Rodrigo, un transgresor serial

29.11.2017

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Rodrigo Baldasso da Costa es un defensor con buena técnica y larga trayectoria en el fútbol de Brasil. Sus permanentes conductas desleales, sin embargo, lo colocan en el ojo de la tormenta.

 

Domingo 26 de noviembre de 2017. Ponte Preta juega un partido decisivo por la permanencia en la máxima divisional del fútbol de Brasil ante Vitoria. En quince minutos el equipo marca dos goles. Todo parece encaminado. Pero aparece él, Rodrigo -nacido en Lençóis Paulista, un municipio en el estado de São Paulo- y tira todo por la borda. Con la jugada muy lejos de él, con una conducta deleznable, le introduce al delantero rival Santiago Trellez  un dedo entre sus nalgas. Dos veces. Fue tan repugnante su accionar que no fueron los rivales los que se quejaron con más severidad sino sus propios compañeros. Uno de ellos lo sacó de mala manera al haber visto la secuencia completa.

El partido se dio vuelta, Vitoria ganó 3 a 2, Ponte Preta perdió la categoría, los hinchas invadieron la cancha (casi termina todo en una tragedia por el choque con la policía) y jugará en 2018 en la segunda división. Todos los dardos, con justa razón, fueron a parar hacia Rodrigo. Pero no fue un hecho aislado. Forma parte de un largo prontuario de comportamientos inadmisibles de este futbolista que pasó por Dínamo de Kiev (Ucrania), São Paulo, Flamengo, Grêmio, Inter, Vitoria, Goias y Vasco (todos estos de Brasil).

En 2010 tuvo un sonoro escándalo con la nutricionista de Gremio. “Yo contraté a Rodrigo porque es un muchacho con mucho liderazgo en el plantel. Y él cumplió esa función, fue muy importante en la conquista del título estadual”, recordó Luiz Onofre Meira, ex director de fútbol del Gremio. Pero con el correr de los meses, el panorama cambió radicalmente. La directiva ya estaba insatisfecha con Rodrigo, veía al jugador como un líder nocivo. Y todo se derrumbó en una reunión del club. Rodrigo pidió beber refrescos en la cena, la nutricionista sugirió jugos. Hay diferentes versiones para el desenlace de la historia. Profesionales del Gremio, en esa época, dijeron que Rodrigo le arrojó un vaso a la nutricionista. Él lo negó: alegó que, en la discusión, golpeó accidentalmente un vaso, que se había estrellado en el suelo. En ese tiempo, Rodrigo lidiaba con algo personal muy complejo. Su madre tenía un cáncer terminal. Fue desobligado de algunos entrenamientos para visitarla en el hospital. Fue al regreso de una de esas visitas que ocurrió el episodio del vaso. Días después, su madre murió. Rodrigo fue echado de Gremio.

Lo contrató Vitoria. Pero, como un nene caprichoso, otra vez se le soltó la térmica. Al saber que no estaría convocado por el técnico Paulo César Carpegiani para un partido contra ASA, por la Serie B, el jugador se acercó a los periodistas que asistían al entrenamiento y dijo que le gustaría dar una entrevista para explicar la ausencia en el juego. «Tengo mucho para hablar», afirmó a pura altanería. La comisión directiva tomó conocimiento del episodio y lo destituyó.

 

Luego de un buen paso por Goias en 2013, Vasco lo contrató pensando que había madurado. Pero nada de eso ocurrió. Lo que siempre busca el defensor, con sus conductas, es provocar a los rivales para que reaccionen y sean expulsados. En un cotejo ante Gremio, le tocó los genitales al futbolista ecuatoriano Frickson Erazo, situación que quedó expuesta por la televisión. Ese desconcertante accionar también lo sufrió un jugador que se convirtió en el último tiempo en un referente sudamericano, el peruano Paolo Guerrero, quien fue protagonista de la histórica clasificación del seleccionado inca al Mundial de Rusia 2018 . En una jugada, el polémico defensor le empezó a pellizcar las tetillas, Guerrero cayó en la trampa y fue amonestado por meterle un codazo. El juez vio parte de la película, por eso el zaguero salió indemne en ese incidente. Otra mancha más…

Algo de Rodrigo es sintomático: su compulsión por las agresiones aberrantes a oponentes que no nacieron en Brasil. A los de su país, por más marca pegajosa y rústica que tenga, no les hace lo mismo que a los extranjeros como Trellez, Erazo o Guerrero.

Las confusiones de Rodrigo en Vasco continuaron. Algunos jugadores del elenco, especialmente jóvenes, pasaron a desconfiar de su postura. Y los entrenadores también empezaron a estar atentos a eso. En 2016 tuvo un desacuerdo con el DT Jorginho pero fue mantenido en el equipo. También tuvo problemas con Milton Mendes. En 2017 llegó a Ponte Preta. Hace pocos meses se enfrentaron ese equipo y Vasco. Cuando terminó el partido, Mendes saludó a los rivales y cuando se acercó a su ex dirigido, recibió un empujón del marcador central. Pero esto no terminó ahí. Cuando Vasco destituyó al citado entrenador, Rodrigo contraatacó con un video en las redes sociales en el cual se burlaba del técnico cesanteado.

Ponte Preta, a pesar de tener contrato con el jugador hasta fines de 2018, puso en duda su continuidad. Lo más probable es que no siga. Se cansaron de los transgresores seriales como Rodrigo.

 

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