19.03.2018
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Un capítulo aparte de la causa AMIA es la actuación de nazis y criminales de la dictadura militar -que no se caracterizaban por su simpatía con ninguna minoría y menos que menos la judía- junto a las instituciones centrales de esa colectividad.
Aunque cueste creerlo, la investigación del mayor atentado anti-judío en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial fue confiada a una serie de personajes que no ocultaban su ideología nazi y que -en buena parte de los casos- registraban antecedentes criminales de temer.
“Señor Presidente: por favor no ponga la investigación en manos de admiradores de Hitler”
Tras el atentado del 18 de julio de 1994, por diversos antecedentes que rodeaban al gobierno de Carlos Saúl Menem, a este autor le pareció importante advertir y denunciar la posibilidad de que nazis terminaran “investigando” el atentado.
Entonces, escribí una “Carta Abierta al Presidente Carlos Saúl Menem” publicada el 22 de julio de 1994 en el periódico Nueva Sión que yo dirigía, algunos párrafos fueron levantados por The New York Times:
Don’t make us feel like foreigners in our own country, a Jewish newspaper, Nueva Sion, appealed on Monday in an editorial addressed to President Carlos Saul Menem. Referring to neo-Nazi infiltration of military intelligence services here, the editorial continued, «If you really want to clear up the attack, please don’t put the investigation in the hands of admirers of Hitler».
En español:
No nos hagan sentir como extranjeros en nuestro propio país, un periódico judío, Nueva Sion, apeló el lunes en un editorial dirigido al presidente Carlos Saúl Menem. Refiriéndose a la infiltración neonazi de los servicios de inteligencia militar aquí, el editorial continuó: «Si realmente quiere aclarar el ataque, por favor no ponga la investigación en manos de admiradores de Hitler».
Continué publicando la misma línea de alerta en los meses siguientes:
Lo importante no es probar si Irán estuvo o no detrás del atentado, dijo Horacio Lutzky, director de noticias de la cadena de televisión por cable judía argentina Alef Network y ex editor de la revista Nueva Sión.
Lo que realmente importa es encontrar la conexión local, aquellos que proporcionaron inteligencia, casas seguras y apoyo para los atacantes, dijo Lutzky.
Creo que son ex agentes de seguridad que trabajaron para los dictadores militares argentinos en los años 70 y principios de los 80, dijo.
Son torturadores y fascistas que mantienen muy buenos contactos en la policía y las agencias de seguridad. Y, ya saben, los fascistas no persiguen a los fascistas.
Nazis, antisemitas y genocidas “investigando” el atentado con el visto bueno de la DAIA
Los peores augurios se hicieron realidad. Antisemitas de todo pelaje, incluyendo represores y torturadores de la dictadura militar, fueron habilitados por el gobierno y por el juzgado de Galeano, a “colaborar” con la pesquisa. Los directivos y abogados de las entidades judías DAIA y AMIA no pusieron objeción alguna a esas incorporaciones. Por el contrario, sumaron a alguno de estos ejemplares a su propio equipo de colaboradores.
A esto se refiere el abogado querellante José Ubeira en este fragmento de su alegato en el juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA, aludiendo a esos personajes, cuando señala que “así como se ponían a “resolver” el tema de AMIA, pasado mañana estaban dispuestos a matar a cualquier judío en la República Argentina”.
El Dr. UBEIRA sobre nazis y mercenarios investigando la causa AMIA
El Astigarraga que menciona el Dr. Ubeira, era uno de los abogados de la querella AMIA/DAIA que contrató a Guglielminetti (“el nazi más confeso en la historia de la República Argentina”), supuestamente para contribuir a la investigación.
Ya en 1994 periodistas del diario La Prensa habían alertado sobre un “coronel Solís” -presunto miembro de un “grupo Cabildo” de la SIDE, vinculado en la nota al ideario nazi- investigando el atentado (“El Zorro en el Gallinero”, La Prensa 28-11-94). El aludido Solís querelló a los periodistas, y tiempo después tuvo lugar un juicio oral al que la DAIA jamás concurrió ni emitió a su respecto opinión alguna. Era lógico: para entonces, la DAIA ya frecuentaba a los zorros. Y de los más pesados.
El genocida capitán Vergez y Daniel Romero
En los alegatos por el juicio del encubrimiento del atentado a la AMIA, tanto la fiscalía como diversos querellantes aludieron a la participación en la “investigación” del genocida Héctor Vergez.
Vergez es un militar acusado de asesinatos, torturas y robos, condenado por delitos de lesa humanidad cometidos principalmente como jefe del campo de concentración de la dictadura “La Perla”, en la provincia de Córdoba.
En nombre de la SIDE, y con autorización del ex juez Galeano, visitaba a Telleldín en la cárcel en los comienzos de las negociaciones que tuvieron lugar para comprarle una falsa declaración con la cual desviar la pesquisa y dar por “esclarecido” el atentado. En un primer intento, tratando de convencerlo de que imputara a unos libaneses detenidos en Paraguay. Esta situación era conocida y consentida por Beraja y la DAIA: un rabino norteamericano llamado Avi Weiss había denunciado este primer intento de encubrimiento en el Congreso de los Estados Unidos, en el año 1995, a poco de ocurrir. Y lo hizo en presencia del propio Beraja, que estaba allí para defender al gobierno de Menem.
La realidad es que Beraja no se enteró por los dichos del rabino norteamericano, sino que conocía las tratativas de primera mano: el agente de la SIDE Daniel Romero, que secundaba a Vergez en las tratativas, concurrió al Banco Mayo para charlar con Beraja. Romero, era además chofer del mismísimo jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy.
La Fiscalía sobre Vergez, Romero y Beraja
El turco Julián
Otro de los represores que “colaboraban” con el Juzgado de Galeano fue el ex policía federal Julio Simón, conocido como “el turco Julián”. Durante la dictadura fue jefe de torturadores en el centro clandestino de detención “El Olimpo”, donde lucía como llavero una esvástica.
Simón pasó a ser el «testigo de identidad reservada B» en la causa AMIA, cuando tres meses después de la explosión se presentó en el juzgado del juez Juan José Galeano para aportar datos sobre los posibles terroristas que llevaron adelante la masacre. Para eso, dijo haber estado en contacto, en la ciudad de Uruguayana, con libaneses que le hablaron del atentado. E incluso que le habrían confesado que un coronel libanés ideó la masacre y luego se «guardó» en la Triple Frontera hasta que llegara el momento de cometerlo. Así pasó a ser una de las “pruebas” secretas de Galeano, que la DAIA no podía desconocer en atención a su relación privilegiada con el juez.
Galimberti
El líder montonero Rodolfo Galimberti, como oficial palestino, participó de escaramuzas con tropas israelíes en el Líbano, siendo internado en un hospital sirio a raíz de una herida recibida.
Durante los años 1987/8, a través de la revista Jotapé que financiaba, desarrolló vínculos con la embajada de Irán y desplegó una prédica que fue señalada de antisemita como ya mencionamos en la nota La Piba Bullrich: Volveremos.
Tras el atentado a la AMIA, el jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy (actualmente enjuiciado por encubrimiento) lo designó en la cueva de los espías para “asesorar” en la investigación.
Vicat
Al grupo de facinerosos mencionado hasta aquí, los responsables de la investigación sumaron otros especialistas que -sin tener los horribles antecedentes de los anteriores- pronto demostraron estar dispuestos a presionar a posibles testigos para abastecer a la historia oficial.
El comisario Luis Vicat “trabajó” en la causa AMIA, y se convirtió en hombre cercano a Rubén Beraja. Fue procesado el 30 de diciembre de 2014 por el Juez Federal Ariel Lijo por extorsión bajo el cargo de haber «apretado» y ofrecido beneficios a imputados para que dijeran haber visto la camioneta Traffic -supuestamente usada en el atentado- en la brigada de investigaciones de Lanús. Luego la Cámara Federal dejó sin efecto el encuadre dado por Lijo como «extorsión», y dispuso se realice una nueva indagatoria por «coacción», estando pendiente su juicio oral.
En los alegatos de las últimas semanas, se mencionó el activo rol de Vicat no solo en esas maniobras, sino también en los años siguientes, colaborando a cambio de dinero con la SIDE en instalar campañas de prensa, para desviar la atención. Se recordó que el propio Jaime Stiuso lo señaló así en su declaración.
Vicat fue además consultor de Rubén Beraja en “seguridad bancaria”, y frecuente opinador como “analista” sobre la causa AMIA en Radio Jai (la radio judía que en realidad es propiedad de Juan José Richarte, padre del ex Nº 2 de la SIDE).
El Dr. Ubeira sobre Luis Vicat
¿Domiciliaria a los genocidas?
Días atrás, se conoció la “sugerencia” del gobierno nacional de otorgar prisión domiciliaria en razón de la edad a un grupo de represores, entre los que se encuentran Raúl Guglielminetti y el “turco Julián”.
Ante la posibilidad de liberación de estos peligrosos criminales adeptos al nazismo y al antisemitismo más violento, AMIA y DAIA guardan silencio. Contravienen su razón de ser, condicionadas por su impresentable convivencia en la causa AMIA.
O por compromisos aún anteriores. En octubre de 1994, la dirigencia de AMIA perpetró un gravísimo episodio de censura, en una publicación propia dirigida a la red escolar judía, que hablaba sobre la dictadura y el antisemitismo de los represores.
Los ejemplares fueron requisados por orden de uno de los directivos de AMIA, Elías Lisicki, y al poco tiempo reemplazados por una versión que eliminaba toda referencia a estos temas.
La DAIA y el Judenrat
Comparar a la DAIA con el Judenrat (Consejos Judíos formados por los nazis en la Segunda Guerra, señalados por traición) sería cometer una injusticia histórica. En los Judenrat no todos fueron lo mismo, y hubo algunos -pocos- recordados casos de entrega y heroísmo personal, en un contexto incomparable de vida o muerte.
Aunque cabe reconocer que en la DAIA también hubo excepciones, como recordó el abogado Ubeira al rendir homenaje a su ex titular Gilbert Levy. En su corta gestión truncada por enfermedad y fallecimiento, Levy había llamado a reconocer el penoso papel que había jugado la DAIA y cambiar de rumbo. Pero, añadió en su alegato el Dr. Ubeira, “como todo lo bueno, duró poco”.
Leé también La acusación que preocupa a la dirigencia judía y Qué encubre el encubrimiento
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marzo 20, 2018
Gracias Horacio Lutzky por tu profesionalismo periodístico y tu inclaudicable compromiso con la verdad