Millennials: mundo y política

01.12.2016

Por

 

¿Cómo ven los jóvenes los fenómenos socio políticos globales del momento? ¿Les interesa la política? ¿Les importa lo que sucede en el mundo?

Pucheronews entrevistó a jóvenes de distintos lugares del mundo para saber qué opinan del contexto actual.

***

Sebastián tiene dieciocho años. Costarricense de nacimiento, obtuvo la greencard automáticamente ya que su madre nació en los Estados Unidos. Vive en Fernandina Beach, estado de la Florida, en uno de los condados donde Donald Trump arrasó el 8 de noviembre. Cuando se enteró que Trump ganó, Sebastián entró en shock. “Nadie pensó que él iba a ganar. Estaba sorprendido, pero una parte de mí intuyó que podía pasar. También me sentí triste”. Sebastián se olvidó de que existía una fecha límite para registrarse a votar -en Estados Unidos no hay un padrón automático- y se convirtió en otro de los tantos jóvenes que no acudieron a las urnas. Hubiera votado por Jill Stein, la candidata del Partido Verde. Seguidor de Bernie Sanders, el candidato demócrata socialista que perdió en las internas, Sebastián desconoce si sus amigos votaron, aunque cree que la mayoría no lo hizo. “Muchos jóvenes no votaron porque no creían en ninguno de los dos candidatos, y pensaban que votar por un tercer candidato era lo mismo que no votar; yo no creo que sea cierto”, explica.

La recepción de los resultados en su condado fueron un reflejo de lo que se vivió en estas elecciones: polarización total. “Mucha gente decía ‘esto es el fin de los Estados Unidos’ y otros estaban festejando, contentos por la idea de que haya ganado Trump, venerándolo como si se tratase de un dios”. Para Sebastián, fueron los votantes del Rust Belt, la zona industrial del país, quienes le entregaron la elección a Trump. No se equivoca. “Ellos sentían que no eran tenidos en cuenta por Obama. Estaban molestos al respecto y querían a alguien que pueda hacer llegar sus reclamos. Ellos pensaban que Trump iba a ser el candidato que les otorgue una voz”.

«Trump no es mi presidente» dice uno de los carteles en una protesta en California. Foto: Google

Glen todavía se acuerda del día después del Brexit. Su papá lo despertó para comunicarle la noticia. Como no le creía, se levantó y tuvo que recurrir a la BBC. Le costó asimilarlo. Glen vive en Glasgow, Escocia, tiene diecinueve años y al igual que la mayoría de los jóvenes de su país, votó para que el Reino Unido permanezca en la Unión Europea. Pese a inclinarse por tendencias conservadoras, es crítico con los movimientos de extrema derecha, a los cuales reconoce como los ganadores de la votación. Para Glen, el Brexit se trató de un ‘voto protesta’ contra el establishment. “Mucha gente, en el sur de Inglaterra principalmente, sentía que no estaba siendo tomada en cuenta. Decidieron optar por una posición extremista, y así ser escuchados”. Pero si con el Brexit entró en shock, las elecciones de Estados Unidos, las cuales siguió minuto a minuto, lo descolocaron aún más. En ambas reconoce un perdedor en común: el establishment.

 

Establishment, la nueva mala palabra de la política

El Brexit y la elección de Trump son buenos ejemplos, pero no son los únicos. El cuestionamiento a las elites políticas está sucediendo en la mayoría de los países del mundo, y la incertidumbre es el condimento principal de los escenarios electorales. Mientras los ejemplos parecen sobrar, se instaló una premisa: hay una desconexión notable entre esa elite y la ciudadanía, que se manifiesta votando. El candidato que atrae es el que está por fuera de ese sistema, el más radical. Esa disputa, que no distingue entre izquierda o derecha, lleva a niveles absurdos: “el que está más afuera soy yo, no vos”. El sistema político está contaminado, parece ser el diagnóstico.

Severin es un estudiante de veintiún años que vive en Munich, Alemania. Ve el establishment como “el sistema político que mis padres entienden pero que yo no. Todos esos políticos aburridos haciendo algo ajeno a mi persona. A veces desearía que una política aburrida significara que nada tan malo sucede. Entonces, claro, preferiría que se peleen por impuestos a que se discuta sobre la crisis de refugiados o Donald Trump” ironiza.

La percepción sobre el sistema encuentra nuevas etiquetas cuando se trata del argentino. Manuel y Tamara son dos estudiantes de Arquitectura de la UBA, aunque recién están en el CBC. Entrevistados por separado, la respuesta es la misma, y no necesitaron más de un segundo para asimilarlo. Al sistema político argentino lo asocian con la palabra corrupción. Una corrupción que trasciende espacios políticos. “Acá todos lo hacen por guita” agrega Tamara.

Jóvenes haciendo campaña por la permanencia del Reino Unido. Foto: Google

Participación, interés, ¿aislamiento?

Los millennials -jóvenes entre 18 y 29 años- ya son la generación viviente más grande de los Estados Unidos. También lo son en términos de electorado. La última elección, sin embargo, arrojó las mismas cifras decepcionantes que en el 2012: los millennials solo representaron el 19% del electorado. Hillary empeoró 5 puntos con respecto a la última elección de Obama -obtuvo el 55% en ese grupo. Los millennials de color apoyaron a Clinton y los blancos se inclinaron a favor de Trump. El dato más relevante es que la elección por candidatos independientes aumentó: de 3 a 8%.

Para Sebastián, la poca participación electoral esconde un problema aún más grande: la mayoría de los jóvenes no están al tanto de lo que sucede en su país ni en el mundo. No les interesa la política y no quieren saber nada con ella. Sebastián se reconoce a sí mismo como una excepción. “Ven al mundo de acuerdo al radio en el que viven. Están más preocupados por encontrar a alguien para ir a ver una película o ese tipo de cosas”. Entiende los motivos: entrar a una universidad y después mantener las notas no es tarea fácil. Otros están preocupados por encontrar un trabajo y pagar las cuentas, y el panorama actual tampoco ayuda. “La política es sucia y hasta puede ser deprimente cuando te das cuenta que hay problemas que no están siendo tomados en cuenta. Los jóvenes, al notar estas cosas y creer en que no existe cambio posible, deciden ignorar a la política y enfocarse en sus vidas personales.”

En Argentina también abundan los jóvenes. Somos un país en donde la política está presente: el envase pueden ser chistes o memes de Facebook, pero está. Los formatos televisivos de política light son exitosos; predominan gritos y chicanas, pero la gente los ve. Y si la gente los ve, podríamos pensar que es porque les atrae la ‘política’.Sin embargo, para Manuel, a los jóvenes les interesa muy poco la política, y cada vez se habla menos de ella. “Se sabe muy poco, nadie se informa” asegura, aunque reconoce que él tampoco se preocupa mucho por lo que pasa. Tamara admite que, si bien se habla de política, hay pocos que se esfuerzan en informarse. “Con mi grupo de amigas hablamos a veces sobre Cristina o Macri, por ejemplo, pero la verdad es que ninguna sabe nada, hablamos sin saber. No conocemos lo que proponen los candidatos, muchos copian lo que dicen los papás. De todas mis amigas te puedo decir lo mismo salvo de, digamos, tres. No se sabe bien lo que está pasando”.

La militancia política, sin embargo, aumenta. Las movilizaciones también. El Encuentro Nacional de Mujeres, en Rosario, reunió a miles de mujeres jóvenes, muchas de ellas de 18, 19 y 20 años. La izquierda ostenta jóvenes, los pasillos de la UBA lo demuestra, y también existen los de color amarillo. El kirchnerismo se jacta, a su vez, de movilizar a una gran cantidad de jóvenes. ¿Son una excepción?

La América repleta de jóvenes encuentra su contraste del otro lado del Atlántico. Europa está envejecida, hay países con un alarmante número de gente mayor. Las autoridades lo reconocen, pero no hacen mucho al respecto: reacia a la inmigración, Europa no quiere importar jóvenes.

¿Conexión o aislamiento? Foto: Google

Antes de responder la pregunta, Glen aclara que la dinámica política en Escocia es diferente. El Partido Nacional Escocés (SNP) es muy popular entre los jóvenes. El Partido, que levanta las banderas del patriotismo y nacionalismo, pide por la independencia del país con el Reino Unido. Pese al entusiasmo generado por la líder del partido, Nicola Sturgeon, los jóvenes tampoco prestan mucha atención a la política.

“A la mayoría de mis amigos no les interesa la política. Es una mezcla entre desconfianza en los políticos, en sentir que no van a hacer nada, y un desinterés por la política en general. Muchos sienten que sus opiniones no cuentan, que no pueden generar un impacto” afirma. Para él, no es problema de desinformación sino de participación, de involucramiento.

Para Severin, que desde los diez años vive bajo el dominio de Angela Merkel, el interés está aumentando, aunque no de forma positiva. ”Pocos años atrás, la política era aburrida y algo para adultos. Ahora se transformó en un show de televisión, con escándalos y otras cosas. Los políticos están comenzando a enloquecerse. Ahora, todos tienen una opinión sobre todo, lo que no siempre es algo ventajoso”. Reconoce, también, que los jóvenes no se sienten escuchados y solo están al tanto de los asuntos más superficiales de la política.

La elección de Estados Unidos generó un interés masivo. Manuel y Tamara concuerdan en que se habló mucho de Trump entre los jóvenes. Quizás pocos estaban lo suficientemente involucrados para averiguar más, pero contribuyó a que se prestara más atención al país del norte. “Trump es un reflejo de gran parte de la sociedad americana: egocéntrica y racista” opina Manuel. Salvando esta particular elección, los dos jóvenes argentinos reconocen que nada se habla de lo que sucede afuera. Si bien de Europa se sabe menos, de los hermanos latinoamericanos tampoco se conoce mucho. Ninguno estaba al tanto del proceso de paz en Colombia, por ejemplo. En Brasil hay “quilombo” y en Venezuela “crisis”. Del resto nada. Aunque, para ser justos, poco se habla de política exterior en general.

Glen y Severin también toman la elección de Trump como una excepción. Tanto en el Reino Unido como en Alemania la cobertura fue extensa. Por fuera de esto, poco se conoce. “La mayoría no se molesta en saber qué es lo que pasa afuera del país, incluso en Francia o Alemania, países cercanos, a los jóvenes no les interesa” explica el estudiante británico. De Latinoamérica se conoce menos: lo crisis política de Brasil no trascendió, y tampoco se habla de otros países, a pesar de que varios medios europeos se esfuerzan en acercar algún que otro panorama.

Sebastián, que está al tanto de la crisis de refugiados europea y de los avances de movimientos xenófobos, nunca escuchó a sus amigos hablar de lo que sucede afuera de los Estados Unidos. Por supuesto que hay país de latinoamérica del cual sí se habla, pero no de forma agradable. “De México se habla bastante, principalmente porque es un tema de inmigración, que se convirtió en un issue. Pero se habla de forma xenófoba: muchos están preocupados por los mexicanos que entran en el país, que vienen a ‘robarnos nuestros trabajos’” cuenta, con desazón.

«Bienvenidos inmigrantes, Londres es su casa». Foto: Google

La agenda de los pibes

¿Qué temas les importan? ¿Cuáles son las prioridades?

Educación y medioambiente son los temas que aparecen primero entre los jóvenes de  clase media de varios países. Para Sebastián la elección de Trump tuvo un doble sabor amargo: estaba triste porque ganó alguien como él, pero también porque ese alguien negaba que existiera el cambio climático. Después reflexionó sobre el sistema educativo. “Nos están enseñando más para aprobar un examen que para realmente aprender algo. Eso no es productivo a la hora de generar pensamiento crítico. Tenés chicos en los Estados Unidos que no saben donde queda Argentina, o México incluso, aunque cueste creerlo. Existe un problema individual, los jóvenes no prestan atención, pero también es por la forma en la que se enseña” señala, defendiendo además la propuesta de Sanders, que luchaba para que la educación superior sea pública, en un país donde ir a la universidad implica gastos altísimos.

Para Glen, que vive en un país donde la educación es gratuita, ese es el tema que más le importa a la gente de su edad. También muchos se preocupan por el sistema de salud.

Severin y sus amigos están preocupados por el cambio climático. “La economía debería funcionar también” agrega. Si bien no habla de educación, se detiene a pensar sobre lo que sucede a kilómetros de Alemania, en un Medio Oriente que se desangra: “Creo que se debe hacer lo posible para evitar más guerras, no llevan a nada”.

La crisis de refugiados que atraviesa Europa encuentra una opinión compartida en muchos jóvenes. Tanto para Glen como para Severin, y para su entorno, los países deben aceptar refugiados. “La esperanza de miles de personas es más importante que tu miedo a aceptar a alguien diferente o nuevo -afirma Severin-, aunque no quiero que vivan todos juntos en algunas áreas del país, aislados de la sociedad”.

Para los jóvenes argentinos, los temas más importantes son la educación, la economía y el medioambiente.

 

¿Y ahora cómo seguimos?

Calma: no está todo perdido. Los jóvenes siguen siendo un sustento fundamental para muchos movimientos políticos a lo largo del mundo. Algunos políticos parecen entenderlo: no se puede construir nada sin las generaciones futuras. Campañas como las de Bernie Sanders, en Estados Unidos, o Jeremy Corbyn, en el Reino Unido, lograron sacarle provecho a esta porción del electorado, hablándoles directamente a ellos.

Sí, quizás sean una minoría, pero lograron movilizarla y eso dio sus frutos: nadie creía que Sanders iba a disputarle la interna a Hillary, y Corbyn fue recientemente electo líder del Partido Laborista por segunda vez consecutiva, con altos niveles de apoyo de las masas. Entonces, ¿cómo generar interés?

“Necesitan despertar pasión en los temas que nos interesan, en algo en donde podamos ver el efecto”, señala Glen. “A la mayoría de los jóvenes no nos interesan temas como pueden ser las pensiones, y hay muchos candidatos que se la pasan hablando de eso.”

Seguidores de Bernie Sanders. Foto: Google

Severin, por otro lado,  entiende que el contexto europeo actual, en donde predominan los mayores, obliga a los candidatos a focalizarse en ese grupo para ganar elecciones. Para él, no existe un partido para los jóvenes, pero estaría encantado de verlo. “Los políticos deben hacernos sentir que nuestras opiniones valen.”

Sebastián también concuerda en que hablar sobre temas específicos que generan interés en los jóvenes, como la legalización de la marihuana, puede ayudar a captar la atención para que después se informen sobre las demás propuestas. Pero también cree que existe una solución para revertir el escenario de aislamiento y apatía en el cual se encuentran los jóvenes hoy. “Una mejor educación sobre otras culturas, incorporar la empatía y el entendimiento en la forma de enseñar contenidos, principalmente en lo que respecta a las minorías y en aquellos que no son tan afortunados como uno mismo. Debería existir un enfoque global, eso ayudaría a reducir el racismo”, asegura. El cambio está en la educación.

Para Manuel, una mejor explotación de los nuevos medios de comunicación puede ayudar a que se conecten los jóvenes. “Los chicos no ven la tele ni leen los diarios.”

“Los políticos deben hacer más para que todas las voces sean escuchadas”, dice el joven escocés.

Dentro de las voces que merecen ser escuchadas están las de ellos, los jóvenes, muchas veces subestimados. Pero si les preguntás, no dudan: tienen mucho para decir.

Autor/a:

¡Compartir!
¿Te gustó? ¡Compartilo!

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *