Elecciones en Estados Unidos: la apuesta por Cruz

20.04.2016

Por Juan Elman

 

Las primarias estadounidenses para presidente están en su recta final. Serán en julio las convenciones de ambos partidos Republicano y Demócrata para determinar a sus candidatos.

Donald Trump está cerca de sellar la nominación por el Partido Republicano, pero puede no conseguirla. El único candidato con la fuerza para frenarlo en la interna es Ted Cruz. Para el partido, Cruz es la única opción de salvarse, aunque puede ser riesgosa. Les costaría la presidencia.

 

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Las elecciones primarias en Estados Unidos se resuelven por delegados y será nominado por cada partido aquel candidato que obtenga la mayor cantidad de estos. Si ningún candidato consigue los delegados necesarios para atesorar la nominación -1237 para los republicanos y 2383 para los demócratas- el nominado será elegido en una convención del partido. Incluso se podría llegar a una instancia en la cual los delegados se liberen, pudiendo alinearse detrás de cualquier candidato. Si no consigue la nominación antes de la convención, Trump llegará con la mayor cantidad de delegados, estados y votos ganados pero nada garantiza que sea el elegido. El único con posibilidad de cambiar un escenario así es Cruz, que lo sigue en cantidad de delegados. A medida que pasan las semanas, cada vez gana más apoyo del partido. Pero, ¿por qué no tuvo este respaldo desde un principio?

Ted Cruz fue el primer republicano en anunciar su candidatura. Abanderado del Tea Party, el movimiento de extrema derecha, Cruz se define como un conservador ortodoxo, incluso más derechista que la mayoría de los políticos republicanos. Al igual que Trump, se pronuncia en contra de las élites de Washington y los políticos tradicionales. Su discurso está cargado de valores religiosos, dirigido principalmente al electorado evangélico, pilar importante del partido republicano. Sus victorias se dieron sobre todo en los estados sureños, aquellos que concentran al republicanismo más fiel y se encuentran más atrasados en materia de derechos humanos.

Ted Cruz en campaña. Foto: Google Images

Cruz es senador por el estado de Texas, pero su historial demuestra que nunca fue un jugador de equipo. Si en la política se puede tener amigos, Cruz no tiene ni uno.

Usted está evaluando candidatos para un trabajo en su empresa, y se encuentra con uno que hace una gran impresión. Es claro que es brillante – tal vez más inteligente que cualquiera de los otros. Es un torbellino de energía. Pero luego habla con las personas que han trabajado con él en varias etapas de su carrera. A ellos le disgusta. Es más, lo detestan”. Así describe una editorial del New York Times*, a Ted Cruz y su labor en Washington. La nota está titulada Cualquiera menos Ted Cruz.

Su perfil es una combinación de rasgos extraños. Nació en Canadá pero es hijo de un inmigrante cubano, su padre fue un predicador que luchó en la revolución cubana.  Paradoja: se opone completamente a legalizar a los inmigrantes latinos. Cruz desprecia a los republicanos moderados y sugiere que sólo un candidato del conservadurismo duro puede ganar las elecciones. Se retrata como un outsider pero se compara con Ronald Reagan. La diferencia de Cruz respecto de los otros republicanos, además de sus ideas radicales, es que no está dispuesto a hacer ninguna concesión. Es blanco o es negro.

Ahora bien, consideremos la elección general. A pesar de que Bernie Sanders ganó más impulso en las últimas semanas, todo indica que Hillary Clinton será la candidata demócrata. Donald Trump no mide bien en las encuestas, para Clinton sería una victoria fácil. Pero con Ted Cruz el resultado sería el mismo. Difícilmente su retórica ayude a captar el voto de las minorías, tan ansiado por el partido. El resultado sería distinto si el candidato fuera un republicano moderado. Por eso Hillary Clinton festejó cuando Marco Rubio abandonó la carrera. Rubio era un candidato débil para las primarias, pero perfecto para una general. Otro dato interesante: John Kasich, el tercer candidato republicano restante a quien nadie considera, ganaría la elección fácilmente. Entonces, ¿por qué respaldar a Ted Cruz ahora?

Los tres candidatos de la interna republicana: Donald Trump, Ted Cruz y John Kasich. Foto: Google Images

Más allá del Despacho Oval 

La sucesión de Obama no es lo único que está en juego. Las cámaras de senadores y diputados- hoy ambas son controladas por los republicanos- estarán en disputa. Si el candidato es Trump, el riesgo de perderlas es mayor. Pero más allá de eso, lo que de verdad importa para los republicanos es la esencia del partido. Si Cruz fuera el candidato, y aunque pierda las elecciones, el partido podría recuperarse en cuatro años, algo que difícilmente suceda con Trump. Además, la historia de Estados Unidos demuestra que siempre hubo alternancia entre los dos partidos. Permanecer tanto tiempo en el poder es una tarea difícil, los republicanos apuntan al 2020.

Cruz no sólo es el único candidato que más estados ganó, después de Trump, sino que es la única esperanza viva para frenarlo. Desde que Rubio abandonó la carrera las opciones son claras: Trump o Cruz. La apuesta solo sería viable en el contexto de una convención abierta, lo que sucedería si Trump no alcanzara el número de delegados para obtener la nominación en primera instancia.

Todas las apuestas tienen riesgo. En primer lugar, no hay garantías de que, aun siendo Cruz el candidato, el partido pueda salvarse. Ezra Klein, editor del blog Vox, escribió**: “El Partido Republicano tuvo la oportunidad de frenar a Trump, pero no actuó con la suficiente rapidez – y ahora puede ser demasiado tarde”. Para Klein y otros tantos republicanos el partido ya está roto. Por otro lado, si Cruz fuera el candidato elegido en la convención, significaría negarle la nominación al candidato que mejor actuación tuvo en las primarias. Los votantes republicanos tampoco estarían satisfechos. Según una encuesta de la consultora Morning, el 55% de los votantes no ve con buenos ojos que no sea nominado el candidato que termina en primer lugar. Trump ya aclaró que si él no es el elegido “habrá disturbios”. El partido ya decidió: trataran de evitar que Trump sea candidato, aunque les cueste la presidencia.

El partido republicano sufre un panorama incierto. Ted Cruz es el último recurso para frenar a Trump, la pesadilla de las elites. Hillary Clinton festeja por adelantado.

 

 

Notas externas sobre la situación del Partido Republicano:

*Nota original en inglés de New York Times Anyone but Ted Cruz

**Nota original en inglés de Vox The republican party is broken

El Partido Republicano se decide por Ted Cruz (en inglés)

 

 

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