Bill Belichick: el monje triunfador

17.08.2017

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El entrenador en jefe de los New England Patriots, uno de los equipos de fútbol americano más conocidos en Estados Unidos, es un ganador voraz con métodos polémicos. Conozca al Bilardo de la NFL.

 

¿Quién es Bill Belichick?

El entrenador en jefe más ganador de la historia de la National Football League (NFL), o fútbol americano, el deporte fetiche en Estados Unidos -como el fútbol en Argentina. En 2017 ganó su quinto título, además de otros dos que obtuvo siendo coordinador defensivo, un puesto menor en la escala jerárquica. Más allá de las frías estadísticas, es interesante conocer el perfil de este estratega de 65 años nacido en Nashville, Tennessee. La prensa deportiva lo apodó  «el Monje» porque usa capucha casi siempre.

En las redes sociales circula un fragmento de una entrevista en el cual una periodista le pregunta a Belichick sobre las posibilidades que tenían un par de jugadores de disputar un partido. El entrenador repitió sin inmutarse: “Estuvieron inactivos, por eso no jugaron”. Claramente la relación entre el entrenador y los medios es tensa.

Fue uno de los pocos que expresó su simpatía por Donald Trump, quien leyó una carta del Monje en la carrera hacia la presidencia de la máxima potencia mundial. El magnate devenido en presidente dijo que se inspiraba en el duro trabajo de Belichick.

Lo que se le critica al entrenador son ciertos métodos en donde busca claramente sacar ventaja y que, en Argentina, quizá no serían tan mal vistos por los futboleros. Al Monje le interesa ganar y varias veces la ética queda rezagada. Se podría decir, en términos futboleros, que es una especie de Bilardo. Le importa el resultado. Le importa ganar. El fin justifica los medios.

Para ganar, el Monje no se ruboriza si tiene que desinflar los balones: desde 2006, New England Patriots los infló por debajo de los estándares establecidos por el reglamento de la NFL. Tampoco se pone rosado si se trata de robar planes de los rivales: cuando los oponentes se empezaron a dar cuenta de que su rival sabía todo lo que iban a realizar, contraatacaron dejando en los vestuarios planes falsos. Ni se inmuta a la hora de manipular el cronómetro: en 2007 se descubrió que los empleados de los Patriots alteraban el reloj según el resultado del juego. La NFL decidió poner personal independiente de los equipos anfitriones luego de descubrirlo.

 

Otro truco del polémico head coach está asociado en nuestro fútbol a Carlos Bilardo: el gatorade. El argentino lo utilizó una vez para desviar la atención de un partido. El anfitrión debe brindar esa bebida hidratante, pero Belichick la utilizó de otra manera. La calentó para que perdiera sus propiedades. Los rivales, al percibir después de un largo tiempo que habían caído en la trampa, decidieron llevar su propia bebida cuando van al Gillette Stadium de Boston, la casa de los Patriots.

En 2007 se produjo otro escándalo. Un empleado de un rival (Jets) descubrió que había un intruso. Era una persona mandada por Belichick para que filmara el entrenamiento del oponente -algo totalmente prohibido. La NFL castigó al Monje con una multa de medio millón de dólares.

“Ridículo” es la respuesta frecuente de Belichick cuando la prensa le pregunta por estos hechos. Belichick no se perturba en absoluto ante estas acusaciones. A diferencia de Bilardo, que también niega algunas cuestiones polémicas pero se ríe y acepta otras, como cuando colocó un potente sedante en un bidón de agua en pleno mundial de Italia 1990.

Agrio y distante, también hay que reconocer los méritos deportivos del Monje. Excelencia competitiva, descubridor de talentos que los demás entrenadores no ven, innovador permanente en las jugadas de su equipo, convencido de que la defensa gana campeonato. Obsesivo, detallista al máximo. Hace poco, hasta las personas menos amantes del deporte comprobaron que lo de Belichick es fáctico. Su equipo perdía la final jugada en el último febrero, durante el famoso Super Bowl, por 25 puntos faltando poco para terminar el cotejo. No claudicó y desde la inteligencia del Monje, junto a los coordinadores Josh McDaniels y Matt Patricia -eficaces laderos en ofensiva y defensiva respectivamente-  y al mariscal de campo estrella Tom Brady, lograron dar vuelta el partido en el tiempo extra e  igualarlo. Todos los medios coincidieron en que fue una hazaña, una remontada épica. Luego de semejante logro, ante los elogios de medio mundo, hasta de sus más acérrimos rivales, el Monje cortó con la dulzura: “Basta de hablar del título que obtuvimos. El foco está en 2017, será otra temporada muy difícil”.

El fútbol es la máxima pasión de gran parte de la sociedad argentina, equivalente al fenómeno del fútbol americano en EEUU. Hay trampas y trampas en el juego; la elección donde se traza la raya es ética.

¿Le gustaría que a su equipo de fútbol lo dirija un entrenador tan polémico pero que garantiza la gloria?

Usted tiene la respuesta, estimado lector. 

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