01.09.2016
Por Lola Durán
El 30 de agosto fue el Día Internacional de las Víctimas por Desapariciones Forzadas. Siempre es trágica la desaparición y es un mal sufrido por muchos países. En algunos, como Argentina al menos las personas desaparecidas tienen nombre. En otros como en Colombia, no. Lola Durán nos relata la situación en el país andino.
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Bogotá amaneció nublado, anunciando el día gris que conmemora el 30 de Agosto: el día internacional de las víctimas por desapariciones forzadas.
Para los argentinos la palabra desaparecido forma parte de una realidad dolorosa pero con contenido, con nombres y, aunque algunos estén empecinados en sembrar dudas, con cantidades. La palabra desaparecido es una certeza histórica.
En Colombia este día revive las incertidumbres. No sólo sobre dónde están los seres queridos, sino de cuántos son los desparecidos; qué ocurrió con ellos y cuáles son realmente víctimas de desaparición forzada.
Cuando llegué al lote en donde se va a construir el Museo Nacional de Memoria Histórica, familiares de víctimas e integrantes del grupo Agroarte estaban llevando a cabo una performance. En “Cuerpos gramaticales, los participantes se “siembran” en montículos de tierra mientras la artista Milena Ávila escribe con una caligrafía elaborada frases como “todo cuerpo es semilla”, “volveré y seré millones” y “mi cuerpo siembra amor”. Una música constante acompaña el evento.
“Utilizan frases alusivas al tema de la desaparición, al dolor personal, individual. Yo lo que hago con caligrafía es escribir en el cuerpo con sentido poético; no sólo para las personas que se están escribiendo sino también para todas las que están mirando. Yo soy parte del ejercicio; la gente que se toma la fotografía y ve a través de la fotografía. Entonces es un ejercicio de sensibilización del cuerpo”, cuenta Milena a este medio.
Harold García, del área de comunicación del Centro Nacional de Memoria Histórica, explica que el acto simbólico refiere a sembrar vida, no a enterrarse. “El cuerpo ha sido talado a causa del conflicto armado en Colombia. Esto es volver a sembrar el cuerpo, es volver a decirle a la madre tierra acá estamos y te estamos dando parte de nosotros para que vuelva a germinar. Muchos de los familiares de personas víctimas de desaparición forzada no saben dónde están enterrados los cuerpos de sus familiares, ellos también hacen esta siembra para que la madre tierra les ayude a identificar donde se puede encontrar los cadáveres de sus familiares”.
Basta con contrastar el número de desaparecidos que da la Cruz Roja -117.422 en los últimos 78 años- con el que da la Defensoría del Pueblo -114.653- para darse cuenta que no hay un registro exacto al respecto. Tampoco se sabe cuántas de esas personas han sido víctimas de desaparición forzada, aunque la Defensoría sostiene que son 23.516 y la Unidad de Víctimas 46.204. La Cruz Roja advierte que esos datos faltos de centralización no están exentos de subregistro.
La conmemoración al acto por el Día Internacional de los Desaparecidos no fue masiva, pero este año fue diferente. El día anterior (29 de agosto) comenzó el cese al fuego bilateral entre las FARC y el gobierno de Colombia y se inauguró lo que muchos llaman el comienzo de la paz en este país que lleva más de 50 años en guerra. Además, las víctimas de desaparición forzada y sus familiares fueron incluidos en el Acuerdo Final al que se llegó el 24 de agosto pasado, donde se crea una Unidad para la Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas en el contexto y en razón del conflicto.
Como pasa en la totalidad de Colombia, no todos los familiares de las víctimas están de acuerdo con lo que se ha firmado en la Habana. “De todas maneras cuanto más uno vive y vive, más se ven cosas tremendas y siguen habiendo desaparecidos”, me dice Inés Castiblanco, familiar de una de las víctimas del Palacio de Justicia.
Qué pasará con los acuerdo es algo que se sabrá en el futuro. Mientras tanto, los familiares siguen nombran a los desaparecidos en presente.
“Mi sobrina es Yesenia Chacón farfán. Hace 20 años, 6 meses se encuentra desaparecida y hasta el momento no hemos sabido nada”, dice Elsa Farfán.
“Yo soy esposa de Héctor Jaime Beltrán Fuentes, desaparecido hace 31 años en la retoma del Palacio de Justicia”, enuncia María del Pilar Navarrete Urrea.
“Soy sobrina de Nidia Erika Bautista desaparecida por las fuerzas armadas el 30 de agosto de 1987”, afirma Andrea Torres Bautista.
“Soy Inés Castiblanco, hermana de Ana Rosa Castiblanco desaparecida en el Palacio de Justicia”.