El derecho a morir

06.07.2017

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En Reino Unido, la justicia ordenó desconectar a Charlie Gard, un bebé de 10 meses, de la respiración artificial que lo mantiene vivo. El fallo emitido el pasado abril ordenaba el 30 de junio dar muerte digna a este niño a pesar del deseo de los padres. A su vez, la última encuesta realizada por la consultora española Metroscopía en febrero de este año arrojó que el 84% de los encuestados apoya la “muerte digna” en España. Estos casos enfrentan a las sociedades a las preguntas: ¿Dónde entra la eutanasia en el debate? ¿Cuál es el rol del Estado en esta discusión? Y más importante aún: ¿Cuál es la opinión médica en la Argentina?

 

En 2012 Camila, una nena de 3 años en estado vegetativo, conmocionó a la sociedad argentina. Sus padres pidieron el cese de tratamientos quirúrgicos que prolongaran la vida de la pequeña y los médicos se negaron. El caso recibió una fuerte cobertura mediática y el Congreso modificó la ley 26.742 sobre derechos de los pacientes, conocida como “muerte digna”, y agregó el derecho a rechazar medidas que prolonguen la vida del paciente terminal o en estado vegetativo.

La eutanasia está definida etimológicamente como “muerte buena”. Técnicamente, implica el fallecimiento a pedido del paciente terminal de forma inmediata y sin dolor, con la asistencia de un médico o profesional capacitado para llevar la tarea a cabo. Un acto irreversible que requiere de la autonomía del paciente, esto es, la integridad de la persona.

“La eutanasia es provocar la muerte de forma instantánea. Se practica a pedido del paciente, que se encuentra en un estado terminal”, explica a Puchero Roberto Cambariere, médico clínico, profesor de ética y deontología médica. Hace 50 años que ejerce su oficio; jamás se le presentó la alternativa de la eutanasia en sus muchos pacientes en situaciones críticas. “Todas las otras situaciones que no sean eutanasia activa NO son eutanasia”, dice en referencia a otros procedimientos que pueden terminar con la vida del paciente.

De forma recopilada y bien estructurada, el artículo  Consideraciones acerca de la Eutanasia muestra que las otras situaciones en las que se sumerge la eutanasia son varias y se establecen a partir de tres criterios: respecto al modo, respecto de la intención y respecto de la voluntad del paciente.

1- El modo: eutanasia activa o pasiva. La activa se produce cuando se toma una acción que lleva directamente a la muerte del paciente. En cambio la pasiva ocurre cuando se hace una suspensión u omisión del tratamiento a sabiendas de que puede llevar a la muerte. De todos modos se sigue con los cuidados médicos del paciente.
2- La intención: eutanasia directa o indirecta. Para la directa, se entiende que la acción llevará a la muerte porque ese es su fin. Para la indirecta, la muerte no es la meta sino un efecto secundario en la busca del alivio del paciente, generalmente, por analgésicos u otros métodos paliativos.
3- La voluntad del paciente: eutanasia voluntaria y no voluntaria. La primera refiere a la intención expresa del paciente por realizar la eutanasia mientras que la otra no cuenta con el consentimiento de la persona.

 

En su artículo titulado La eutanasia y el suicidio asistido en Argentina y otros países el médico clínico Pablo Przygoda señala los argumentos a favor y en contra de la eutanasia. Quienes defienden esta actividad se basan en dos argumentos: el respeto a la autonomía de cada individuo y la eliminación del sufrimiento. El primero hace hincapié en las decisiones personales del paciente según su carácter racional como persona. En cuanto al segundo, “cuando no existe esperanza alguna de recuperación, el paciente tiene derecho a morir dignamente y evitarse penurias e indignidades innecesarias”.

Quienes están en contra argumentan que la eutanasia es una forma de abandono y que podría repercutir en el pensamiento de personas depresivas o que malinterpreten su situación de salud. La legalización podría llevar a que el paciente tome una decisión errónea al quitarse la vida. El profesor Cambariere deja sentada su posición al respecto durante la entrevista: ”yo respeto al paciente y su decisión. En caso de existir una ley, no tendría ningún inconveniente con ella. Pero jamás procedería como médico para provocarla. No me opongo para nada si existiese una ley que permita la eutanasia activa, pero creo que no hay que llegar a esas instancias”.

La muerte digna en el siglo XXI sigue siendo un tema muy controvertido. En Europa el puntapié lo dio Holanda que legalizó y despenalizó la eutanasia en 2001. Países como Bélgica y Luxemburgo se sumaron a la tendencia. En América del Sur, el único caso es el de Colombia que legalizó la muerte digna en 2015. Canadá es el único país de América del Norte que permite la eutanasia. En cuanto a Estados Unidos, sólo cinco estados permiten el suicidio asistido. La técnica consiste en un médico que prescribe al paciente drogas para el autosuministro con el fin de terminar con su vida.

 

“Cada país tiene una idiosincrasia. En Estados Unidos, los médicos le avisan a sus pacientes que sus probabilidades de vida son bajas y les recomiendan que vayan preparando sus cosas porque les queda un determinado tiempo de vida. Argentina no es un país sajón. La gente no es así”, dice el clínico paliativista Jorge Katz en diálogo con Puchero. Su especialidad exige el cuidado del paciente con métodos de alivio, como la aplicación de analgésicos para disminuir los dolores insoportables del paciente.

Su posición sobre la eutanasia es firme: «yo creo que siempre es algo activo, tanto haciendo la receta como aplicando una inyección. Como médico no estoy de acuerdo. Aclara que, para él, la eutanasia es una sola. “Hay situaciones en donde el paciente está en un callejón sin salida, que sabe que va a morir. Es esos casos, sentar a un paciente frente a un respirador o hacerle una traqueotomía es un sufrimiento innecesario. Cuando no tiene sentido prolongar la vida mediante numerosas situaciones externas, yo no lo considero eutanasia”, explica. El clínico paliativista ve estos casos como procedimientos médicos.

Los años que nos separan de nuestra muerte se nos presentan como inciertos: nadie posee la bola de cristal. De lo que sí tenemos certeza es de que el día llegará para todos y cada uno de nosotros y lo mejor que podemos hacer es procurar que ese momento sea llevado con dignidad. La eutanasia no es un tema sencillo, pero reprimir el debate solo nos hará perecer de forma más amarga. Después de todo, tanto los que están a favor como los que están en contra buscan lo mismo: tener una muerte buena.

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