Un equilibrista entre las nubes

17.02.2017

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“Vivir cada día en la cuerda floja, al límite, sin ninguna seguridad”, es una frase que a la mayoría de los argentinos podría resultarnos muy familiar. Sin embargo, aquí no hay ninguna referencia hacia nosotros, los argentos. Se trata, por el contrario, de la piedra basal en la filosofía de vida de Philippe Petit, equilibrista estrella y protagonista del film documental del director inglés James Marsh, Man on Wire (Hombre sobre el Cable). Petit, junto a su equipo, realizó en 1974 el sueño de su vida: mirar al mundo desde el punto más alto construido por los seres humanos. Allí, en las Torres Gemelas, o mejor dicho entre ellas y sobre un cable, el funambulista francés consumó una ilusión diagramada durante años. La película, a fuerza de premios que incluyen un Oscar y numerosas exhibiciones, se revela como un paradigma del género en estos últimos años.

 

Unas décadas antes de que se transformaran en polvo, hubo un loco que pensó febrilmente en la Torres Gemelas. Y no para derribarlas, sino para hacer equilibrio entre ellas.

Presentada como un thriller, Hombre sobre el Cable nos muestra a un grupo de entusiastas camino a dar un golpe que hasta allí desconocemos. Como en un policial, nerviosos y listos, los hombres suben a un camión. “No íbamos a morir, íbamos a vivir”, relatan a cámara los aventureros que hoy ya muestran canas. Silencio y tensión. Helados y preocupados, así Iban los muchachos, disfrazados de “americanos”, a los que vemos gracias a la recreación de la escena. Se escucha hablar de la torre sur, de la torre norte. Vemos un tubo de planos. “Todos acabaríamos siendo detenidos”, presagian. “De repente ya no era un sueño, era algo tangible. Había que tomar esas torres. Es como si las hubieran construido para mí”, se emociona Petit.

Luego el film nos informa sobre el equilibrista con una minibiografía. Es él mismo quien nos cuenta su obsesión por la torres, sus recortes de diarios con fotos mientras las construían. En imágenes tomadas por Petit y sus compañeros de ruta, vemos el germen del gran golpe: Notre Dame. Sobre la catedral parisina, el grupo hace sus primeros palotes. Luego fortalecen la experiencia en el puente de Sidney. La torres y sus 400 metros de altura aparecen en el horizonte. Comienzan los incesante viajes a Nueva York. A experimentar. A diseñar el asalto. En uno de esos periplos, el francés duda: “Es imposible, son enormes. ¿Cómo subiremos un equipo de una tonelada hasta allá arriba? ¿Con qué autorización vamos a lograr entrar y desplazarnos en el edificio? Era armar un atraco al banco más custodiado, pero sin contante y sonante recompensa. Disfrazados de periodistas y con un adiestramiento cotidiano efectuado en las afueras de la ciudad, el plan definitivo se pone en marcha. Ya no habrá dilaciones. “Hay que tomar esas torres”, gritan a coro. El cable, endeble, sostendrá la ilusión y el equilibrio perfecto del artista. Los transeúntes, perplejos, tratarán de divisar la figura lejana y confusa del audaz funambulista. Como antaño lo hiciera el gran Harry Houdini, Petit logra cautivar a su audiencia. Las tomas que retratan el inesperado e irrepetible episodio estremecen.

 

 

Al fin, los últimos fotogramas del documental nos entregan los momentos más delirantes. En material de archivo de noticieros desfilan testimonios de los desorientados policías neoyorkinos. Son aquellos que trataron de persuadir al funambulista francés de que cesara con su locura (que por otro lado, duró al menos unos 45 minutos). Luego vemos a Petit, ya en tierra, escapando de los micrófonos que lo asedian con los: “¿Por qué? ¿Por qué?”. No hay un porqué que los pueda satisfacer. “Somos artistas, no estamos locos”, es a la postre su única respuesta. Acusado de alteración al orden, el equilibrista zafa de la cárcel haciendo un espectáculo gratuito para niños y adultos. Llega la fama y el extranjero pasa de delincuente a celebrity. La sociedad del entretenimiento por excelencia encuentra muy rápido como acomodarse frente a lo incómodo. Y Petit, en tiempos de utopías que vienen flojas de papeles, consigue diseñar y alcanzar la suya, que como la del Che – aunque sin ningún altruismo ni ideario colectivo -, pone en juego hasta su propia vida.

 

FICHA TÉCNICA

Fecha de estreno: 25 de julio de 2008 (Estados Unidos)

Director: James Marsh

Reparto: Philippe Petit, Paul McGill, Ardis Campbell, etc.

Productor: Simon Chinn

Premios: Óscar al Mejor Documental Largo

 

Para ver el documental, hacé click acá

 

 

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