23.06.2016
Por Juan Elman
Los españoles vuelven a las urnas el domingo que viene en una jornada que promete ser histórica. Tras repetirse los comicios, el foco de atención estará puesto en el día después. Ninguna fuerza conseguirá la mayoría absoluta y necesitará de alianzas para que haya gobierno. Podemos, el partido de izquierda que nació a través del movimiento de los indignados, le disputa el segundo lugar al tradicional Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y buscará su apoyo para formar gobierno. ¿Hora de la nueva política?
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El escenario
Por primera vez en la historia, España repetirá las elecciones. En las de diciembre pasado, ninguna fuerza consiguió los votos necesarios para gobernar en solitario y las negociaciones para pactar fracasaron. En el parlamentarismo, el poder ejecutivo es elegido de forma indirecta, por el congreso. Los votos representan el número de escaños que obtendrá cada fuerza que, si falla en alcanzar la mayoría absoluta -176 asientos- deberá aliarse con otras para llegar a dicho número.
El Partido Popular (PP) del presidente Mariano Rajoy fue el más votado. Le siguieron el PSOE, Podemos y Ciudadanos, un partido moderno de centroderecha. Rajoy tocó la puerta de los tres partidos para iniciar las negociaciones. Fracasó. Era el turno entonces de Pedro Sánchez, el candidato del PSOE, en intentar formar gobierno. Sánchez pactó con Ciudadanos pero no era suficiente: necesitaba el apoyo o la abstención de Podemos en la votación del Congreso para ser investido presidente. Podemos votó en contra.
Los resultados de la elección anterior. Foto: Google Images.
Las elecciones se repiten y las fuerzas prometen que esta vez habrá gobierno. La incógnita es quien está dispuesto a ceder.
Aun siendo tildados de radicales y chavistas, Podemos es una de las fuerzas emergentes más importantes de Europa. Similar a lo que ocurre en Italia con el movimiento comandado por el comediante Beppe Grillo, esta nueva forma de hacer política -algunos lo llaman antipolítica pero es motivo de discusión- le quita cada vez más terreno a los partidos tradicionales. El movimiento causa fascinación entre los jóvenes pero demuestra también que no son un fenómeno: buscarán ser gobierno y para ello necesitarán de la vieja política. Podemos necesita al PSOE.
Los candidatos serán los mismos pero el panorama cambió: Podemos pactó con un partido minoritario llamado Izquierda Unida y se ubica en segundo lugar, por delante del PSOE, según todas las encuestas. La alianza -que pasó a llamarse Unidos Podemos- se acerca cada vez más al primer lugar que ostenta el PP. Sueña con ser gobierno.
¿Quién dice que los políticos no pueden ser personas comunes y corrientes? El candidato de Unidos Podemos, Pablo Iglesias, transmite sencillez y austeridad.Iglesias, politólogo de 37 años, se presenta como un ciudadano común. El protagonista no es él ni su equipo: es la gente. Reniega de la política tradicional y se muestra con el pelo largo, camisa arremangada y jeans. Presentó su programa de gobierno en una revista similar a las de Ikea,la tienda de objetos para el hogar. Ni Pablo Iglesias ni la campaña de Podemos son producto del azar: todo está pensado. Para Iglesias, la izquierda latinoamericana es un ejemplo y apuesta por transformar el sistema político español.
El spot de Podemos para la elección anterior (2015).
Todo indica que Mariano Rajoy volverá a ganar las elecciones pero pocos creen que consiga las alianzas para gobernar. La clave estará en quien obtenga el segundo lugar, que por ahora lo ocupa Unidos Podemos. Pedro Sánchez tendrá que elegir. Primero si abandona -en el caso de que salga en tercer lugar- los esfuerzos para ser presidente y después con cuál de las otras fuerzas pacta. Pero hay algo en lo que todos los candidatos están de acuerdo: las elecciones no podrán volver a repetirse.
«El adversario es Rajoy, Pedro… es Rajoy. Se equivoca de adversario” le reprocha Iglesias a Pedro Sánchez en el último debate. Sánchez declaró que no facilitará la investidura de Mariano Rajoy cuando comiencen las negociaciones de gobierno pero también le cierra la puerta a Iglesias. El mismo candidato que le negó la posibilidad a Sánchez de ser presidente ahora pide por su apoyo. “Pablo Iglesias no va a ser presidente de gobierno”, aclara el candidato del PSOE.
Dentro de las cuestiones que imposibilitaron la alianza entre el PSOE y Podemos en diciembre pasado, se destaca la independencia de Cataluña. Ninguno de los candidatos, salvo Iglesias, quiere que Cataluña sea independiente. Podemos se comprometió en Barcelona a que se realice un referéndum y sean los mismos habitantes quienes decidan sobre su futuro. Iglesias aclara ahora que esto no será un impedimento para las negociaciones pero aún sigue siendo un terreno gris.
El debate con los cuatro candidatos. Iglesias y su típico estilo informal. Foto: Google Images.
Si hay algo que comparten este tipo de movimientos antiestablishment es que estos aparecen en tiempos de crisis. El movimiento de los indignados, del cual emerge Podemos, salió el 15 de Mayo del 2011 a las calles españolas. Además de protestar contra los grandes grupos de poder, el movimiento pedía por una democracia real, más participativa. Lo atractivo de Podemos es que plantea un gobierno colectivo, con intervención activa de la ciudadanía, y un problema que el clásico bipartidismo español no puede resolver. En tiempos en donde la gente cada vez tiene menos esperanza en la política, Podemos encarna la idea del “Sí se puede”. Y está dando resultado. Tiempo atrás, nadie hubiese imaginado que una tercera fuerza podría ser una alternativa real en España. Las características de Podemos lo vuelve más apasionante. Guste o no, las cosas están cambiando.
La esperanza se mezcla con incertidumbre. España no puede seguir sin presidente. La verdadera contienda se dará a partir del lunes 27 y se esperan largas negociaciones. Nada está dicho.
El domingo España puede ser testigo de algo histórico. Un gobierno con Podemos puede desencadenar movimientos similares en Europa y el mundo. «Al cambio, los de arriba lo llaman experimento y caos. Los de abajo, lo llaman democracia”, clama Pablo Iglesias en un acto en Madrid. El cambio en la forma de hacer política no necesariamente indica que sea para mejor pero siempre expresa algo y ese algo suele ser malestar, descontento, hartazgo. Entre otras características, los cambios llevan tiempo. En algunos países parece que la nueva política está llegando.