Cóndor en Roma: la búsqueda de justicia continúa

22.05.2019

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El lunes 13 de mayo se reanudaron las audiencias de apelación en el Juicio Cóndor. Hubo dos momentos cruciales ese día. Por un lado, se volvió a incorporar al juicio al imputado chileno, Pedro Octavio Espinoza Bravo, el segundo en comando de la policía secreta chilena (DINA) después de Manuel Contreras. Por el otro, el abogado Andrea Speranzoni analizó en detalle las nuevas pruebas documentales, cuya anexión la Corte de Apelación había autorizado anteriormente, en diciembre de 2018

Francesco Mollace. Foto cortesía de Janaina Cesar

Después de meses de silencio, el imputado Espinoza Bravo finalmente respondió a las notificaciones enviadas por el tribunal y, en esta última audiencia, se pudo volver a sumar al juicio. En consecuencia, el Procurador General de la República, Francesco Mollace, pidió pena de cadena perpetua para él. Expresándose al respecto, el abogado del estado italiano, Luca Ventrella, afirmó de forma contundente que la absolución de Espinoza Bravo formaba parte de esas “absoluciones misteriosas y desconcertantes de la sentencia de primera instancia”. Ventrella resaltó el papel clavel y apical de Espinoza Bravo, como responsable de las operaciones en Villa Grimaldi, uno de los más crueles centros clandestinos de la DINA en Santiago, y su rol de comando dentro de las estructuras de la misma policía secreta chilena.

Acto seguido, Andrea Speranzoni, abogado de la República Oriental del Uruguay y de varios familiares de víctimas chilenas y uruguayas, empezó su intervención frente a los jueces. Habiendo logrado la incorporación de varios nuevos documentos de prueba en esta segunda etapa del juicio, el abogado se extendió por varias horas analizando en detalle la prueba recopilada durante su reciente viaje al Cono Sur. Speranzoni destacó que la distancia temporal y geográfica que separaba a los jueces de los delitos bajo su consideración, se podía superar gracias al esfuerzo por reconstruir los crímenes de lesa humanidad dentro de la misma sala del tribunal. En su largo relato, Speranzoni recordó el origen de la expresión “Nunca Más” en los años sucesivos a los delitos del Holocausto y la Segunda Guerra Mundial. En un recorrido que empezó desde Núremberg, llegando hasta los tribunales de Ruanda y de Yugoslavia, pasando por Latinoamérica, el abogado recordó los conceptos de delitos de indiferencia, tomado de la jurisprudencia francesa, y de terrorismo de estado y plan sistemático, de la justicia argentina.

Andrea Speranzoni. Foto cortesía de Janaina Cesar

Con un abordaje cronológico, Speranzoni partió desde el golpe de Pinochet en Chile de septiembre de 1973, definiéndolo como un “nudo fundamental que llevó a los militares chilenos a generar una metodología criminal transnacional, con protocolos de acción entre las fuerzas conjuntas de la región”. Recordó en particular el caso de Juan José Montiglio Murúa, hijo de inmigrantes italianos, y miembro del Grupo de Amigos Personales (GAP) de Salvador Allende. Ese fatídico día del golpe, el 11 de septiembre de 1973, Juan nunca abandonó al presidente en La Moneda. Además, previendo lo que podía llegar a pasar, hasta se preocupó de destruir un archivo que contenía  los datos de otros miembros del GAP y de asistentes de Allende, para protegerlos a ellos y a sus familias. En mayo de 2017, meses después de la sentencia de primera instancia, los familiares de Montiglio finalmente pudieron identificar algunos de sus restos después de más de 40 años desde su desaparición.

Juan José Montiglio Murúa. Foto cortesía de Alejandro, Tamara y Ana Montiglio

Pasando a los casos de Uruguay, Speranzoni subrayó la relevancia de las nuevas pruebas documentales que se habían podido incorporar al juicio. El abogado entregó una memoria escrita de más de 200 páginas a la Corte y, durante su exposición, resumió algunos de los puntos claves. En relación con el imputado uruguayo, Jorge Néstor Troccoli, acusado de 20 homicidios de militantes uruguayos en el exilio en Buenos Aires entre fines de 1977 y comienzo de 1978, el abogado reseñó algunos de los nuevos documentos de archivo, como también las fichas de los detenidos, “que no habían sido analizadas por la corte de primera instancia.” Con una lectura cruzada entre los varios elementos de prueba, nuevos y viejos, desde los legajos militares, las comunicaciones de la Embajada, hasta los documentos del recién hallado archivo de la Computadora los Fusileros Navales (FUSNA), el abogado remarcó como Troccoli había estado involucrado a todo nivel, desde la preparación y la planificación de los secuestros, hasta su participación directa en las olas de detenciones en Argentina. El abogado resaltó el desempeño de Troccoli como jefe de inteligencia S2 del FUSNA y posteriormente, desde fines de 1977 y por todo 1978, como oficial de enlace entre el FUSNA y la ESMA, actuando directamente en territorio argentino en las mismas fechas en que las víctimas fueron apresadas.

De la misma forma, Speranzoni analizó el rol del coronel José Nino Gavazzo, quien en las últimas semanas ha ocupado los titulares de varios periódicos en Uruguay. De forma parecida, el abogado analizó el legajo militar del coronel para demostrar cómo él mismo era responsable de muchos asesinatos de exiliados uruguayos, secuestrados en Buenos Aires entre mayo y octubre de 1976, a raíz de su rol como jefe de operaciones del Sistema Cóndor en esas mismas fechas. Speranzoni también incluyó en su análisis a otros imputados uruguayos, tanto de la Armada como del Ejército, que también habían sido absueltos en primera instancia, demostrando que en realidad ellos también habían tenido un papel importante en los homicidios bajo imputación.

Los abogados Giancarlo Maniga y Nicola Brigida cerraron las intervenciones ese día. Por un lado Maniga se explayó sobre el caso del exiliado uruguayo, Daniel Banfi, asesinado en Buenos Aires en 1974, remarcando cómo Argentina se había convertido en una trampa cruel para él y su familia. Evocó cómo, ya antes de la fundación oficial de Cóndor a finales de 1975, existía una coordinación represiva entre los países de la región, donde figuras como el excomisario de la policía uruguaya, Hugo Campos Hermida, actuaban con absoluta impunidad en Argentina ya en 1974, persiguiendo y deteniendo a los refugiados ahí.

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p style=»text-align: center;»>Giancarlo Maniga y Aurora Meloni (Viuda de Daniel Banfi). Foto cortesía de Janaina Cesar

Por último, Brigida en apenas pocos minutos generó paralelismos con algunos de los peores crímenes de la mafia, como el secuestro y asesinato del pequeño Giuseppe Di Matteo, un niño de 12 años a comienzo de los años 1990, recordando al tribunal que posee “todos los instrumentos necesarios para tumbar la sentencia de primera instancia y cumplir con los códigos y las reglas procesales”. Hablando directamente a los jueces populares, Brigida les recordó que “tienen una oportunidad única de hacer justicia.”

La próxima audiencia está agendada para el 21 de junio con las intervenciones de los últimos abogados de los familiares de las víctimas, mientras que el 28 se esperan los alegatos de la defensa. La Corte tiene previsto dictar su veredicto el 8 de julio.                

   

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