Escribir lo erótico

17.08.2017

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Siempre hubo y habrá textos eróticos (por suerte). Pero hay un problema (sabido): la cultura de masas impone cómo debe ser la sexualidad de una mujer. Entonces abundan los autores masculinos o las autoras disciplinadas. A las otras se las tilda de atípicas o rebeldes.

 

La trilogía 50 sombras de grey, de E.L. James, se convirtió en el ebook con más descargas en el mundo, la versión impresa vendió 20 libros por segundo durante su semana de lanzamiento, hizo que su autora ganara 99 millones de dólares en 2012, aumentó las ventas de juguetes sexuales, y la lista de cifras podría continuar. Este best-seller cuentan la historia de una estudiante universitaria de 21 años que se enamora de un hombre de negocios, guapo, intimidante y adicto a las prácticas BDSM (Bondage-Disciplina/ Dominación-Sumisión / Sado-Masoquismo)

El éxito de estos libros es presentarse como una historia romántica con elementos eróticos, escrita por una mujer. Pero, ¿realmente está escrita desde la voz femenina o más bien desde una voz impuesta? Hay escritoras que han respondido a esta pregunta con libros que plantean la sexualidad desde otra mirada en términos de relaciones amorosas, poder y placer.

Beatriz González es lectora asidua de literatura erótica y Laura Ortiz es promotora de lectura, ambas son Licenciadas en Letras. Ellas decidirieron juntar sus dos pasiones para impartir talleres sobre literatura erótica escrita por mujeres que, desde una voz marginal, plantean nuevas perspectivas de la sexualidad.

Por eso, en el taller de La Caja de la Exploradora -que comenzó el pasado 12 de agosto- trabajan algunas autoras que, conscientes de que están fuera del canon, se han dado permisos que el patriarcado no reconoce:

  • El cuerpo lesbiano (1977) de Monique Witing se toma la libertad de recomponer creativamente el cuerpo humano en su totalidad y, desde ahí, plantea la sexualidad con posibilidades impensadas. 

El cuerpo lesbiano la ciprina la baba la saliva el moco el sudor. Las lágrimas el cerumen la orina las nalgas los excrementos la sangre la linfa la gelatina el agua el quilo el quimo los humores las secreciones la pus las sanies las supuraciones la bilis los jugos los ácidos los fluidos los izumos las emanaciones la espuma el azufre la urea la leche la albúmina el oxígeno las flatulencias las bolsas las paredes las membranas el peritoneo, el epiplón, la pleura la vagina las venas las arte. 

 

  • PornoBurka (2013) de Brigitte Vasallo presenta las nuevas identidades sexuales LGBT, pero armadas en jerarquías y en rechazo a un otro que es distinto. En un barrio de Barcelona viven: una pornoterrorista encandilada por su macho alfa, un español de provincias transmutado en argentino, una estrella del pop gay aunque bisexual y un artista xenófobo enamorado de un frutero pakistaní. En ese contexto, aparece un burka que desestabiliza sus identidades y deja al descubierto la hipocresía con la que se manejan.

 

 

  • Diez manzanitas tiene el manzano (1980) de Ofèlia Dracs -seudónimo que usaron los 8 hombres autores del libro- es un ejemplo de cómo a veces las voces femeninas son usurpadas por hombres que hablan de un deseo que no conocen, porque en realidad intentan imponer el suyo.

Una prostituta insólita que trata de seducir a un hombre mientras este se le resiste inmóvil dentro del coche, una joven liberada que se acuesta con los amigos, los maestros y mandamases de un partido político; las fantasías de un hombre que se masturba en el lavabo y las de un marqués que evoca sus amores y busca consuelo en una perrita, y hasta las de un hombre solitario que trata de ponerse con los electrodomésticos de la cocina mientras hay quien pierde el norte por una jovencita casi niña o una mujer exuberante.

Es evidente que se trata de fantasías masculinas escritas en nombre de una mujer, cuya voz sigue silenciada. Pareciera, para algunos, más fácil que un hombre se explaye con total libertad desde un seudónimo femenino a que una mujer hable y se pueda salir de los límites que se le imponen.

“En estos textos hay un rearmado de las corporalidades, que termina cuestionando la idea de hasta qué punto se nos baja una línea de los cuerpos” afirma Beatriz. El mundo está inmerso en un sistema que todo lo etiqueta y lo condiciona a una norma establecida e inamovible. Y el que se atreve a cuestionar esa norma es visto como raro.

En este sentido, el deseo también tiene límites establecidos, no sólo en términos de orientación sexual, sino de clase, raza, edad, etcétera. “El deseo se vuelve una reafirmación de tu identidad: si tú te consideras una persona inteligente, no te vas a permitir desear a un barrabrava o a alguien que tenga mala ortografía. Está mediado por las estructuras de ordenamiento social y uno lo tiene muy interiorizado”, explica Laura.

Ambas coinciden en que lo interesante de la sexualidad es que puede ser un punto de fuga para empezar a cuestionar los patrones arraigados. “Tú puedes ponerte la camisa de fuerza pero la sexualidad se te va a escapar, porque escapa de razonamiento”, expresa Beatriz.

“El deseo es un puente entre cualquier tipo de identidades. En eso de ‘encontrémonos en la diferencia’, hacer el amor puede ser un ejercicio radical para cuestionarte tu identidad y abrirte a otras posibilidades”, agrega Laura.

Además de compartir lecturas y reflexiones, el taller abre la posibilidad de escribir a partir de disparadores relacionados con los textos. “Si escribo un relato erótico forzándome a imaginar un cuerpo distinto y entro en la lógica de que me va a erotizar al escribirlo, es posible que erotice”, cuenta Beatriz. “Nos interesa que las chicas escriban para romper con el silencio que llevamos las mujeres y cómo desde la creatividad hay una salida a la sexualidad”, agrega Laura.

Pero mientras los productos de consumo masivo sigan dando lugar a un mismo patrón en la literatura, el cine y la TV, las propuestas distintas seguirán invisibilizadas porque amenazan con generar la sensación de caos. Para Laura, los límites en la sexualidad no se cuestionan porque si se transforma la sexualidad se empieza a caer el sistema capitalista. “Hay todo un sistema psiquiátrico, judicial, médico, educativo, todas las estructuras del estados están vigilando qué haces con tus genitales, si estás tratando de hacer otra cosa y con quién. Si tú mueves eso, se cae todo”, concluye.

De ahí la poderosa herramienta que brinda la escritura para construir un puente hacia nuevos mundos y permitir que otras personas puedan transitarlo. “El poder de la escritura con voces arrinconadas es la construcción del mundo”, dice Beatriz.

 

 

Sobre el Taller Escribiré lo impronunciable

 

  • Consta de ocho encuentros. (Se puede sumar gente hasta la tercera clase)
  • Se dicta los sábados de 16 a 18hs, en San Telmo, CABA
  • Trabajan cuatro ejes temáticos y a partir de ellos se proponen disparadores de escritura
  • Están armando un fanzine con los textos escritos por las participantes
  • Info: lacajadelaexploradora@gmail.com

 

 

 

ILUSTRACIONES: LAURA ORTIZ 

 

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