10.05.2019
Por
Orquidia Flores vive la realidad del país a través de sus estudiantes de quinto año de Bachillerato, por eso no sólo se dedica a compartir sus conocimientos, sino a incentivar en ellos las ganas de prepararse
<
p style=»text-align: center;»>Foto cortesía de Comunifilm Producciones
Oriental y amante de Venezuela. Son las palabras que elige la profesora Orquidia Flores para describirse. Es Licenciada en Idiomas Modernos con Magíster en inglés, tiene estudios en equidad de género y es defensora de los derechos de niñas, niños y adolescentes.
El cuarto capítulo de “Aprender con calidez”, dirigido por Oriana Martínez, la muestra ejerciendo la profesión que sus padres le enseñaron como camino: la educación. Orquidia es profesora de inglés y tecnología en la Unidad Educativa Nicanor Bolet Peraza, ubicada en el barrio Ruperto Lugo de Catia, zona carenciada que representa uno de los grandes contrastes de Caracas.
Orquidia cuenta que son sus estudiantes los que le hacen ver la realidad, pues algunos tienen padres presos, familiares que han muerto por la violencia, falta de acceso a los derechos básicos. “Yo tengo estudiantes que no desayunaron, que les da pena ir al liceo porque tienen un hueco en el zapato. Pero yo trato de que ese estudiante, por encima del hueco en el zapato, tenga ganas de prepararse”, afirma la docente.
A propósito de esto, recientemente la Organización de Naciones Unidas (ONU) alertó que 1.9 millones de venezolanos requieren asistencia nutricional y la mayoría son niños menores de cinco años. La organización señaló que las situaciones más severas se dan al sur del país, en los estados Zulia y Lara, que más de cuatro millones de personas no cuentan con los servicios de agua y saneamiento esenciales, y casi tres millones necesitan protección y servicios básicos.
Por eso, es de destacar la labor de maestros como Orquidia, comprometidos no sólo con enseñar contenidos académicos, sino con el acompañamiento humano a los alumnos en el momento que atraviesa el país. “La dinámica de la sociedad ha ido cambiando y los docentes también tenemos que cambiar”, sostiene esta mujer que baila, canta, se convierte en gamer y en youtuber para afianzar el vínculo con sus alumnos.
Además, rompe esquemas: en sus clases no hay exámenes y los estudiantes no están sentados en filas, sino en círculo. De esta manera promueve la cercanía, con dinámicas que los invitan a conocerse y reconocerse en el otro.
El trabajo de Orquidia está en consonancia con lo que el filósofo español Juan Delval, quien trabaja en psicología del Desarrollo y Educación, afirma deberían ser los objetivos de la escuela en esta época: formar ciudadanos para ser felices y promover la autonomía, mostrarles la capacidad de actuar de acuerdo a sus propias convicciones, respetando a los demás. “Ojalá todo el mundo entendiera que la fortaleza mayor de un país comienza con la educación y con cada uno de esos hombres y mujeres que deciden ser docentes”, concluye Orquidia.
A continuación, su historia.
Agradecimientos
Si te perdiste los capítulos anteriores, podés verlos aquí.
