05.04.2019
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Juan Muñoz atraviesa Caracas para encontrarse con sus alumnos y lo hace con una sonrisa. Es un docente necesario para afrontar la contingencia que vive el sistema educativo venezolano
< p style="text-align: center;">Foto cortesía de Comunifilm
El protagonista del segundo capítulo de la serie se llama Juan Muñoz, docente de quinto grado en la Escuela Parroquial El vivero, ubicada en el popular barrio de Catia en Caracas. Juan vive en el barrio El Valle y todos los días sale de su casa a las 5:00am para atravesar la ciudad en subte y luego tomar un colectivo que lo acerca a la escuela donde trabaja. Eso en Caracas es una travesía, tomando en cuenta que el transporte público ha disminuido la frecuencia, han aumentado las tarifas y que el Metro funciona a media máquina.
Este maestro se presenta diciendo su palabra favorita: perseverancia. Y desde ese valor se relaciona con sus alumnos y con el mundo. “Soy soñador y creo que los seres humanos estamos diseñados para el éxito. Me moviliza transformar las realidades”, afirma. Antes de dedicarse a la docencia, estudió periodismo deportivo y ejerció en diarios y portales. A propósito, cuenta que cuando decidió estudiar educación le decían: “vas a morirte de hambre”, pero él siguió el llamado de su vocación como una necesidad que aún no puede explicar con palabras.
Juan es amante del baloncesto, deporte que le ha dado disciplina, constancia y enfoque. “A veces lanzas el balón y no puedes encestarla a la primera o a la segunda, pero va a dejar de encestar cuando dejes de lanzar, entonces tienes que seguir. Lo mismo se traslada a un salón de clases”, comenta. Sus clases están basadas en cuatro pilares: respeto, comunicación, creatividad y disciplina. Además de fortalecer los vínculos afectivos entre sus alumnos y encaminarlos a crear una mejor versión de sí mismos.
A continuación, la historia de Juan, dirigida por Yangel Machado.
Educar en contingencia
Por fortuna, en Venezuela hay muchos maestros como Juan, comprometidos con su labor a pesar de las circunstancias. Es importante mencionar que a causa de los cortes de energía eléctrica ocurridos desde el pasado 7 de marzo, se han perdido oficialmente 12 días de clases.
En este sentido, el 1 de abril, la ONG Cecodap consignó ante el Tribunal de Protección del Niño, Niña y Adolescente del Área Metropolitana de Caracas una solicitud de medidas preventivas anticipadas por la suspensión de clases en el país, argumentando que frente a la situación de emergencia que se vive, las escuelas son espacios de protección y deben permanecer abiertos. Además, Cecodap insistió en que las autoridades deben exhortar a los a los centros educativos a incorporar en sus actividades de forma prioritaria la atención psicosocial a los niños, niñas, adolescentes, familias y docentes tras reiniciar las clases, para desarrollar recursos de afrontamiento emocional en este contexto.
Desde el 7 de enero hasta la fecha, se ha perdido más del 20% del tiempo disponible según el calendario escolar. Y aunque desde el Ministerio de Educación se anunció el reinicio de clases, muchos centros educativos no cuentan con las condiciones idóneas para recibir a los alumnos. Por esta razón, el educador Óscar Misle Terrero advierte que “No basta que el ministerio plantee la reprogramación, ajustando fechas y horarios. Se requiere apoyo para que cada centro educativo, de acuerdo a sus condiciones, necesidades, cuente con los recursos prioritarios”. Asimismo, es necesario preparar a los alumnos para la contingencia.
Agradecimientos:
Cecodap
Si te perdiste el primer capítulo de la serie, podés verlo aquí.