18.08.2019
Por admin
En este capítulo de “Aprender con calidez” conoceremos la historia de la escuela no convencional La Rondalera y a su fundadora, Mercedes Angarita, incansable y eterna buscadora de conocimiento
Foto cortesía de Comunifilm
“Yo me defino como una persona que siempre está en la búsqueda de algo”, dice Mercedes Angarita, antropóloga, docente y fundadora de la escuela no convencional La Rondalera, ubicada en la Urbanización San Bernardino, en Caracas. Activa desde 1967, La Rondalera ofrece una formación orientada hacia el respeto a la individualidad, la tolerancia, la acción del colectivo, la creación artística y la investigación.
Nació como algo experimental, durante un período de vacaciones escolares, en el garaje de una casa, de la mano de Mercedes y las psicólogas Ana Rosa Angarita y María Piedad Hernández. Luego, el experimento cobró vida y empezó a reflejar necesidades del sistema educativo venezolano, de fondo y de forma.
“Ha sido siempre una búsqueda por agrandar el bagaje de los muchachos. La educación no puede ser matemáticas y castellano, tiene que ser la vida misma. Nuestros niños estaban en el colegio pero no había nada de arte, entonces dijimos: ¿por qué esto no puede estar introducido en la educación?”, cuenta Mecha. En ese momento, decidió dejar de dar clases en la facultad de antropología para dedicarse de lleno a La Rondalera. Empezaron formando un grupo de primer grado y cada año fueron sumando los demás años del ciclo primario y secundario. Hoy cuentan con 52 promociones de egresados.
En La Rondalera, los estudiantes no usan uniforme y llaman a los maestros por su nombre. Uno de los preceptos de la institución es la educación horizontal, que permite generar cercanía afectiva entre maestros y alumnos y así estimular sus capacidades. “La búsqueda de Rondalera siempre ha sido ese modelo transformador, constructor y que se va insertando en la realidad que vive y aprendiendo a moldearla de la mejor manera posible”, afirma Adriana Arostegui, coordinadora de secundario.
Mecha es la líder de la escuela, aunque ya no está en actividad, los estudiantes la sienten siempre presente. “La sienten como ese ser que se ha entregado y ha creado esta escuela. La abuelita, la que hizo todo y viene a ver su obra, nos da clases, nos enseña”, comparte Adriana.
“No podemos echar para atrás, ni parar, tenemos que seguir adelante, por el país, por nosotros mismos, por nuestros sueños. Sé que aunque no esté, el personal que tengo calificado va a seguir adelante, es lo más importante. ellos están formados para seguir con Rondalera, esté o no esté yo”, asegura Mecha.
A continuación, su historia dirigida por Yangel Machado.
Agradecimientos:
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