03.07.2019
Por
El 21 de junio, los/as abogados/as que representan los familiares de las víctimas en el juicio sobre la Operación Cóndor en Roma terminaron sus alegatos frente a la Primera Corte de Asís de Apelación de Roma. Sucesivamente, los/as abogados/as de los imputados tomaron la palabra el día 28 de junio
Abogada Alessia Liistro (foto cortesía de Lilia Di Monte)
En esta anteúltima audiencia antes de la sentencia prevista para el 8 de julio, la abogada Alessia Liistro, representante de las víctimas Célica Gómez, uruguaya desaparecida en Argentina en 1978, y Luis Stamponi, argentino desaparecido en Bolivia en 1976, se explayó frente a los jueces. La abogada definió que la parte “menos valiente” de la sentencia de primera instancia tenía que ver con su afirmación de que no se había alcanzado la prueba suficiente para demostrar la participación de los grados intermedios en los asesinatos de las víctimas y que aún faltaba “un quid pluris” (expresión en latín que significa “algo más”) además de la participación de los imputados en los secuestros y las detenciones ilegítimas de las víctimas.
Liistro disentía con la corte sobre la necesidad del quid pluris, ya que en su opinión se había alcanzado el nivel de prueba suficiente. De todos modos, afirmó que gracias al trabajo del abogado Andrea Speranzoni, se habían entregado ahora al tribunal de apelación nuevas pruebas y documentos que vinculaban claramente a los imputados absueltos en primera instancia tanto a la fase preparatoria de los delitos, como a la fase ejecutoria. Recordó, asimismo, cómo los militares de cada país decían que “cada uno tiene que hacerse cargo de su basura,” es decir, que tenían que ocuparse de las víctimas de su nacionalidad.
Abogado Andrea Speranzoni (foto cortesía de Lilia Di Monte)
Finalmente, Liistro se refirió al imputado por el homicidio de Gómez, el marino italo-uruguayo Jorge Néstor Troccoli, quien era el jefe de inteligencia S2 de los Fusileros Navales (FUSNA) de la Armada Uruguaya, resaltando que “él no podía no saber cuál era la finalidad del plan de exterminio de la oposición, ya que Troccoli mismo lo había ideado, planeado y llevado adelante.” Concluyó afirmando que sin la participación de Troccoli en todas estas fases, los hechos delictivos nunca se hubieran llevado a cabo.
Acto seguido, el abogado Arturo Salerni tomó la palabra y recordó que la importancia de este juicio no residía simplemente en el hecho de que se hubiera podido realizar. Más bien, su papel clave había sido poder reconstruir los trágicos años de Suramérica, las historias dolorosas de las víctimas, como el drama histórico de esa región. En particular, en primera instancia, el tribunal había reconocido la existencia de la Operación Cóndor, “un plan de exterminio” de la oposición política en esa parte del mundo.
Primera instancia frente a la Primera Corte de Asís de Apelación (foto cortesía de Lilia Di Monte)
Al mismo tiempo, Salerni recalcó “el enorme trabajo realizado tanto en primera instancia como en apelación” para recopilar las pruebas y poder unir países tan lejanos de un punto de vista geográfico, pero al mismo tiempo cercanos por los descendientes de italianos que ahí viven. El abogado atestiguó que el plan de exterminio de la oposición política se componía por tres elementos: el secuestro de las víctimas, su tortura en centros clandestinos de detención, y la desaparición de sus cuerpos, para que nada quedara de ellos y ninguna prueba de los delitos cometidos. Este plan se manifiesta claramente, remarcó Salerni, en las olas de detenciones que tienen lugar en particular en el año 1976 y, posteriormente, entre fines de 1977 y comienzo de 1978. Su colega, Mario Antonio Angelelli, evocó cómo varios de los imputados, como el ex General chileno Manuel Contreras, habían fallecido durante el proceso, remarcando cómo “el tiempo nos ha despojado de los culpables”. Angelelli recordó explícitamente a María Bellizzi, madre del ciudadano italo-uruguayo Andrés Humberto Bellizzi, desaparecido en Buenos Aires en 1977, y del testimonio de María frente a la Corte de primera instancia después de viajar más de 10,000 km para buscar justicia para su hijo.
María Bellizzi (foto cortesía de Martha Passeggi)
Finalmente, la abogada Alicia Mejía cerró las intervenciones de los/as abogados/as de los familiares de las víctimas. Arrancó recordando las dos tareas principales que le correspondían a este tribunal. En primer lugar, determinar las causas de los asesinatos de los ciudadanos italianos y, en segundo, también abordar los homicidios de los ciudadanos uruguayos, ya que Troccoli se escapó de la justicia de ese país y, cumpliendo con los tratados internacionales, Italia –que había negado la extradición– ahora tenía que juzgarlo. Mejía puntualizó que las víctimas del plan de exterminio “eran dirigentes políticos y sociales de esos países, pero también gente común, cuya posición se tornó inconveniente con la llegada de las dictaduras militares en Suramérica:” “todos aquellos que representaban una amenaza para el estatus quo” tenían que ser eliminados, aseguró.
< p style="text-align: center;">Abogada Alicia Mejía (foto cortesía de Lilia Di Monte)
Asimismo, la abogada calificó, al Cóndor como una “operación de terrorismo de Estado” ya que se habían violado de forma sistemática los derechos fundamentales de las víctimas. Mejía también se refirió al imputado Troccoli, subrayando cómo la simple lectura de su legado militar no dejaba ningún lugar a duda sobre su papel en la llamada “lucha contra la subversión” en Uruguay. El legajo de Troccoli reconocía claramente tanto su rol como jefe de inteligencia del FUSNA, como el de agente de enlace entre las Armadas uruguayas y argentinas a partir de fines de 1977. Además, en fecha del 6 de diciembre de 1977, Troccoli empieza a formar parte del Estado Mayor Naval, es decir que ya no constituía más un cuadro intermedio, sino que “podía decidir sobre la vida y la muerte de los ‘subversivos’”.
Mejía terminó su intervención aconsejando a los jueces de realizar una lectura conjunta de los varios hechos y momentos, y de no cometer el mismo error de la corte de primera instancia quien los había abordado de forma separada y fragmentada.