10.12.2016
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Diciembre es mes de balances, proyecciones, despedidas y celebraciones. Hoy además es el Día Internacional de los Derechos Humanos. Entonces, el primer brindis de fin de año lo dedicamos al 2016 porque en Argentina vio el Plan Cóndor llegar a su fin. Más de 40 años después de la coordinación represiva regional, este importante juicio por los Derechos Humanos condenó a los responsables de algunos de los crímenes más atroces de la Operación Cóndor.
Nuestra colaboradora Francesca Lessa cierra el Diario del Juicio al Cóndor con una revisión de los puntos clave de la sentencia (de más de 5.000 páginas!) que tuvo su piedra fundacional en Buenos Aires en noviembre de 1999, cuando seis mujeres argentinas, chilenas, paraguayas y uruguayas, familiares de víctimas, presentaron la primer querella.
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“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos.
Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.”
José Saramago
La tarde del 27 de mayo de 2016 fue gris y lluviosa. Centenares de personas, muchos sobrevivientes y familiares de víctimas del Plan Cóndor, viajaron a Buenos Aires desde Chile, Paraguay y Uruguay para presenciar un momento histórico: la lectura del veredicto del juicio contra los responsables de desapariciones y torturas coordinadas transnacionalmente.
(Foto: Parque de la Memoria, Bs As)
La tarde gris y lluviosa del 27 de mayo de 2016 se transmitió en vivo la sentencia dictada por el Tribunal Oral Federal Nro. 1 en el juicio sobre el Plan Cóndor en los consulados argentinos de Asunción, Santiago y Montevideo.
El juicio oral y público, después de tres años, dos meses y veintidós días, llegó a su fin a las cinco de la tarde. Ese 27 de mayo gris y lluvioso, el juez Oscar Ricardo Amirante presidía el tribunal. A las cinco en punto de la tarde empezó a leer la sentencia frente a centenares de familiares, víctimas y militantes de derechos humanos que habían esperado ese momento durante más de 40 años.
Fue un veredicto sin precedentes. El tribunal reconoció, por primera vez en la historia, que la coordinación represiva regional -conocida bajo el nombre de Plan Cóndor- había constituido una asociación ilícita transnacional para cometer violaciones de derechos humanos a lo largo y ancho de Sur América.
Se condenó a 13 de los imputados por el delito de asociación ilícita. Entre ellos, había figuras emblemáticas de la dictadura argentina como el ex dictador Reynaldo Benito Bignone y el ex comandante Santiago Omar Riveros. El ex militar uruguayo Manuel Cordero Piacentini, imputado extranjero que fue extraditado desde Brasil en 2010, recibió también una condena de 25 años por secuestros de ciudadanos uruguayos en Buenos Aires en 1976.
El tribunal reconstruyó los orígenes históricos y políticos de la coordinación represiva suramericana en el contexto geopolítico de la Guerra Fría, la Doctrina de Seguridad Nacional, (con su imagen central del enemigo interno como la Doctrina de la Escuela Francesa) y la teoría de la ‘guerra antisubversiva’.
Interior de Automotores Orletti, uno de los principales centros clandestinos del Plan Cóndor en Buenos Aires.
A comienzo de los años 1970, según los jueces, empieza a surgir la coordinación del terror. Primero, con ‘pactos de caballeros’: intercambios informales de información y prisioneros entre los servicios de inteligencia, las fuerzas armadas y de seguridad de los países regionales -como sucedió con la desaparición forzada del chileno Jorge Isaac Fuentes Alarcón.
Los jueces determinaron que la reunión fundacional del Plan Cóndor a fines de noviembre de 1975 en Santiago representó un salto cualitativo. Las prácticas de coordinación represiva presentes en la región se sistematizaron y estandarizaron, con recursos humanos, materiales y técnicos de las dictaduras cívico-militares que por ese entonces gobernaban, con el objetivo de facilitar la destrucción o eliminación de sus opositores, fueran individuos u organizaciones –actuales o potenciales.
Es decir, el Plan Cóndor representó una red multilateral de inteligencia institucionalizada, extendida y permanente que funcionó desde fines de noviembre de 1975 hasta (por lo menos) comienzos de la década del ochenta. Su accionar tuvo mayor intensidad entre los años 1976 y 1978.
El Plan Cóndor persiguió especialmente a centenares de exiliados políticos paraguayos, bolivianos, uruguayos, brasileños y chilenos que, desde los anos 60 y 70, se habían refugiado en la Argentina.
El 24 de marzo de 1976 se dio el golpe cívico-militar en Argentina, el lugar que había ofrecido refugio a tantos perseguidos políticos de la región se convirtió en una trampa mortal. No fue producto del azar que muchos de los crímenes de Plan Cóndor ocurrieran en Argentina: ‘este país devino un coto de caza’ dsentenciaron los jueces de la causa.
A más de 40 años de los hechos, un tribunal de Argentina, lugar principal de los atroces crímenes del Cóndor, dictó una sentencia emblemática: califica a Cóndor como asociación ilícita transnacional. Una reparación, aunque solo simbólica, a las víctimas y familiares por su padecimiento de tanto años.
Brindis al 2016 y al Diario del Juicio al Cóndor con la sentencia en Argentina.
Y como todo cierre es un comienzo, nos mudamos a Uruguay para seguir investigando sobre el Plan Cóndor, con algunos vuelos por Chile y Paraguay. Tres países donde la memoria empieza a aflorar.
Parque de la Memoria, ciudad de Buenos Aires.
febrero 26, 2018
Hay que recalcar, una y todas las veces, que la Operación Cóndor empezó a funcionar orgánicamente a partir de la reunión de Santiago de Chile en 1975, aunque allí mismo a principios de 1974 hubo otra sin pretensiones institucionales en la cual participaron represores del anfitrión y de la Argentina, Bolivia, Paraguay y Uruguay. El caso de Brasil es especial porque ya tenía desde hacía años una oficina de coordinación en el Departamento de Policía de Buenos Aires.
El que algunos llamaron Pre-Cóndor fue disparado por el golpe militar de septiembre de 1973 contra Salvador Allende, que motivó el desplazamiento de miles de izquierdistas chilenos hacia la Argentina. Eso causó la alarma del gobierno de Perón, el cual de inmediato comenzó a acosar, investigar y hostilizar a los exiliados, en completa sintonía con la dictadura de Pinochet. Esta colaboración fue refrendada por la reunión de ambos presidentes en mayo de 1974. Un par de semanas después, la visita del general Perón a Stroessner completó la serie de febriles reuniones que el argentino impulsó con todos los presidentes que participaron del núcleo central de la Operación Cóndor y que, sin duda alguna, sellaron al más alto nivel el acuerdo represivo que luego solo tuvo que ser desplegado en sus detalles.
marzo 6, 2018
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