30.12.2015
El periodista y documentalista Diego Braude nos regala otra de sus acuarelas para despedir este 2015. Un micro-relato no ficcional que hace de la palabra y la imagen una misma. Imágenes capturadas por el propio Braude, que nos dejan grabadas las marcas de un acontecimiento particular.
Esperamos las disfruten.
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Hace ya unos quince años, mi familia atravesó una racha de problemas de salud que marcaron un antes y un después. Cuando vuelvo sobre ese año 2000, se me hace una suerte de nebulosa, como si lo que hubiera ocurrido fuera algo así como una ficción. Sería un lugar común describir la sensación a manera de “como si le hubiera ocurrido a otro”, porque sería mentira; tengo plena conciencia de que fui yo, fuimos nosotros, los que atravesamos una racha que parecía no tener fin. Pero la vida no es lineal.
En medio de la maroma, ese el año expuse mis fotos por primera vez. Era una serie de desnudos y la exhibición fue en un bar que no existe más llamado Heriberto sobre avenida Libertador (en realidad, es Del Libertador). Fue el año en que mostré por primera vez mi portfolio fotográfico en un festival (no sabía bien que llevar, así que llevé todo lo que tenía). Ese año también me acerqué por primera vez al tango… digamos…
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Una artista plástica me contrató para que tomara fotos de danzas populares. No recuerdo si me llegó a pagar las imágenes, pero sé que nunca llegó a usarlas. Tomé fotos de una roda de Capoeira y en la calle Corrientes del Festival de Tango. De estas últimas, hubo tres que siempre me gustaron, pero hasta hace poco nunca había sabido bien por qué.
Una fotografía muestra los pies de una pareja. Ha terminado el tema, y entonces están detenidos, enfrentados, como esperando, su sombra proyectada sobre el pavimento. Otra es de una pareja bailando al margen de la muchedumbre, lejos del escenario pero escuchando la música. La tercera, es un plano pecho, casi un primer plano. Es otra pareja, bailando, abrazados bien cerrado. Los dos tienen los ojos cerrados, los rostros pegados el uno al otro.
Quince años después, soy yo quien baila. Quince años después, entiendo todas las noches cada una de las tres fotografías
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Fotos: Diego Braude
Leé otros micro-relatos no ficcionales en Las acuarelas de Braude
