, al 6,9% de la población y el hecho de que el conurbano bonaerense hoy aloje a casi un 41% de pobres sobre su siempre sensible superficie.

Es el gran Buenos Aires, una aglomeración con un alto y decisivo rol político. Pues la gobernabilidad del país entero nace (y muere) allí. Más aún, desde el punto de vista electoral la pujante ola amarrilla del año pasado no terminó de barrer históricos y potentes bastiones del PJ. Y son algunos miembros del partido fundado por Juan Perón los que comenzaron a regalarle al Presidente Macri elementos a considerar. Los compañeros avisan, a su manera, cuando es el pueblo el que empieza a perder la paciencia.

Si con lo anterior no alcanzará, luego de la filtración en simultáneo de los Papeles de Panamá, volvió a quedar demostrado una asombrosa falta de reflejos y coordinación en Cambiemos. En algunos casos este escándalo a escala global acentuó el resquebrajamiento del frente gobernante y puso a prueba esquemas de contención y administración de crisis. Verlo a Macri escoltado por Putin y Al-Assad en las portadas de los diarios más influyentes del globo, no es una imagen que POTUS hubiese querido a la hora de bautizar al nuevo ahijado mimado de Washington. El embajador en Panamá, Miguel del Sel, por un momento creyó contar el chiste de su vida.

Con este telón de fondo, y después de cuatro largos meses, Cristina Kirchner volvió a ocupar el centro de la escena política. Se entiende: tanto vacío (simbólico y político) pedía, a gritos, ser llenado. Y el kirchnerismo residual demostró porqué durante largos años se caracterizó por ser el más agudo constructor de relatos. Aún afuera del aparato del Estado, los “pibes de Cristina” siguieron expresando buena capacidad de movilización y generación de contenido político allí donde sólo hay una endeble (mediática) causa judicial.

Jóvenes de la agrupación La Cámpora durante la marcha #13ATodosConCristina. Foto: Pucheronews

Sorprende la terquedad o negligencia de los estrategas del gobierno actual en semejante error de cálculo. Volvió como figura política la ex Presidenta, pero: ¿sólo porque la justicia federal así lo quiso o fue una acción que se le fue de las manos al poder ejecutivo? ¿A quién le conviene Cristina con “vida”? Y, en contraposición, ¿a quién perjudica? El archipiélago peronista y sobre todo Sergio Massa deben estar haciéndose estas mismas preguntas. Pues las respuestas que arriben terminarán de delinear la estrategia de cara al decisivo 2017.

Mientras el vecino Brasil cruje y el juicio político a Rousseff avanza, no pareció una reflexión espontánea la de Cristina Kirchner cuando, al pie de Comodoro Py, infirió: “Esto es una matriz comunicacional, política y judicial que se extiende en toda la región para identificar los proyectos populares con la corrupción”.

Éste es el verdadero debate de fondo que hoy sobrevuela a la Argentina, quizás a la región entera. Mientras, en muchos sectores de la sociedad la paciencia comienza a resquebrajarse, entre tarifazos, ajustes económicos e imágenes de dinero mal habido a granel. La aceleración de los procesos judiciales en marcha ofrece incógnitas para el sistema político en su conjunto. Pues no sólo termina de manifestar un límite para los “gobiernos populares”, sino también les brinda un campo minado de interrogantes a los flamantes “gobiernos republicanos”.

Ver a Lázaro Báez esposado y detenido, a Jaime tras las rejas y a las primeras líneas políticas de la etapa anterior alcanzadas por la justicia, sin dejar de reconocer que la corrupción fue y es parte estructural del engranaje en su conjunto, debiera alertar sobre la resultante de una batalla simbólica entre el delito y la política. Y sobre su resbaladiza y muchas veces peligrosa derivación.

Llevada al extremo, la “limpieza” de los republicanos entra en un juego delicado para una región como la nuestra, teniendo en cuenta sus antecedentes históricos contemporáneos. La tesis de Durán Barba no contempla que el enamoramiento de parte de la sociedad hacia su cliente puede resultar efímero, provocando un divorcio entre representados y representantes. Y es allí, cuando la paciencia se agota, que la anti-política hace su ingreso triunfal. El costo suele ser muy alto. Vale recordar a los amantes del mani pulite quienes, años después, en Italia recibieron con los brazos abiertos a un tal Berlusconi. ¡Forza Argentina!

 

15.04.2016

 

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