Black Mirror Brazil

20.10.2018

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El candidato presidencial de utraderecha Jair Bolsonaro ha levantado una ola de profunda preocupación en Brasil y la región; así como una ola de violencia in crescendo. Las preguntas que muchos se hacen son porqué lo votan, cómo es posible. Aquí un relato en primera persona y algunas reflexiones para pensar el Bolsonaro que llevamos dentro en el colectivo social.

Dibujo de Alberto Benett especial para PucheroNews. Cortesía del artista.

 

Navidad de 2016

Como todos los años, desde que me mudé a Argentina en 2008, volví a Brasil para pasar las fiestas con mi familia. Durante la cena, tuve una pelea política fuerte con mi hermano. El afirmaba que Jair Messias Bolsonaro -el candidato de extrema derecha cerca de ser el próximo presidente de Brasil- decía cosas que muchos pensaban pero no tenían coraje de asumir públicamente.

Si se candidateara, tendría mi voto.

Yo no podía creer ni esa afirmación, ni la posibilidad de Bolsonaro candidato.

Ahora, me doy cuenta que era la luz amarilla prendida un mes después de la elección en Estados Unidos que llevó a Donald Trump a la Casa Blanca. Sin embargo, no  preste atención al llamado de alerta en aquel momento. Lo ignoré. Lo ignoramos.

Mientras tanto, Bolsonaro decía cosas.

  • Decía que sus hijos no se enamorarían de negras porque fueron bien educados.
  • Decía que los habitantes de los quilombos, núcleos formados por descendientes de esclavos, no sirven siquiera para procrear.
  • Decía que una diputada no merece ni ser violada porque es fea.
  • Decía que preferiría que su hijo muriese en un accidente antes que fuera gay.
  • Decía que la dictadura debería haber matado más, que la tortura fue un favor.

Viñeta del dibujante Alberto Benett publicada por Folha de Sao Paulo. Cortesía del artista.

 

Navidad de 2018

Este año no será como los anteriores, ni para mí ni para nadie en Brasil. Las familias están destrozadas por estar en lados distintos. Esta elección permitió que saliera a la luz el lado oscuro de una parte de la sociedad brasilera que sabíamos que existía pero de la que no imaginábamos su tamaño.

La grieta es gigante y más profunda y distinta que la de Argentina. Supera la cuestión política para tocar temas ético-políticos: la defensa del fascismo y de la dictadura militar, la misoginia, el sexismo, la homofobia, el racismo y la xenofobia. O sea, todo lo que pensábamos haber dejado atrás para siempre con la vuelta de la democracia.

El “Coso”, como muchos brasileros llaman a Bolsonaro para no nombrarlo, fue la opción elegida por 49 millones de electores en la primera vuelta en las elecciones presidenciales a comienzo de mes. En dos años, lo que pareciera ser una voz aislada ganó cuerpo y se tradujo en una votación demoledora.

Es sabido que una de las causas de este fenómeno «coso» se debe al odio al PT, la corrupción, la crisis económica y, claramente, entre las clases medias tradicionales, un sentimiento de rechazo a la movilidad ascendente de los más pobres durante los gobiernos petistas.

Sin embargo, me interesa lo que me interesa contarles es lo que pasa cotidianamente.

Muchos de nosotros pertenecemos a familias que ya no reconocemos. Ni a la cuñada o al tío que tanto queríamos, ni algunos amigos, menos decenas de conocidos, ni nuestros vecinos, ni al verdulero. Todas esas personas que antes se sentaban a tu mesa, ahora hacen “joditas” con la violación colectiva de mujeres. Expresar odio no solamente se volvió posible, sino que ahora es lúdico, legal, cool  -especialmente para los que se sienten liberados de lo políticamente correcto.

Para que tengan una idea: una empresa creó un videojuego llamado “Bolsomito 2k18” en el cual “el coso” es el protagonista y aparece golpeando y matando a los enemigos del jugador: feministas, gente en situación de calle, militantes del movimiento de los trabajadores rurales sin tierra, integrantes de la comunidad LGBTQI. El videojuego es un éxito!

 

Si solo fuera en la pantalla…

El discurso de violencia salió de la virtualidad a las calles, se materializó. Más de 50 casos fueron registrados desde el 7 de octubre, fecha de la primera vuelta, y la  tendencia es creciente para las próximas semanas, hasta llegar a la segunda vuelta el 28 de octubre. Tal situación dio nacimiento a la iniciativa Mapa de la Violencia Electoral, que recibe denuncias y registra las historias de carne y hueso para visibilizarlas.

Algunos de los casos registrados desde el domingo de la primera vuelta.

  • En Salvador de Bahía, mataron de 12 cuchilladas a un profesor de capoeira que defendió el candidato del PT Fernando Haddad -el segundo más votado, con 29,3% de los votos.
  • En Recife, a un periodista le cortaron el rostro y el brazo.
  • En Curitiba, golpearon a un estudiante que andaba con un gorrito del MST.
  • En Porto Alegre, una chica de 19 años que llevaba puesta una remera anti-Bolsonaro fue agredida y le hicieron una esvástica a cuchillo en la panza.

Un hombre me tiró al piso y me dijo que en el gobierno de Bolsonaro no había lugar para vagabundas. 

(Mujer, 27 años, San Pablo)

Estaba en Rua Dona Mariana en Botafogo. Una señora me miró y me dijo: Merecerías que te violaran así aprendés a quien votar. Yo tenía una blusa blanca y llevaba solo un discreto sticker de #elenão.

(Mujer, hetero, blanca, 50 años)

 

Whatsapp: la mejor estrategia relámpago

Cómo un candidato de un partido desconocido, que tenía menos de 8 segundos en la propaganda oficial de televisión, que no participó de ningún debate pudo difundir sus ideas y llegar a la primera vuelta de la elección presidencial de Brasil con 46,03% de los votos?

La respuesta está en Whatsapp, la red más difundida entre los electores brasileros, con 120 millones de usuarios en el país, y las fake news que circularon por este chat.

Los números del “coso” tienen por lo menos 30 grupos de Whatsapp, con millares de integrantes cada uno y noticias falsas que llegaron a ser compartidas más de 800 mil veces. La red fue elegida por ser un aplicativo de mensajes directos entre individuos, que no puede ser monitoreado externamente. El candidato de extrema derecha tiene, además, 7 millones de seguidores en Facebook,  4,2 millones en Instagram, 1,7m en Twitter. Su acervo de videos en You Tube empezó hace siete años y tiene 1,7 millones de subscripciones. Bolsonaro contó con la asesoría de Stephen K. Bannon, coordinador de la victoriosa campaña de Donald Trump en los Estados Unidos.

Para algunos analistas, la narrativa del candidato ejemplifica la “blitskrieg”, término alemán que puede ser traducido como guerra-relámpago, una táctica militar que utiliza fuerzas móviles en ataques rápidos y sorpresivos, con el objetivo de evitar que los enemigos tengan tiempo de organizar la defensa.

Un buen ejemplo  es la marcha multitudinaria de mujeres convocadas por las redes sociales con el hashtag  #elenão. Mientras marchábamos en diferentes lugares del mundo, los grupos “pro-Bolso” divulgaban en las redes videos editados de mujeres con los pechos desnudos y imágenes pornográficas. Como la protesta fue ignorada por los grandes canales de televisión, y la única información fueron las cadenas «pro-bolso» por lo que la gente «vio» una manifestación en contra la religión y la moral. Hay decenas de casos como este.  Es más, campañas que dicen mentiras tales como que el PT reparte mamaderas con penes en la punta para decidir el género de los niños a los 5 años. Y la gente lo cree.

Ante la noche que se avecina, algunos buscan re-establecer puentes y tratan de hacerse oír en los oídos sordos de amigos y parientes irreconocibles. También están los que intentan escuchar, entender, atravesar el black mirror. Otros buscan agruparse solo con iguales, borran de sus redes sociales contactos de años,  niegan, tratan de imaginar estrategias de supervivencia o de resistencia. Muchos se enferman.

No es mi caso. Me uno al grupo que intenta transformar el luto en verbo.

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