Pokémon GO: entre la nostalgia, la moda y las externalidades

28.07.2016

Por Lic. Martín Ariel Gendler

 

Pokémon GO es el juego de realidad aumentada del que todos hablan y que tendrá pronto lanzamiento en nuestro país. Aunque ya se juega de manera no oficial en Argentina, sobre todo en la Patagonia porque desde allí es posible conectarse a los servidores de Oceanía que ya están habilitados para el juego furor a nivel mundial. En esta edición de Pucheronews, el sociólogo Martín Gendler hace un análisis sobre el controvertido juego.

 

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Diseñado originalmente por Nintendo en 1996 como un juego RPG (Role Playing Game) para la consola portátil Game Boy, donde el jugador debía ir atrapando, entrenando y enfrentando distintos “monstruos de bolsillo” (poket monsters), Pokémon ha recorrido un largo camino en el que se ha convertido en una de las franquicias más importantes, taquilleras y rentables de la historia. Si bien el juego representó un concepto innovador para su época, no pasó mucho tiempo para que los productores de Nintendo decidieran expandir la franquicia hacia el manga (cómic japonés), hacia el animé (serie de TV, la cuál llegaría a nuestro país de la mano de la cadena de televisión por cable Magic Kids en 1999), juego de cartas intercambiables, películas, juguetes, entre muchos otros.

Pronto los 151 pokémon originales pasaron a ser 250 en la base de dos nuevos juegos, nuevos capítulos del manga y del animé en un trayecto del aumento de los pokémon que hoy llega a 721 y sigue con vistas de seguir aumentando.

Diversas generaciones experimentaron el fenómeno pokémon en sus distintos formatos logrando cierta continuidad de la saga a pesar de los años.

Hoy todos hablamos de Pokémon GO, el juego de realidad aumentada lanzado en Mayo de este año en Japón y que hoy ya es posible jugarlo oficialmente en 41 países al momento de escribir esta nota y extra-oficialmente en todo el globo por medio de diversas acciones.

Foto: Google Images

Siguiendo a la diseñadora de juegos de realidad alternativa Jane Mcgonigal, para que un videojuego sea exitoso y disfrutable debe contar con las siguientes características: una meta principal deseada, un sistema de reglas claro pero flexible, un sistema de feedback (que informa de distintas maneras cuán cerca se está de lograr la meta) que llame poderosamente la atención, la participación voluntaria de los jugadores y una serie de obstáculos que hagan interesante el querer superarlos. A esto, podríamos sumarle el tema de la interactividad entre jugadores ya sea que esté planificada en el mismo código del juego o que los jugadores mismos la creen por medio de guías, foros, chats, recomendaciones, memes, etc.

Pokémon GO cuenta con todos estos elementos pero le agrega un factor que lo hace claramente innovador: la realidad aumentada del dispositivo móvil permite el llevar la experiencia de juego al ambiente, ya que el código del juego se ejecuta e interactúa precisamente en y con todos los espacios que están por fuera de la pantalla. De este modo sencillo y efectivo, Pokémon GO permite resolver en el tiro de una pokebola debates de años al interior de los ámbitos académicos acerca de la diferencia entre lo “offline” y lo “online” siendo expresión y símbolo de una imbricación entre ambos ámbitos.

Analizar el porqué del éxito de Pokémon GO es muy difícil por su prontitud y complejo para unas breves líneas pero podemos arriesgar algunas conjeturas. Por un lado, una tendencia creciente en nuestra sociedad informacional es la nostalgia, un bien que cotiza alto en bolsa. Retornos y giras de bandas musicales legendarias, re-makes o secuelas de películas clásicas, adaptaciones de cómics de superhéroes e incluso nuevos modos y formas de adoptar juegos online o nuevas temporadas de series exitosas que parecían sepultadas en los arcones de los recuerdos. Todo lo que sea «de la infancia”, en tiempos veloces y continuamente cambiantes parece pisar fuerte y dar réditos monetarios superlativos, aunque esas nuevas versiones, esas nuevas presentaciones, esas nuevas adaptaciones sean (o no) en calidad mucho más mediocres que las/os originales. La frase «todo pasado fue siempre mejor» ahora camina de la mano de un «pero te permitimos revivirlo, por un módico precio» para intentar crear esa sensación de ser vos hoy viviendo lo del soñado ayer.

Los parques de las ciudades se ven plagados de usuarios de Pokémon GO. Foto: Google Images

No son pocos/as los que han (y hemos) crecido jugando el juego de Game Boy y/o viendo la serie de TV y no son pocos/as los que nuevamente parecen entusiasmarse con la idea de poder capturar, entrenar y enfrentarse a diversos pokémon, con el agregado de que esta vez no serán un par de bits con forma los que lo harán sino que ellos/as mismos podrán vivir la experiencia en carne propia.

Muchos otros/as jugarán por la moda, por ese sentimiento de vivir el ser parte de un fenómeno que está en boca de todo el mundo como ya ha ocurrido hace no mucho con el ya casi desaparecido Candy Crush. Al igual que este juego, Pokémon GO tiene la potencialidad de salir de los ámbitos de juegos y de jugadores tradicionales y expandirse a capas y edades de jugadores insospechados.

Asimismo, el hecho de poder jugarlo con tan solo un SmartPhone (si bien este debe tener algunas capacidades técnicas) que es el dispositivo digital actualmente más poseído a nivel mundial, permite que aquellos que no poseen una consola de videojuegos o una PC con una placa de video potente puedan participar también en la experiencia de juego. Es decir, el hecho de que (casi) todos puedan jugarlo permite también explicar su éxito y popularidad.

Las redes sociales también son un elemento fundamental para poder conjeturar el porqué del éxito de este juego, ya que cada vez es más fácil y veloz el poder acceder a información, comentarios, tutoriales, guías, eventos, puntos de encuentro, videos y los infaltables memes o crear cualquiera de estos elementos.

También es rápido y veloz el acceso y comentario de las “externalidades” del juego como consecuencia del “buscar pokémon”: los atropellados, las personas encerradas en cementerios en la noche, los cadáveres descubiertos en el río, los pidgeys atrapados combatiendo al ISIS, el caos de tránsito creado tras correrse la voz de un Pokémon raro en un punto nodal de la ciudad, entre un gran etcétera que ya ha surgido y que surgirá.

Complicaciones de tránsito por los Pokémon. Foto: Google Images

Asimismo, es destacable otro tipo de “externalidades” que van surgiendo como pedidos de ciertos locales/instituciones para que no ingresen masivamente a buscar pokebolas, ofrecimiento de “clases particulares” para aprender a capturar pokémon por el mismo costo de una clase de matemática, excursiones pagas para ir a diversas zonas a buscar a los pokémon que allí se encuentran (turismo pokémon), aparición de un Pokémon “gaseoso” en el Museo del Holocausto, recopilación masiva de los datos de los jugadores y sobre todo de su geo-localización constante por parte de empresas y diversos servicios de inteligencia y hasta carteles de la Marina de los EEUU prometiendo que si se enlistan podrán “recorrer el mundo y capturar pokémon”.

Porque precisamente, esas “externalidades”, esas consecuencias no deseadas en la planificación de la acción (en palabras de Merton) no se dan necesariamente por un error en el código de la programación del videojuego (bug) sino que se dan por esa imbricación del online con el offline, del juego con la realidad.

 Pronto seremos más capaces de ver cómo se desenvuelve este fenómeno. Como siempre, existe su costado negativo principalmente en los descuidos que pueden ser perjudiciales para la salud, en el riesgo de adicción en el abuso de su uso y en el abrir una puerta a la vigilancia y la geo-localización a niveles todavía insospechados.

Pero a priori alerto al lector en que se de la oportunidad de no caer en el pensamiento de “está estupidizando a la juventud”. En primer lugar, porque las edades de los jugadores son mucho más amplias que lo que podría esperarse en una primer impresión y en segundo lugar porque el juego en sí no es un escape de la realidad, es una interacción distinta con la misma, una interacción que permite el salir y recorrer las calles, que permite hacer nuevas amistades y vínculos, que permite ganar nuevas habilidades personales e incluso generar nuevos negocios y puestos de trabajo.

Por lo pronto, Pokémon GO representa hoy día un caso más que interesante (e ineludible) para todos/as aquellos/as que investigamos en el campo de la ciencia, la tecnología y la sociedad, y del que todos/as oiremos (y analizaremos) bastante de ahora en adelante.

 

 

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