Heinze: ganador y polémico

04.02.2018

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Gabriel Heinze, también conocido como El Gringo, es un futbolista de carrera impecable y ahora uno de los entrenadores del futuro. Pero ciertas actitudes personales (expuestas por periodistas, dirigentes e hinchas) lo ponen en la mira.

 

Salvo un necio podría negar la intachable carrera que realizó Gabriel Heinze, un aguerrido defensor nacido en Crespo, provincia de Entre Ríos, el 19 de abril de 1978. Su palmarés incluye a muchos equipos: Newell’s, Real Valladolid, Sporting de Lisboa, Paris Saint-Germain, Manchester United, Real Madrid, Olympique de Marsella, Roma y la selección argentina. Obtuvo nueve títulos en las distintas instituciones por las que pasó y la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 con Argentina. Actualmente es el entrenador de Vélez, el año pasado fue el pilar fundamental para el ascenso de Argentinos Juniors a la primera división y antes inició su carrera como DT en Godoy Cruz.

Pero resulta sintomático que, desde el legendario Sir Alex Ferguson, pasando por varios simpatizantes y algunos periodistas con espíritu crítico, le lluevan los cuestionamientos. No por sus condiciones futbolísticas que fueron excelentes -Heinze fue siempre un líder en las defensas que integró: un caudillo- sino por conductas que llevan indefectiblemente a la polémica.

En 2015 llegó a Mendoza para hacerse cargo, como entrenador, de Godoy Cruz. Al poco tiempo, todo se derrumbó. Y no únicamente por los resultados desfavorables sino porque no había feeling ni con la comisión directiva, ni con los hinchas ni con los comunicadores. En una nota del martes 22 de septiembre de 2015 en el diario La Capital de Rosario, titulada “A Heinze, en Mendoza lo miran de reojo”, el periodista Sergio Faletto sentenció: “El periodismo cuyano y el público tombino están molestos con ciertos modos de Gabriel Heinze. Dentro de las entrañas del club bodeguero preguntaron en diálogo con los (comunicadores) rosarinos si el Gringo siempre fue así de complicado para socializar. Su indiferencia y altivez no lo ayudan a generar un ámbito de mejores condiciones laborales, más aún cuando algunos modales son recibidos como falta de respeto”. Y destacó: “Es que en la actualidad hay entrenadores, al igual que Heinze, que no tienen simpatía con la prensa y tampoco consideran la opinión del público, a los cuales incluso subestiman en ciertas ocasiones. Lo que sí deben entender, e internalizar, es que el fútbol es un deporte cada vez más interdisciplinario, por ende el respeto es una condición indispensable para ser un profesional íntegro. Como así la valentía de enfrentar directamente las divergencias, sin camuflarse en la generalización para evitar el contacto franco. Si no lo hacen, lo que se pone en juego es el profesionalismo como entrenador, porque ya no cuenta su trayectoria como jugador, por más brillante que haya sido”.

 

Una voz autorizada es el mítico Sir Alex Ferguson, DT del Manchester United desde 1986 hasta 2003, con infinidad de campeonatos obtenidos. En su libro autobiográfico valoró a los jugadores brasileños: “Siempre los respeté. Tienen una cualidad especial, un profundo orgullo, una gran fe y entrenan a conciencia. Nacieron para los grandes momentos». Y criticó duramente a los futbolistas argentinos: “Debo confesar que se me hizo muy difícil trabajar con ellos, con Sebastián Verón y Gabriel Heinze. Una vez Verón tuvo un enojo con Heinze en Portsmouth. Heinze estaba dispuesto a pelearse”.

No se puede negar que el Gringo tiene la característica de ser siempre directo. Cuando en diciembre de 2017 fue presentado en Vélez, disparó: “Los periodistas siempre van a ser mentirosos. Difundieron cifras falsas sobre mi contrato”. Y en una entrevista con la FM Estación Plus, profundizó: “Eso de que prohibí la Play Station o los celulares es una mentira más de gente que lo único que hace es dar noticias para generar algo porque no tiene absolutamente nada de qué hablar. Eso me pone triste porque esos periodistas mienten y publican cualquier cosa. A mí me educaron en la honestidad, ir siempre de frente y eso nunca lo voy a cambiar, por eso me agradecen que sea sincero. A esa forma de ser nunca la voy a modificar, por más que este fútbol argentino, que está muy mal, muchas veces no lo entienda. Así que lo mío es simple y trato de ser lo más profesional posible. Puedo cometer mil errores o puedo tener menos capacidad que otros, pero lo que hago es meterle muchas horas al trabajo para que esa incapacidad se note lo menos posible en los resultados finales”. Y, como buen discípulo de Marcelo Bielsa, en un interesante modo de actuar, dijo que se comunicará con los periodistas únicamente a través de conferencias de prensa. Eso lo hace para no realizar entrevistas individuales, exclusivas, y mantener a todos con las mismas posibilidades de escucharlo. Heinze trata a todos por igual. Sin privilegios para nadie.

Hay una cuestión anecdótica que muestra el alto nivel de soberbia de Heinze. Luego de salir campeón a mediados de 2013 con Newell’s, antes de un clásico frente a Rosario Central, el Gringo dijo: “Mis objetivos son otros. El clásico es un partido más para mí”. Luego de esa opinión, Newell’s apenas pudo vencer una vez en nueve juegos a su máximo rival. Quien esto escribe conoce la visión de hinchas y de periodistas (que prefirieron el anonimato) leprosos, quienes coinciden en razonar: “Es para creer o reventar. Desde esa declaración a pura altanería, únicamente pudimos ganar un clásico nada más”. Por eso, en un partido en 2015, apareció una bandeja en el estadio de Newell’s con la leyenda: “La soberbia fracasó”. Aunque ese mensaje tenía varios destinatarios, uno de ellos era el Gringo ganador y polémico.

 

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