Los Próximos Pasados

17.10.2017

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Los Próximos Pasados, documental argentino de 2006, rescata del ostracismo el mural de David Siqueiros, “Ejercicio Plástico”, al tiempo que implora por su cuidado y restauración. Para regocijo de Lorena Muñoz, su directora y de todos los admiradores de la obra de Siqueiros, el mural se encuentra hoy día en plena etapa de recuperación definitiva y de exhibición. Porque en suma y cómo quería su autor, “un mural es un arte público, un arte para que lo vean las multitudes”

 

David Alfaro Siqueiros formó, junto a José Clemente Orozco y Diego Rivera, el glorioso tridente de muralistas mexicanos que iluminó la vanguardia artística de principios del siglo XX. Sin embargo, pocos saben que Siqueiros pisó tierras bonaerenses en los años ’30, dejando por aquí parte de su impronta. Escapando de las autoridades de su país por sus ideas comunistas, el artista escogió a la Argentina como refugio momentáneo. Obligado primero por razones políticas, que luego también fueron amorosas, el pintor azteca frecuentó la mítica quinta Los Granados de Natalio Botana, empresario y por entonces director del diario Crítica. En su estadía en Don Torcuato y mezclado en discusiones políticasculturales con lo más granado de la sociedad porteña, el muralista dejó plasmada en el sótano de la edificación su obra “Ejercicio Plástico”. Fruto de la desidia, malos entendidos e ignorancia, aquel trabajo quedó olvidado y en un absoluto abandono durante décadas. El documental de Lorena Muñoz lo recupera.

Un audio con acento mexicano nos mete en la historia que cuenta Los Próximos Pasados. Es la voz de su protagonista, el mismo David Alfaro Siqueiros. El mexicano nos habla de Botana y del diario Crítica. Mientras, nos subimos a un tren, cómo lo hacía en 1933 el dream team de pintores que acompañó a Siqueiros en el armado de su obra. Son los Spilimbergo, los Berni, los Castagnino, que ahora son sus hijos, sus sobrinos, sus nietos, todos en el mismo tren, o casi, porque a éste ya no lo guía la máquina a vapor. Y todos en el mismo viaje, aunque ahora solo se trate de ir a ver qué quedó de aquella quinta, de aquel esfuerzo.

Estamos en presencia de una reconstrucción histórica de algo escondido en el tiempo, cuando otra vez aparece la voz de Siqueiros que nos adentra en su filosofía: “Le impusimos al Estado nuestro derecho a pintar sobre los muros”, declama. Dinámico, el documental no para. Nos describen la quinta: con cámara subjetiva, dibujos y fotos, conocemos el lugar donde pasó todo. También ayuda una reconstrucción de familiares de Botana: “¡Pensar que jugábamos a la rayuela arriba de lo que había pintado Siqueiros!”, cuentan. Muerto Botana, su propietario, la quinta sufrió diferentes ventas y problemas legales que la dejaron abandonada en plenos años ‘80. Al llegar, los visitantes se topan con esa construcción, demolida y poseída por yuyos y demás hierbas silvestres.

 

Luego, el film nos sumerge en el mar de las preguntas. ¿Por qué el mural lo hicieron en el sótano? ¿Por qué específicamente en la casa de un empresario millonario, cuando Siqueiros era comunista? ¿Cómo logró durar tanto la obra frente los cambios edilicios, los años y la desidia frente al desconocimiento de su verdadero valor? ¿Por qué en el mural no aparecen reclamos políticos o sociales y por el contrario todo gira alrededor de una mujer y del amor? ¿Y quién es esa mujer? Se arman teorías para armar el rompecabezas: triángulos amorosos; Siqueiros tratando de recuperar el amor de Blanca Luz, su amante uruguaya; la necesidad de ganar dinero; el material vanguardista con el que se hizo la pintura; son varias de ellas. No es lo que importa. Lo que sí importa es la recuperación de la obra. Y a ello se aboca el film en su parte final, dejándonos con la incertidumbre de si todos los esfuerzos para excavar ese sótano y sacar y transportar las partes del mural, tendrían un final tan bello como la obra de Siqueiros merecía.

Los Próximos Pasados viaja hacia un tiempo intenso, compuesto por certezas y vanguardias artísticas e ideológicas. En esa ebullición, tan lejana a nuestros desangelados días, Siqueiros dejó retazos de su arte. Perseguido político y necesitado de fondos, el mexicano encontró en Botana un mecenas de paso y en Argentina un sitio para cultivar el amor. Su obra, escondida en aquel sótano, lo atestigua. Como una metáfora de un país desaprovechador serial de sus riquezas y virtudes, “Ejercicio Plástico” necesitó más de siete décadas para ser descubierto y exhibido. Ningún pecado puede ser más imperdonable que someter a un mural a las tinieblas del anonimato.

 

Para ver el documental subtitulado clickeá acá

 

FICHA TÉCNICA

Dirección: Lorena Muñoz

Guión: Lorena Muñoz

Música: Pedro Onetto

Fotografía: Iván Gierasinchuk

 

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