Cali: más allá de lo evidente

08.09.2016

Por Lola Durán

 

Desde mi llegada a Colombia todo caleño que cruzaba, me preguntaba: “¿aún no fuiste a Cali?”, seguido de una cara de frustración y, frente a mi respuesta negativa, una frase similar a: “Aún no conoces Colombia”. Por la insistencia de una caleña amiga allá fui y descubrí mi motivo para amar Cali.

 

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Cali no es una ciudad evidente, tiene cosas inesperadas y eso es, ciertamente, un encanto.

En un país donde la impuntualidad es la regla, en Cali la brisa es puntual y se presenta a las 5 para refrescar los calurosos días de aproximadamente 30 grados.

 

En un país donde la discriminación florece, en Cali se lleva a cabo, una vez al año, el Festival de Música del Pacífico «Petronio Álvarez». Es un festival dedicado al Pacífico afrocolombiano, principalmente a su música, pero también a su comida, artesanías y vestimenta. La cita es en el mes de Agosto desde hace veinte años. Allí hay sólo un color, el de la alegría.

 

En un mundo donde lo que se considera «normal» es lo que se enaltece, Cali tiene un monumento a la locura, el de la Jovita. Tras un concurso de canto radial en el que Jovita Becerra Feijoo desafinó toda la canción fue proclamada la Reina de la Simpatía. Fue el comienzo de su historia como reina de Cali. Jovita se sacaba fotos con presidentes y alcaldes, entraba a los clubes de alta sociedad y era un ícono de la ciudad. Su reinado duró hasta su muerte en 1970. El monumento “Jovita Reina Infinita” del artista Diego Pombo fue inaugurado en el Parque de los Estudiantes el 31 de diciembre de 2007.

 

A pasos del monumento hay otra leyenda, una leyenda viva. El bar “Evocación” y su dueño Dagoberto -Dago para cualquiera que esté cinco minutos escuchando su música-.

En el mundo de las tecnologías que mira al futuro, en Cali se puede hacer un viaje al pasado o evocarlo al menos. Dago pone la canción que uno le pida de sus miles de discos y regala una enorme sonrisa. El Blanco del Valle, aguardiente local, acompaña los ritmos.

En un país donde las apariencias venden, en Cali se puede amanecer bailando salsa en tenis (zapatillas) en Tin Tin Deo o en la Topa Tolondra, dos lugares clásicos de ese baile.

Tal vez la única obviedad de Cali sea su amor por el fútbol, sus dos equipos América de Cali y Deportivo Cali, despiertan amores y odios.

Luego de cuatro días en Cali puedo imaginar porque los caleños la adoran: es rica, como su comida, cálida como su gente y con una originalidad que va más allá de lo evidente.

 

 

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