Aviñón, la ex de los Papas

17.03.2017

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Los papas no siempre vivieron en Roma. A principios del siglo XIV, Clemente V, de origen francés, fue elegido Papa. Para evitar la tensión en Roma provocada por los embates del rey Felipe el Hermoso a la autoridad eclesiástica, decidió mudarse a Francia, a la ciudad de Aviñón. Rodeada por dos ríos y cercana al reino de Francia, la ciudad gozaba de paz y estabilidad. Con la presencia de siete papas durante casi un siglo, la ciudad cobró un auge cultural y político excepcional. Hoy, el castillo papal y el puente St Bezet son una postal, así como sus numerosos teatros y callecitas mágicas, Aviñón es una de las ciudades más bellas del sur de Francia. Su contenido histórico impacta.

 

Durante varios siglos, el poder eclesiástico fue considerado superior al secular. Los papas se atribuían la máxima representación del pueblo. Su justificación era simple: Dios los había puesto en ese lugar. Felipe el Hermoso, rey de Francia desde principios de siglo XII hasta mediados del XIV, fue uno de los que se atrevió a cuestionar el control de los papas sobre todas las esferas. Su enfrentamiento con Bonifacio VIII desembocó en una ofensiva hacia este en Anagni, la ciudad donde vivía. Bonifacio fue capturado y mantenido prisionero por un tiempo. Murió unas semanas más tarde. Después del breve papado de Benedicto XI, Clemente V fue elegido papa. Para evitar la caótica situación de Roma a merced del rey Felipe, trasladó la sede pontificia a Aviñón, una ciudad cercana a propiedades eclesiásticas que pertenecía al rey de Nápoles y Sicilia, aliado de la Iglesia.

El rey Felipe había triunfado. A través de ascensos cardenalicios realizados por Clemente, se aseguró mayoría francesa en el Colegio de Cardenales, desplazando a Italia. Los seis papas que sucedieron a Clemente V fueron franceses. Su lugar de residencia fijo sería Aviñón.
Ya lo sabemos: la Iglesia no escatima en lujos. El castillo papal en Aviñón fue construido en dos fases -se conocen como Palacio Antiguo y Palacio Nuevo- y costó una fortuna. Fue decorado por los mejores artistas de la época. Dada la notoria importancia que había cobrado, la ciudad se convirtió en un epicentro político y cultural. Decenas de teatros llegaron, y Aviñón se fue expandiendo. El famoso puente San Benezet -hoy conocido como Puente de Aviñón- atravesaba el río Ródano para llegar al reino de Francia, que tenía una fuerte influencia sobre el papado.

 

En 1378, el papa Gregorio XI decidió volver a Roma. Una vez muerto, un grupo de cardenales se reunió en Italia y, ante la presión del pueblo romano, eligió a un papa italiano como sucesor: Urbano VI. Los cardenales franceses, descontentos con la elección, decidieron unirse al grupo que había permanecido en Aviñón y eligieron a otro papa: Clemente VII. Durante 39 años, la iglesia estuvo dividida en dos obediencias, con un papa reinando en Roma y otro en Aviñón. Para asentar su legitimidad, los papas negociaron el apoyo de las potencias europeas ya divididas por la Guerra de los Cien Años. Pese a las tentativas de compromiso y a las amenazas de deposición, siete papas se sucedieron en Roma y dos en Aviñón. En 1409, el concilio de Pisa eligió incluso un tercer papa pensando restaurar la unidad. Pero la Iglesia recién pudo reunificarse con la elección de Martín V en 1417. A este hecho se lo conoce como el Gran Cisma de Occidente.

Si bien la Iglesia conservó el castillo de Aviñón, se fue deteriorando. Ya estaba en mal estado cuando, en 1789, las fuerzas que gritaban revolución lo saquearon. Casi un siglo después se convirtió en prisión, cuando Napoleón era emperador. Finalmente en 1906, el castillo fue vaciado y restaurado; se transformó en museo. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad en 1995, junto con las demás obras arquitectónicas que lo rodean.

Por suerte, un gran número de teatros y edificios lograron sobrevivir a los turbulentos siglos que sucedieron al papado de Aviñón. Los comercios modernos fueron llegando, pero se tuvieron que adaptar al estilo arquitectónico de la ciudad. Hay también varios establecimientos educativos, incluyendo una universidad. Además de la gran oferta de espacios verdes, y de jactarse de tener la construcción gótica más grande de la Edad Media, una de las cosas más lindas de Aviñón es perderse por sus callecitas. Alguna vez fue capital de la Europa Católica medieval. Hoy es una de las ciudades más lindas de Francia.

 

Mirá la fotogalería y recorré la ciudad miedeval:

 

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