09.07.2017
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El 5 de julio se conmemora el Día de la Independencia en Venezuela, por eso contacté a varias personas para pedirles su opinión sobre el significado de la independencia en este momento. Recibí opiniones diversas: extensas, breves, poéticas, políticas, esperanzadoras y pesimistas. Les dejo mi experiencia con esa sinfonía coral sobre qué es la independencia hoy en Venezuela.
La primer pregunta es si hay algo que celebrar. La periodista Yakary Prado opina que: “Venezuela no tiene independencia que celebrar y es una lástima que la gesta independentista de nuestros libertadores haya sido echada por la borda como consecuencia de un proyecto político que no solamente copió el fracaso de un sistema ideológico, político y económico, sino que además incorporó a personal extranjero en puestos claves de la administración, política, económica y lo que es más grave aún, militar”.
En este momento, acaso lo que más se asemeja a aquella gesta libertadora sea la protesta callejera, que lleva más de tres meses y que se ha cobrado casi un centenar de vidas de jóvenes entre los 17 y 30 años. Jóvenes que salen a luchar por el país que quieren tener, armados de valentía y esperanza, jóvenes confinados a las autopistas para visibilizar su lucha, jóvenes detenidos, jóvenes que pasan hambre, jóvenes que no han podido cumplir sus sueños.
La antropóloga Cristina Rivas parafrasea a Federico Engels, en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, al decir que cuando ocurren los acontecimientos por primera vez son historia y cuando se repiten son caricatura. “De allí que los jóvenes sean los protagonistas de la nueva independencia evitando ser la caricatura de grupos enquistados en el poder”.
Para Rivas, la Independencia de Venezuela significa una lucha en gestación en donde es necesario que los jóvenes trasciendan su impacto más allá de las autopistas, para darle cuerpo a su gesta libertaria en los ciudadanos de un país mestizo, plural, y diverso.
Rivas añade más preguntas a mi lista. Por ejemplo, si en realidad estamos libres de yugos y, en el mejor de los casos, si en la Quinta República están presentes aspectos que dieron origen a la gesta independentista.
Yakary Prado agrega: “Las decisiones trascendentales para el país se dictan hoy desde una isla cuyas autoridades privilegian el disfrute inmerecido de nuestros recursos, nuestras zonas protegidas devastadas o en proceso, nuestras reservas saqueadas, nuestros territorios en reclamo cedidos y nuestros activos rematados a los «imperios» afines al comunismo”.
Hay argumentos de sobra para explicar porqué Venezuela podría ser económicamente autosustentable y abundan los análisis sobre el origen de la crisis humanitaria que, en efecto, existe.
Pero, la independencia también puede ser pensada desde los efectos que tienen las decisiones políticas en la individualidad. Así la palabra tendría otros matices: la independencia podría ser el simple de deseo de salir a la calle a las 8 de la noche sin sentirse expuesto, ir a un supermercado cuando cada uno tenga la necesidad y no tener que hacer una fila a la madrugada para comprar los productos que otros imponen vender, poder hacer un trámite sin tener que pagar un “gestor” para que lo agilice, poder comprar un pasaje de avión sin tener un “contacto” en la aerolínea, entre tantos etcéteras.
La Educadora Ginahí Cedré opina: “tal vez independencia sea olvidar cualquier tipo de categorías que resalten las diferencias. Tal vez un abrazo que estremezca a las armas y a quienes buscan enriquecerse en medio de catástofres y miserias. Quizás algo como eso, como el olvido que entierra el desastre”.
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