04.10.2017
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“Acá para insultar a alguien se usa el prefijo ‘Negro’ y no solo como insulto, se usa también como un consejo: ‘No seas un negro de mierda’, es como una recomendación que te hacen”, así empezaba la participación del director César González en la charla central del 8 festival Internacional de Cine Migrante. Este año el eje temático del festival está en la construcción de los conceptos de negritud y villeritud en las piezas audiovisuales.
El término negritud surgió en la primera mitad del siglo XX, creado por los intelectuales africanos Aimé Cesaire, Léopold Sédar Senghor y León Gontran Damas. La definición se centra en destruir la imagen del hombre negro como un bárbaro y definir los valores de la raza negra, para construir la identidad. Según Senghor: “El espíritu de la civilización negro-africana es el que, arraigado en la tierra y en los corazones negros, se alarga hacia el mundo –hacia las cosas y los seres- para comprenderlo, unificarlo y manifestarlo“.
En argentina, los villeros -o también llamados “cabecitas negras”- ocupan ese lugar marginal, invisibilizado y al que nadie quiere pertenecer, que sin embargo es representado en el cine o TV con amplia aceptación. En este sentido, lo que plantea el término villeritud es dejar de lado el morbo que exacerba en pantalla cómo se vive en la miseria y mostrar que la cotidianidad de la vida en las villas es distinta.
A esto apunta César González en sus películas, en lo que él llama cine realista, que no es ni inferior, ni amateur, simplemente es otro cine. De hecho, para César el cine amateur es el cine industrial, hollywoodense, porque es previsible. “Es un error decir que en estos festivales hay un cine diferente, como si hubiera un cine verdadero y un cine diferente. Éste es el verdadero cine, el que las sociedades necesitan. Hay que terminar con ese malentendido de que el realismo y el naturalismo son estilos menores, frente a lo onírico o el estilo David Lynch”, dijo.
González es el curador de la sección central del festival “Las vidas negras importan” y fue el encargado de abrir la charla “Con mis manos negras hago cine” en la que compartió panel con directores como: Billy Woodberry, Cassie Quarless, Usayd Younis, Abd al Malik y Diana McCarty. Estos realizadores se han dedicado a derribar prejuicios, empezando por el de cómo debería ser y lucir un director de cine.
César González terminó el secundario en la cárcel, y allí tuvo sus primeros acercamientos a la literatura. Está convencido de que el entorno social influye en el desarrollo de las personas, así como la representación que hacen los medios de las estructuras sociales, en la que predomina el racismo. “Siempre hay un intento de la psicología del capitalismo budista que reina de que si vos querés, vos podés, de que todas las decisiones terminan en el individuo y el entorno social es un signo más, pero no, determina la vida de las personas este sistema”, afirmó.
Entonces el villero debe vivir con el estigma de ser el enemigo, aquello que los demás no quieren ser. “Un blanco se define a partir de sentirse diferente al negro”, dijo César y citó la película Killer of the sheep de Charles Burnett , que le ha servido como inspiración. El filme muestra la cotidianidad negra y la relación de los negros con la violencia desde que nacen.
“La violencia es la estética de la vida para los negros y villeros”, dijo César. Y no solo es la violencia física, sino también la simbólica, porque el negro es obligado a pensarse con los criterios de los blancos. “Cuando me vestía de ropa deportiva no me prestaban atención, la policía me vivía parando, hoy que me visto distinto ya no me paran más. Ahora que este negro parece un blanco, es verdad que se leyó a Foucault y Nietzsche cuando estaba preso”, comentó.
En ese sentido, el cine y la televisión han reproducido estereotipos e instalado la naturalización de la pobreza, mostrando la vida de la gente humilde con excesivo morbo, como algo que se sabe que existe pero es preferible ver en pantalla y no en la realidad. “Nuestra sociedad adora ver en espectáculos a los que en la vida desprecia”, parafraseó al escritor francés Jean Genet. Por eso, en una suerte de justicia poética, los personajes de clase alta en las películas de César son ridiculizados. Todas las películas de César Gonzalez están disponibles en su canal de youtube.
La sección principal del festival está dividida en dos: negritud y villeritud.
La construcción de la negritud conforma las siguientes películas:
- A vizinhança do tigre (El tigre del barrio), de Affonso Uchoa. Brasil, 2014.
- For Ahkeem (Para Ahkeem), de Jeremy S.Levine y Landon Van Soes. EEUU, 2017.
- Generation Revolution (Generación revolución), de Cassie Quarless y Usayd Younis. Reino Unido, 2016.
- I’m not your negro (No soy tu negro), de Raoul Peck. Francia, Estados Unidos, Bélgica, Suiza, 2016.
- Jackson, de Maisie Crow. Estados unidos, 2018.
- Jinetes del tiempo, de José Ramón Pedroza. México, 2016.
- Noma, de Pablo Pinedo. Sudáfrica, 2016.
- ¡Que Allah bendiga a Francia!, de Abd Al Malik. Francia, 2014.
- Demasiado negra para ser francesa, de Isabelle Boni-Claverie. Francia, 2015.
- Viejo Calavera, de Kiro Russo. Bolivia, Qatar, 2016.
- X 500, de Juan Andrés Arango. Colombia, 2016.
La construcción de la villeritud presenta las siguientes películas:
- Tiré Dié, de Fernando Birri. Argentina, 1958.
- Crónica de un niño solo, de Leonardo Favio. Argentina, 1965.
- ¿Qué puede un cuerpo?, de César González. Argentina,2014.
- Guachines, de César González. Argentina, 2014.
- Pibe chorro, de Andrea Testa. Argentina, 2016.
- Umbral, de Claudio Perrín. Argentina, 2017.
FOTOS: Cine Migrante
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