Neutralidad de la Red: ¿adiós o hasta luego?

15.12.2017

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El pasado jueves 14 de diciembre será recordado por múltiples hechos ocurridos en distintas partes del globo. En esta nota, nos focalizaremos en uno para nada menor: el fin de la Neutralidad de la Red en los Estados Unidos.

 

Este 14 de diciembre la Federal Communications Commission (FCC) de los Estados Unidos -cuyo directorio está integrado por 3 miembros oficialistas (republicanos) y dos opositores (demócratas)- revocó la directiva FCC15-24A del año 2015 donde se otorgaba un marco legal para regular a los Proveedores de Servicios de Internet (ISP) tras años de disputas legales sobre esta jurisdicción.

En términos prácticos, la Neutralidad de la Red es tanto un concepto teórico, como una regulación legal y una batalla abierta e inestable.

Desde lo teórico, refiere a la “no discriminación” (priorización, aumento, obstaculización, lentificación o bloqueo) de contenidos, flujos y paquetes de datos que circulan por Internet basado en su origen, propiedad y destino por parte de los diversos actores involucrados -entre los cuales encontramos a los ISP (en nuestro país serían Fibertel, Arnet, Speedy, etc.), a los proveedores de servicios y productos (como Facebook, Netflix, Google, Apple, etc.) y a los diversos Estados.

Este concepto fue creado por el abogado norteamericano Tim Wu en 2003 al calor de los debates de las Cumbres Mundiales de la Sociedad de la Información de la ONU. Se trataba de una forma tanto de asegurar el libre intercambio de flujos de datos y acciones de los usuarios como también una reivindicación de los “valores primigenios” de apertura, innovación y circulación libre de los “creadores” de Internet.

En este sentido, Wu caracterizó a la Neutralidad de la Red como el histórico y “normal” funcionamiento de Internet que habría que preservar frente al accionar de ISP y gobiernos para que la red siguiera siendo como la conocemos. Por este motivo, elaboró cuatro amenazas a las que habría que estar atentos para defender la Neutralidad:

  • estrangulamiento del tráfico de flujo de información
  •  total bloqueo del tráfico de flujo de información
  • tendencia a la monopolización de los ISP en favor de aplicaciones, contenidos, etc. propios con perjuicio de los clientes y de otras empresas
  • priorización de determinados servicios, proveedores, aplicaciones o contenidos, según acuerdos comerciales y falta de transparencia de las acciones de los ISP.

Es decir, si un ISP tiene un servicio propio que es similar al de un competidor, sin Neutralidad de la Red podría lentificar el tráfico del competidor haciendo que el servicio brindado por este funcione de manera poco satisfactoria orientando su propio servicio (o alguno acordado vía tratado comercial) como más atractivo.  

Para dar un ejemplo práctico, sin Neutralidad de la Red Fibertel podría lentificar y hacer que Netflix no funcione de forma correcta para que sus usuarios opten mayormente por Cablevisión Flow el cual tendría un  eficiente servicio (incluso más que hoy al poder darle trato preferencial).

 

A su vez, sin Neutralidad de la Red el ISP podría determinar:

  • un costo adicional particular para acceder a distintos tipos de contenidos, eliminando la posibilidad que existe hoy día de acceder a “toda la red” con una sola tarifa. Sin el pago de este costo, directamente no se podría acceder al servicio. Por ejemplo, sin pagar el “paquete video” de Fibertel no se podría acceder a Youtube o Netflix por más que se pague la suscripción a este último.
  • una “internet de dos velocidades” donde para acceder de forma exitosa a un servicio se deba pagar un “extra” para ello. Caso contrario, este podría tener serias dificultades en su acceso empeorando la experiencia del usuario y orientando a que este elija pagar esta taza extra para tener un servicio óptimo. 

Por tanto, hay dos intereses claros y opuestos:

  • por parte de los ISP: que no existan regulaciones legales sobre la Neutralidad de la Red ya que impiden poder realizar las prácticas mencionadas arriba con el argumento de que cae sobre ellos todo el gasto de inversión en infraestructura
  • por parte de los proveedores de servicios y contenidos: que sí exista Neutralidad de la Red para garantizar un correcto funcionamiento de sus servicios que les permita competir unos con otros.

Esto es, en resumidas y apuradas cuentas, lo que llamo la “problemática económica” de la Neutralidad de la Red. Esto implica una batalla inter-empresarial entre los ISP y los proveedores de servicios y contenido por imponer o recomendar legislaciones que sean más favorables a unos u otros, con el Estado muchas veces haciendo de mediador pero muchas otras dejando obrar la batalla sin entrometerse en la misma.

Aquí nos adentramos en la segunda característica que es la de la regulación legal. En EEUU desde 2005 hay un fuerte debate en el seno de la FCC tras varios bloqueos de algunos ISP sobre servicios de comunicación de voz por IP como Skype, imponiendo una “Policy Statement of Open Internet” que incluía cuatro libertades de la red:

  • elegir y acceder a cualquier contenido legal sin peligro de estrangulación o bloqueo,
  • usar las aplicaciones y contenido deseado siempre y cuando sea legal
  • poder conectar cualquier dispositivo a la red sin limitaciones siempre y cuando este “no dañe la red”  
  • obtener información acerca del servicio contratado.

La Neutralidad de la Red, tras diversas disputas, apelaciones y vericuetos legales impulsados por los ISP, fue consolidada y ampliada al mercado móvil en la Open Internet Order de 2010 con expreso apoyo del entonces presidente Obama y los principales proveedores de servicios y contenidos como Google, Facebook, Microsoft, Amazon, entre otros.

Ese mismo año la primer Ley de Neutralidad de la Red fue aprobada en Chile, inspirada por los debates y la lucha de la FCC con un “efecto dominó” que generaría la aprobación de diversas regulaciones similares a nivel mundial. En Argentina recién llegaría en 2014 en los artículos 56 y 57 de la Ley 27.078 “Argentina Digital” aprobada en tiempo récord durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.

Sin embargo, en EEUU a causa de múltiples apelaciones de los ISP acerca de que la FCC no tenía potestad legal para regularlos, no será hasta 2015 cuando finalmente, en el marco de una gran  acción conjunta entre el Partido Demócrata, los proveedores de servicios y contenidos (principalmente Google, Facebook, Apple pero también Microsoft, Netflix y hasta Pornhub, entre otros) y diversos activistas pro “Internet abierta y libre”, la FCC podría tener finalmente potestad legal para regular a los ISP vía la directiva FCC15-24A aprobada 3 a 2 por mayoría demócrata en su directorio.

 

Esto parecía saldar la discusión entre los ISP y los proveedores de contenido y servicios a favor de estos últimos, quienes suelen considerarse los herederos de los creadores de Internet (empleando a muchos de ellos) y como el motor “económico” de la red hoy día.

Sin embargo, podemos apreciar como estos procesos no dejan de ser una batalla inestable donde la balanza si bien se puede mover a favor de unos, pronto puede estar del otro lado. Ya en campaña, los diversos candidatos republicanos, especialmente Donald Trump pero también Ted Cruz llamaban a la Neutralidad de la Red el “ObamaCare de Internet” y prometían terminar con esta regulación si llegaban a la presidencia.

Tras el triunfo del actual presidente norteamericano,  se nombró en el directorio de la FCC a Ajit Pai, anterior abogado de Verizon (uno de los mayores ISP de EEUU) y ferviente enemigo de las regulaciones sobre Neutralidad de la Red.

Con diversos amagos y proclamas, el proceso fue decantando en la votación del pasado jueves, donde se revocó la directiva del 2015 quitando toda potestad a la FCC de regular a los ISP y por tanto dejando sin efectividad las disposiciones y “libertades” sancionadas previamente.

Esto se realizó pese a las múltiples manifestaciones, al accionar conjunto de los principales proveedores de servicios y contenidos, a diversas iniciativas para llamar o enviar tweets a los directivos e incluso una encuesta de la Universidad de Maryland donde el 83% de los consultados se encontraban en contra del fin de la regulación (incluyendo 3 de cada 4 republicanos encuestados).

Los representantes demócratas, activistas y diversos CEOs y directivos de Facebook, Google, Amazón entre otros ya manifestaron su  repudio y rechazo a esta decisión alegando diversas apelaciones judiciales futuras.

En concreto, la anulación de la regulación sobre la Neutralidad de la Red perjudica ampliamente a estas empresas ya que deberán negociar con los ISP una no-obstaculización de su servicio para continuar con el funcionamiento que conocemos hoy día. Asimismo, podría generar un incremento de los servicios de suscripción para financiar en parte estos acuerdos o incluso la inclusión de (más) publicidad para que el costo no se traslade al usuario final.

 

Para los usuarios, además de posibles costos adicionales, generaría una segmentación en las posibilidades de “qué podemos hacer en Internet”, cambiando claramente las reglas de juego de cómo nos movemos y qué hacemos en una tecnología que ha modificado nuestra vida cotidiana.

El fallo de ayer en EEUU no significa directamente ni que esta segmentación de nuestra actividad en Internet se aplique en el resto de los países del mundo (aunque no hay que descartarlo ya que una enorme proporción de nuestro tráfico de datos pasa por este país) ni tampoco otro “efecto dominó” que modifique radicalmente las regulaciones y legislaciones vigentes (aunque esto tampoco hay que descartarlo, principalmente en nuestro país).

Tampoco hay que pensar que este fallo pueda ser definitivo incluso si supera la catarata de apelaciones judiciales que se asoman en el horizonte.

Si bien la legislación ahora quitada en EEUU y vigente en nuestro país y en gran parte del mundo es un gran paso, dista(ba) de ser perfecta, principalmente ya que no regula a los proveedores de servicios y contenidos quienes defienden la Neutralidad de la Red de palabra pero muchas veces la violan en la práctica. Estas regulaciones contenían pocas o nulas disposiciones respecto a la privacidad de los datos de los usuarios que son identificados (y proclives a ser almacenados, utilizados, vendidos) en el proceso de verificación de los mismos para ver cuáles discriminar de una forma u otra. Quizás este no sea un adiós, sino un “hasta luego” que sirva de resorte para crear próximamente una regulación que también contenga estos puntos que son tan necesarios.

La Neutralidad de la Red es una batalla inestable y continuamente cambiante, que da todas las señales de no haber tirado su último cañonazo ni estar cerca de ello.

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