02.11.2017
Por
Con su película, Historias que Contamos (Stories We Tell), la realizadora Sarah Polley hizo una verdadera catarsis. Un secreto guardado durante años en el seno de su familia, su propia identidad, vio la luz en formato de celuloide. Como en un homenaje involuntario a la historia del género, Polley pone de manifiesto lo sublime que puede ser un documental cuando encuentra, en su camino y en parte por azar, la posibilidad de sorprender y conmover. Y no es broma ni exageración: el film derrite hasta al glaciar Perito Moreno.
En algún momento de su extensa carrera como actriz, Sarah Polley decidió cambiar de rubro y , al menos por un momento, ejercer la dirección. No fue cualquier decisión. La canadiense, que como intérprete alternó participaciones en co-producciones de bajo presupuesto, con tanques de los grandes estudios, pensó que contar toda su vida podía exorcizarla de viejos fantasmas. Así, dejó sus personajes de ficción, esos que en general solo entretienen por un rato, para sumergirse en un documental que podía cambiar su destino personal. La experiencia fue más allá.
Imágenes en blanco y negro. Un hombre grande entrando a una radio. Una familia con muchos miembros. Así, de forma desordenada, caótica, comienza Historias que Contamos. Algo importante está por llegar, se percibe, pero no sabemos qué es. Como una ceremonia. Una voz, detrás de la cámara, invita: “Dale papá, contá toda la historia”. Y así lo hace, Es Michael, el padre de la familia. Lee un texto que él mismo escribió. Con prosa elegante, nos cuenta sobre su esposa, Diane, que ya no está. Diane baila en imágenes en súper ocho. Es atractiva y carismática. Los hijos se suman: “Mamá era actriz, era luminosa, muy diferente de papá, que es más solitario”, resumen. Todos cuentan cómo nació aquel amor. Las diferencias entre los miembros de esa pareja, “que siempre pareció andar por carriles separados”. Los dos actores amateurs, pero Diane más activa y Michael más haragán. La distancia entre ellos se hace más amplia con el tiempo y Diane decide dejar Toronto, ciudad en la que moran, para darle una oportunidad a su vocación. En Montreal están armando una obra de teatro, allí viaja. Y allí la historia da un vuelco fundamental.
A su regreso, Diane, que ya tenía dos hijos de un matrimonio anterior y dos hijas con Michael, da la gran noticia: otra niña está por venir. Cómo su marido la había visitado unos días en Montreal, el embarazo, en principio, no sorprende. En enero de 1979, y a los 42 años, Diane da a luz a Sarah. Años después, como en toda familia, la alegría puede darle paso a la tristeza. Un cáncer fulminante deja sin madre y sin luz a los Polley. Sarah tenía solo 11 años.
Los años pasan, Sarah crece y sus rasgos cambian. “¿Por qué no tiene nada parecido a papá? Se preguntan sus hermanos. El rumor se robustece con el tiempo, tanto como las dudas e hipótesis. La directora emprenderá, a partir de allí, un viaje entre luces y sombras hasta dar con la verdad sobre su verdadera identidad.
Filmada con pulso, Historias que Contamos es un docudrama que toma lo mejor de los géneros audiovisuales. Con muchos close ups (planos cortos), y un inquieto manejo de cámara, Polley logra involucrarnos con la atmósfera y eventos de su familia. Sus protagonistas cuentan con los ojos, con la boca, con los gestos. Una vez revelada la verdad, somos parte ineludible de un momento sagrado, conmovedor. Si bien solo los Polley pueden procesar y convivir con el nuevo escenario, resulta imposible ser ajenos. Historias que Contamos es eso: historias, de esas que te contó una tía o aquellas que nunca te atreviste a confesar. De esas en las que, un poco más o un poco menos, todos fuimos parte. Tan básico como esencial.
Para ver el documental subtitulado clickeá acá
FICHA TÉCNICA
Dirección: Sarah Polley
Guión: Sarah Polley; Michael Polley
Música: Jonathan Goldsmith
Leé sobre otros Documentales del siglo XXI