08.09.2016
Por Juan Elman
Hace años que Nigeria está en guerra con el grupo terrorista más peligroso del mundo: Boko Haram. Fundado como un movimiento religioso, adherente al islam radical, la secta no distingue entre hombres y mujeres, ni adultos, tampoco niños. La campaña mortal que están llevando a cabo en el norte del país obligó a millones de familias pobres a huir y quedarse en la calle. El ejército nigeriano, encargado de combatirlos, es denunciado por organizaciones de derechos humanos por cometer crímenes de guerra. Algunos contra los propios civiles. Mientras la opinión pública mundial castiga los ataques de ISIS en Europa -y con razón- , el accionar de Boko Haram en Nigeria pasa desapercibido. No deja de ser terrorismo. Y es devastador.
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Nigeria es el país más poblado de África. Recientemente se convirtió en la principal economía del continente, desplazando a Sudáfrica. No faltan muchos años para que se consolide como potencia mundial. Hacia dentro, sin embargo, la realidad es diferente: gran parte de la población vive bajo extrema pobreza. Se dice que el país está partido en dos. El sur, por un lado, adhiere al cristianismo y es donde vive la parte más rica. Allí se ubican las petroleras -la industria más fuerte del país- y los principales comercios. El norte, por el otro, alberga a la población musulmana y corresponde a la zona más pobre. Es allí donde opera Boko Haram, que muchos traducen como “la educación occidental es pecado”.
Fundado a principio de siglo por Mohammed Yusuf, lo que comenzó como un movimiento religioso no tardó mucho tiempo en volverse una amenaza letal para los nigerianos. El grupo se instaló en Maiduguri, una localidad al noreste del país, donde atrajo cientos de familias pobres. Yusuf predicaba sobre la corrupción del gobierno nigeriano y la forma en cómo se educaba a los niños. Varias escuelas de la zona fueron intervenidas y la organización se fue llenando de jóvenes.
Maiduguri en uno de los atentados de Boko Haram.
La misión del líder de Boko Haram era crear un Estado Islámico. En 2009, el gobierno de Nigeria encabezó una operación para detenerlos. Logró asesinar a algunos miembros, entre ellos a Yusuf. El grupo se quedaba sin líder. Lejos de verse derrotados, Boko Haram se radicalizó como nunca antes.
El control del grupo lo tomó Abubakar Shekau, quien elevó considerablemente el nivel de los ataques. La ofensiva tenía como objetivo a cualquier tipo de organización occidental. Iglesias, mezquitas, edificios de gobierno y hasta escuelas sufrieron ataques. Asesinatos y secuestros eran cada vez más comunes. El noreste nigeriano ya estaba conquistado por Boko Haram. En el medio quedaron miles de familias, cuyo único propósito era sobrevivir. El ejército, desesperados por derrotarlos, comenzó a implementar nuevas tácticas, cada vez más peligrosas. La guerra se descontroló.
Para el 2014, la organización ya era reconocida como un grupo terrorista a nivel mundial. Ese año, las cosas cambiaron. En febrero quemaron vivos a 60 estudiantes en una escuela cristiana. El 14 de abril llevaron a cabo una doble ofensiva: en Abuya, la capital de Nigeria, colocaron bombas en una estación de autobuses dejando 88 muertos y más de 200 heridos. Después, en la localidad de Chibok, secuestraron a más de 276 estudiantes de un colegio femenino. Mientras algunas lograron escapar, más de 210 quedaron cautivas. Las niñas, que tenían entre 12 y 16 años, eran violadas constantemente y, aquellas que se resistían a convertirse al islam, asesinadas, según relataron algunas de las adolescentes que lograron escapar. Fue este episodio el que causó relevancia a nivel mundial y visibilizó algunas de las acciones del grupo. Las organizaciones internacionales condenaron rotundamente el ataque y se inició una campaña para pedir por la liberación del resto de las estudiantes: #BringBackOurGirls.
Michelle Obama, una de las impulsoras del movimiento. Foto: Google
Boko Haram continuó secuestrando estudiantes. Ese mismo año se expandieron a Chad y Camerún y anunciaron la creación de un califato. Para finales del 2014, Boko Haram se había cobrado más de 6000 muertes en un año. Se convirtieron en la organización terrorista más peligrosa del mundo, superando a ISIS.
El ejército nigeriano también sufrió cuestionamientos. Empecinados con la lucha contra Boko Haram, parecen haberse olvidado de quienes protegen en primer lugar. La organización Amnistía Internacional, movimiento que busca preservar los derechos humanos a nivel mundial, denuncia que más de 8000 nigerianos murieron en manos del ejército desde el 2011. Dentro de los crímenes de guerra que más muertes causaron, se destaca el del cuartel de Giwa. En 2014, Boko Haram atacó un destacamento militar liberando una gran cantidad de detenidos. Ese mismo día, el ejército recapturó a cientos de personas y terminó ejecutando a 640 detenidos. Entre ellos había niños. El video fue publicado por Amnistía Internacional. Ningún caso por violación de derechos humanos fue llevado a la justicia.
En marzo de 2015, Boko Haram jura lealtad a ISIS y pasa a denominarse “Provincia de África Occidental”. La alianza encendió las alarmas en la ONU y el resto de los países del mundo. Para Nigeria, la amenaza era doble: Boko Haram había anunciado que iba a intensificar los ataques, ahora con el grupo terrorista más poderoso del mundo como aliado. Mientras la principal fuente de financiamiento del grupo africano son los movimientos islámicos ubicados en distintos países del mundo, es sabido que ISIS cuenta con una enorme cantidad de recursos económicos. Boko Haram se haría más fuerte, pero no todas las alianzas funcionan. Sobre todo cuando hay intereses de por medio.
Durante ese año, Boko Haram continuó asesinando miles de civiles, la cantidad de niños y mujeres aumentaba. A principios del mes pasado, ISIS anunció que Boko Haram contaba con un nuevo líder: Musab Al-Barnawi sustituiría a Abubakar Shekau. Horas más tarde, Shekau rompió el silencio y negó la proclamación de un nuevo líder. “Mandamos este mensaje al mundo para que sepan que estamos vivos y seguimos a cargo” expresó. El suceso evidenció claras divisiones dentro del grupo terrorista. Por un lado, se encuentran los que buscan seguir con el proyecto que encabeza Boko Haram desde 2009. Por el otro, los que se sienten más cercanos a la ideología y forma de actuar de ISIS.
Video de adolescentes secuestradas en Chibok. Foto: Google
Algunos especialistas en terrorismo aseguran que así como ISIS era demasiado radical para Al-Qaeda, Boko Haram lo es para ISIS. La violencia indiscriminada con la que opera el grupo liderado por Shekau, habría causado malestar en las filas del Estado Islámico. Todos asesinan y promulgan terror a nivel mundial, pero al parecer hay límites.
Para Boko Haram, a la hora de atacar, no hay criterio que valga. Un informe de UNICEF reveló que los niños utilizados en ataque suicidas escalaron desde 4 en 2014 a 44 en 2015. Tres cuartos de ellos eran mujeres. Boko Haram no sólo es el más peligroso en cuanto a números de muertes, también lo es por la frialdad con la que matan.
En los últimos 15 años, los atentados terroristas pasaron de 2.000 a 14.000. Las víctimas se multiplicaron por nueve, según los datos aportados por el Centro de Investigación del Terrorismo, de la Universidad de Maryland. Si bien se han registrado decenas de ataques en Europa y Estados Unidos, el 57% de los atentados se concentran en Irak, Pakistán, Afganistán, Siria y Nigeria.
Mientras los atentados en los dos principales continentes causan repudio a nivel mundial, Nigeria es uno más de los países en donde la mayoría de los ataques terroristas pasan desapercibidos. ¿Las vidas del primer mundo valen más?