05.07.2019
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En la última audiencia, el 28 de junio, terminaron sus alegatos los defensores de los imputados. Se espera para el lunes 8 de julio la sentencia de apelación en el juicio Operación Cóndor, dictada por la Primera Corte de Asís de Apelación de Roma, después de más de un año de la etapa de apelación, que arrancó el 12 de abril de 2018.
Abogado Francesco Saverio Guzzo (foto cortesía de Lilia Di Monte)
Los defensores de los 27 imputados que aún quedan en el juicio presentaron sus alegatos frente a los jueces durante las audiencias del 21 y 28 de junio. El día 21, expusieron frente al tribunal los/as abogados/as Luca Milani, Roberto Rosati y Valentina Perrone, mientras que el 28 fue el turno de Samanta Salucci, Carlo Bastoni, Carlo Zaccagnini y Francesco Saverio Guzzo.
El primero en tomar la palabra fue el abogado Milani, quien defiende a tres imputados de nacionalidad peruana y dos uruguayos, el excanciller Juan Carlos Blanco y el exmilitar Ricardo Arab Fernández. El abogado comenzó su discurso cuestionando partes de los alegatos de la fiscal Tiziana Cugini, afirmando que “la tarea del proceso penal no es buscar la verdad ni escribir la historia, sino que solamente la atribución de la responsabilidad penal de los imputados.”
Posteriormente, disputó la relevancia de la sentencia ESMA del 2007, a la que muchos de los querellantes se había referido, aseverando que no se podía aplicar la figura del “concurso de personas en un delito” al juicio en curso. Señaló que la Operación Cóndor era una “estructura asociativa” y que, por lo tanto, había que utilizar la figura de asociación ilícita (associazione a delinquere, en italiano). Finalmente, concluyó resaltando que los imputados peruanos que él defendía no tenían “nada que ver” con los homicidios de los militantes argentinos pertenecientes a Montoneros: Horacio Campiglia y Lorenzo Vinas. Ellos habían sido secuestrados en Brasil en 1980 y llevados a Campo de Mayo (Buenos Aires) en una operación conjunta entre Argentina y Brasil, donde Perú no había participado.
Abogado Luca Milani (foto cortesía de Lilia Di Monte)
Sus colegas Valentina Perrone y Samanta Salucci realizaron intervenciones más breves. Perrone se refirió también a la distinción entre el concurso de persona y la asociación ilícita mencionada por Milani y manifestó que la Operación Cóndor había sido “una idea norteamericana que posteriormente se aplicó a los regímenes sudamericanos.” Terminó afirmando que “la historia ya había emitido su veredicto y que el tribunal tenía que dejar de lado las emociones, las venganzas y los sentimientos” al momento de dictar la sentencia.
El abogado Bastoni comenzó su alegato frente a los jueces el viernes 28 de junio, avalando que “sin duda alguna, este fue un proceso político y por su naturaleza fue afectado por elementos fuera del proceso penal, como las ideologías.” De forma parecida a su colega Perrone, aseguró que el Cóndor había sido una invención de la CIA de EEUU.
Bastoni afirmó que se utilizó el concepto de “italianidad” para empezar el juicio y consideró que nunca se llegó a tener una prueba plena de los homicidios cometidos. Concluyó su alegato sugiriendo a los jueces de encarar su decisión con una “distancia moral, casi quirúrgica, en relación a los hechos que los convocaban”.
Por último, el abogado del imputado uruguayo Jorge Néstor Troccoli se extendió con su alegato por más de una hora frente a la Corte. Empezó agradeciendo a sus colegas, por haber dicho ya todo lo que había que decir sobre este juicio. Guzzo consideró que la sentencia de primera instancia había sido “justa, sabia y equilibrada en su evaluación de cada elemento” y afirmó que las absoluciones en ese momento (enero de 2017) habían sido interpretadas como “unas derrotas”. El defensor además declaró que su asistido estaba en el centro de la escena, “como si todo dependiera de él”, cuando en realidad “Troccoli era un oscuro oficial inferior”, aseveró.
En su intento de desacreditar los alegatos de la acusación, Guzzo intentó desdibujar a Troccoli como un simple teniente de navío, que pasaba la mayoría de su tiempo sentado detrás de un escritorio compilando informes, teniendo un rol de segundo plan en “la lucha antisubversiva”. Guzzo acusó al gobierno “menos democrático del Uruguay” de empezar un juicio en contra de Troccoli en 2006, sin mencionar que el exmarino se había fugado del país justamente para no participar en ese juicio, donde finalmente resultaron condenados por más de 30 homicidios el exdictador Gregorio Álvarez y el marino Juan Carlos Larcebeau en 2009. El defensor garantizó que “Troccoli simplemente se había regresado a Italia, ya que era ciudadano de ese país, y se había ido al pueblo de sus parientes”. Guzzo acusó tanto a la fiscalía, como los/as abogados/as y al mismo gobierno uruguayos de “generar la imagen de un monstruo, que tenía que ser juzgado a todas costas.” El abogado relató que eso sucedía porque Troccoli había denunciado algunos de estos hechos en su libro, La ira de Leviatán en los años 1990.
< p style="text-align: center;">Abogado Francesco Saverio Guzzo y el imputado Jorge Néstor Troccoli (foto cortesía de Nadia Angelucci)
Guzzo finalizó su alegato criticando a las pruebas adicionales entregadas por la República Oriental del Uruguay en la etapa de apelación, asegurando que en realidad no habían aportado nada nuevo. El defensor aseveró que aún más en esta segunda etapa del juicio, se había “atacado de forma aún mayor” a Troccoli, que era “el único que tenía que ser condenado”, ya que “había que encontrar un culpable a toda costa”. Acusó tanto a la fiscalía como a los testigos que habían participado en el juicio de haber creado “cuentos de fantasía” en relación a su asistido. Aplicando los discursos de la guerra civil, a los que algunos de los otros defensores también se habían referido, Guzzo certificó que en ese contexto, los militares tenían que detener y llevar a los cuarteles a los/as sospechosos/as, concluyendo que no entendía cómo “esto configuraba la figura del secuestro de persona.”
El tribunal citó a todas las partes para el día lunes 8 de julio, cuando se espera que dicte la sentencia en el correr de la tarde.