10.06.2015
América Latina es machista. No hay duda.
Tal vez algunos lectores piensen: “comentario de mina”. Pero ser “mina” no anula los hechos.
Un tercio de las mujeres del mundo ha sufrido en algún momento violencia física o sexual según la Organización Mundial de la Salud (2013). El principal lugar de abuso es en sus casas (Organización de las Naciones Unidas – ONU).
En Estados Unidos, una mujer es agredida cada 15 segundos.
En América Latina, entre el 30% y el 40% de las mujeres sufre algún tipo de violencia familiar (ONU Mujer).
Casi la mitad de esas mujeres afirman haber sido amenazado por su pareja.
Bolivia a la cabeza
Los países de la región con mayor registro de violencia de género son Bolivia (52%), Colombia (39%), Perú (39%) y Ecuador (31%) según la ONU en 2013.
Centro de votación, La Paz, 2014
Con motivo de las elecciones presidenciales en octubre de 2014, estuve en el país andino y tuve la oportunidad de participar en una entrevista con el presidente Morales. Entre varios temas, se habló también de la cuestión de género.
Martes 6 AM. Junto a otros colegas esperábamos a Evo. Yo era la única mujer en la sala. Fui la última persona a la que saludó.
Durante la entrevista, le preguntamos por las acusaciones de las feministas sobre su persona. Morales las adjudicó a que una vez cantó “una copla popular durante un carnaval y hay coplas que son muy picantes».
Luego, aclaró: “En mi familia, la mujer es sagrada. Mi padre decía que no hay que pegar a la mujer porque es como pegarse a sí mismo, ya que la mujer es una costilla del hombre”.
Al hablar, el presidente soltaba con naturalidad frases de entrecasa -que a nuestro entender embarraban la cancha.
«Y mi madre decía: Evito, si quieres casarte, a la mujer no debe faltar casa ni plata. No sé si es una mentalidad machista pero…”
Mujeres reclamando por educación en temas de género, Buenos Aires, #NiUNaMenos
En Bolivia, nueve de cada diez mujeres son víctimas de algún tipo de violencia. Y el 87 % sufre abusos domésticos acorde a los números del Instituto de Estadísticas y el Viceministerio de Igualdad de Oportunidades de ese país.
Las altas cifras y las acusaciones de los grupos feministas lograron poner en agenda este tema. Apenas reelecto presidente, Evo se reunió con organizaciones feministas para firmar un decreto de mayor contención en caso de violencia doméstica.
Finalmente, el presidente admitió: “Hay un problema que es responsabilidad del estado: dar oportunidades y profesionalizar a las mujeres. Si una compañera fuera profesional y pudiese mantener a su familia, podría dejar al maltratador.”
Durante mi viaje, también conocí a Justa Canaviri – cocinera y conductora televisiva. Su programa se llama «La Justa». Y entre recetas de cocina, trata temas sociales, políticos, culturales y de género .
La chola más famosa de la TV tiene un objetivo claro: «Quiero transmitir valentía a mis mujeres, que alcen su voz, digan basta. Ya no queremos ser más las mujeres que reciban un salario de un marido que diga que nos quiere pero nos golpea».
Resulta imposible hablar de violencia de género sin hacer referencia a la población LGTB (lesbiana gay transexual bisexual). En Bolivia siete de cada diez personas LGTB son víctimas de amenazas e insultos, le siguen la humillación y los golpes.
«Creo que todavía tenemos algunas barreras que debemos romper», dijo Canaviri.
Justa Canaviri
Cuestión de educación
«Eso sí, hay machismo. Y es una cuestión de mentalidad, no solamente es cuestión de norma», dijo el presidente de Bolivia durante la entrevista.
A pesar de las legislaciones y los organismos, la violencia de género es calificada de «pandemia» en la región.
Sin ir muy lejos, en nuestro país, sobran los casos como el de Selena, Yesica o Melina y su cobertura mediática centrada en sus gustos o la vestimenta.
También leé #NiUnaMenos, la burka y Tinelli
Mientras tanto, faltan medios que hablen de manera comprometida sobre esta cuestión. Porque no es sólo cuestión de género. Es un tema que involucra a toda la sociedad.
Pero hay signos de cambio: los movimientos como Varones Antipatriarcales, los artistas que trabajan el tema, las iniciativas en redes sociales y la reciente convocatoria #NiUnaMenos dan aliento.
También, a nivel mundial, existen campañas que buscan cambiar el pensamiento social programático con actos cotidianos. Por ejemplo, no minimizar cierto tipo de verbalidad o mirada en la calle. Porque para las mujeres se trata del “acecho nuestro de cada día”.
¿O acaso ellas no tienen el mismo derecho que los hombres a caminar vestidas como quieran sin ser observadas, habladas, interceptadas?
«Creo que la mujer está perdiendo ese miedo a hablar, a decidir, a hacer cosas. Es un reto muy importante que tenemos», concluyó la Justa Canaviri durante nuestro encuentro.
Nota original publicada en El Adán Buenos Ayres, diciembre 2014