#FeelTheBern: la pesadilla de Hillary en Filadelfia

28.07.2016

Por Juan Elman

 

En Estados Unidos, los demócratas se unen detrás de Hillary Clinton para impedir que Donald Trump llegue a la Casa Blanca en noviembre. Incluso Bernie Sanders, rival en la interna, llamó a votar por ella. Sus seguidores viven una realidad diferente.

Pucheronews viajó a Filadelfia para estar presente en la convención demócrata y vivirlo en primera persona. “Vinimos hasta acá porque creemos que es la última chance de ser escuchados por el comité demócrata, y que entiendan que no vamos a votar por Hillary Clinton”, dice una pareja proveniente de Minnesota.  Los seguidores de Bernie no están contentos. Y se hacen sentir.

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Filadelfia es una ciudad relativamente grande. Esta semana, además de una abrumadora ola de calor, recibe más de 50.000 personas por la convención demócrata. Se respira política. La convención, sin embargo, se encuentra a las afueras de la ciudad. El estadio está rodeado de centenares de oficiales, la mayoría del servicio secreto de los Estados Unidos. A metros de ahí, se encuentra un parque nombrado en honor a F. D. Roosevelt -el histórico presidente demócrata. Se hace visible un campamento lleno de personas. En el parque, se concentra más gente que en las inmediaciones del estadio. Alguien que desconoce de política podría confundirlos con una movilización hippie, pero no. Son los seguidores de Bernie Sanders, el rival de Hillary en las internas. Si bien ya anunció que iba a votarla, la mayoría de sus seguidores se rehúsan a aceptarlo. A lo largo de las primarias, Bernie repitió: “Esto no es una campaña, es un movimiento”. El movimiento llegó a Filadelfia para protestar, entre otras cosas, contra Hillary Clinton. Muchos planean no votarla.

De repente, un grupo de personas irrumpe en el parque. Se trata de extremistas religiosos con carteles en contra de la homosexualidad y el aborto. Su líder, que clama pasajes de la biblia a través de un megáfono, lleva una gorra con la insignia “Make America Great Again” -el eslogan de la campaña de Donald Trump. El movimiento de Bernie reacciona rápido. Se agrupan en frente de los extremistas y comienzan a cantar: “El amor vence al odio”. Después de un rato, los religiosos se retiran.

Entre los seguidores de Sanders, se encuentran personas de todos los estados y edades. Hay una gran cantidad de jóvenes pero también gente mayor. La consigna es clara: mostrar su apoyo a Bernie y el rechazo a Hillary. Los cantos y los carteles lo confirman. Están enojados con el establishment y piden por una democracia más amplia. “Originalmente, este país se creó para evitar que un grupo pequeño de personas tome todas las decisiones por nosotros. En los últimos años, nos acercamos cada vez a que un grupo reducido tome las decisiones de millones. El mensaje de Bernie no es un escape, es la chance de levantarse y usar tu voz. No tenemos una democracia”, dice Emma (23), una de las seguidoras.


Los seguidores de Bernie chocan con los extremistas religiosos. Foto: Pucheronews.

Clinton será la candidata demócrata más impopular de la historia. “Es corrupta, dice lo que tiene que decir para llegar a la presidencia y después termina haciendo lo contrario. Ella es parte del establishment político de este país que se tiene que ir”, expresa otro simpatizante que llegó desde New Hampshire. Hillary es vista como una continuidad de la presidencia de su esposo y para algunos de Obama. No necesariamente un signo positivo. “Obama fue decepcionante. Fue una cara más que una voz. Dijo que iba a hacer una cosa pero termino haciendo lo contrario, en parte por la influencia que tuvieron las corporaciones. Y ese es el problema que tiene Hillary, es una candidata de las corporaciones, no de la gente” agrega. Todos, sin embargo, votaron a Obama y coinciden en que su presidencia fue un gran avance. Su carisma marca una diferencia gigante. El discurso de Hillary no alcanza, no basta.

La plataforma electoral que presentó el Partido Demócrata para esta elección es, para muchos, la más progresista de su historia. En esta se incluyen ideas de Sanders como elevar el salario mínimo a 15 dólares por hora, una reforma para reducir los privilegios de Wall Street y los grandes bancos, e incluso un camino para legalizar la marihuana en un futuro cercano. La incidencia de Sanders en esta elección cambió las cosas. La plataforma es la evidencia. Para los seguidores de Bernie, la plataforma es un avance pero no están seguros de que se vaya a implementar. Ni siquiera el guiño más contundente a Sanders por parte de Clinton pudo conmover a los seguidores. La tarea para captar al electorado de Sanders va a ser difícil. El argumento “Anti Trump” puede sonar fuerte, no basta para algunos.

“No le tengo tanto miedo a Trump como los demás porque todavia no vi ninguna evidencia. Hillary, en cambio, tiene evidencia que prueba que ella es una criminal. Trump no demostró ser otra cosa más que sus palabras. Hillary tiene acciones en su haber”, dice Caroline (35). Hillary es el establishment y el discurso de Trump es antiestablishment. Para varios, sin embargo, provienen del mismo lugar: “son dos alas del mismo pájaro” sentencia.

Una pareja con carteles en contra de Hillary. Foto: Pucheronews

Días antes de la convención, una nueva filtración de emails acechó a Clinton. Esta vez la responsable fue Debbie Wasserman Schultz, la líder del comité demócrata. Los emails, filtrados por WikiLeaks, evidenciaban una clara preferencia del comité por la campaña de Clinton y un rechazo a la de Sanders. Tras el escándalo, Schultz renunció y no hablara en la convención que planeaba tener su discurso como apertura. “Los seguidores de Sanders fuimos inteligentes desde el principio, sabíamos que la carrera estaba inclinada a favor de Clinton. Los jóvenes están enojados” aclara una señora que también viajó desde el interior. La convención ya comenzaba con polémica: ¿el partido demócrata operaba en contra de Bernie Sanders?

Para el gran grupo de sus seguidores en el parque, este es simplemente un escándalo más. Su rechazo por Hillary viene de antes.

Mientras todos siguen cantando, se corre la voz acerca de una convocatoria en el City Hall de Filadelfia, en el centro de la ciudad. Buscando la forma de llegar allí, me encuentro con una pareja. El hombre tiene un bebé en sus brazos. Ambos tienen remeras con el eslogan de Sanders: “Feel The Bern”. La pregunta del millón es siempre la misma. ¿Van a apoyar a Hillary en la elección que tiene a Trump como el otro candidato? Cuando nombro a Trump, el hombre señala a su bebé.“Tengo miedo por ella”, dice. El solo hecho de imaginar a Trump en la Casa Blanca les genera temor, pero no quieren votar por Hillary. Tendrán que elegir entre ella o alguno de los candidatos de los partidos independientes: Gary Johnson del Partido Libertario o Jill Stein del Partido Verde. Antes de despedirnos reflexionan: “El bipartidismo está trayendo problemas. ¿Por qué tengo que votar por alguien que no me gusta?”

Manifestaciones en el centro de la ciudad. Foto: Puchero

En el centro de la ciudad la cantidad de gente es aún mayor que en el parque. A los seguidores de Sanders, ahora se suman otros grupos. Ninguno está a favor de Hillary Clinton. Paradójicamente, en la convención que tiene como objetivo consagrarla como candidata, el apoyo no se siente. Al menos no por la gente. Los seguidores de Sanders siguen cantando, cada vez más fuerte. El Partido Verde y el Libertario reparten folletos para atraer votantes. A varios seguidores de Sanders, la propuesta de Jill Stein les interesa. Muchos esperaban que Sanders se vaya del Partido Demócrata y se lance como candidato independiente junto a Stein. No va a suceder.

Los otros grupos piden justicia por algunos de los asesinatos en los últimos tiempos. También hay gente de Puerto Rico pidiendo por su independencia. La convención Demócrata tiene de todo. En el medio de las protestas pasa un auto con una pantalla gigante. Es un anuncio de Hillary Clinton, que muestra uno de sus discursos. Todos abuchean.

“Stronger Together” (unidos somos más fuertes) es el eslogan que eligió Hillary para la campaña de cara a las elecciones generales. Si el Partido Demócrata quiere impedir que Trump sea presidente, necesitará de toda su estructura. Los líderes demócratas ya se alinearon detrás de Clinton. Todavía faltan el resto de los votantes.

 

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