Orgasmo programado

06.08.2015

El pasado 31 de Julio se celebró el día del orgasmo femenino. Aparentemente, hace algunos años la empresa de lencería británica Ann Summers decidió publicitar las ventas de sus artículos celebrando esta fecha. En algunos países como en Argentina, se festeja el 8 de agosto.

Cuando sea, no caben dudas, los orgasmos son celebraciones.

 

Pero podría ser cuestionable la imposición de un día por parte de una empresa que aplica una estrategia de marketing para ensanchar el nicho comercial y vender artículos de sexshop para mujeres además de hombres.

 

“El hecho de que lo que mueve la cultura sea el placer no quiere decir que el fin sea hedonista. El objetivo es la producción, el consumo y, en último término, la destrucción.” decía Paul B Preciado en una entrevista en el 2010.

 

Portal online de Ann Summers. Foto: Pucheronews

Preciado, filosofx feminista nacidx en Burgos, es activista queer y de la filosofía del género. Basa sus teorías no sólo en la construcción social del género en su forma aparentemente más básica (mujer-varón), sino también en el sexo como el valor de cambio, el objeto básico de producción en el mercado. Las campañas comerciales de marcas de lencería o afines promueven estereotipos eróticos que siguen signados por prejuicios.

 

Creo que estaremos de acuerdo en que en el sexo, a veces, la línea que divide quién es quién se vuelve difusa. Entonces, ¿es válido distinguir entre orgasmo femenino y masculino? ¿Lo es entre mujer y varón? ¿Qué pasa entonces con las personas transgénero? ¿Tienen un orgasmo distinto?¿Debería haber un día del orgasmo trans?

 

Lo natural y lo anti

 

Paula Sibilia, antropóloga argentina, escribe en “El hombre postorgánico” lo siguiente: “Son varios los pensadores que detectan cierta atmósfera póstuma en las concepciones más actuales de lo natural (…) Se trata también de un concepto, que no deja de ser una invención de la humanidad, una idea que varía en las distintas sociedades según los tipos de saberes generados por cada época.”

 

O sea lo que es sexual y biológicamente natural y anti-natural ha ido cambiando y posiblemente siga haciéndolo. Como las posibilidades de placer entre sujetos diferentes sin importar “sexo ni color” 😉

Mural en Berlín. Foto: Macarena Gagliardi Cordiviola

En Argentina, gracias a la ley del matrimonio igualitario y de la adopción para parejas de igual sexo e identidad trans, decir que no es natural que dos “varones” o dos “mujeres” tengan sexo queda desubicado. Sin embargo, y a pesar de la sanción de la ley de identidad de género, cuando se trata de personas transgénero la cuestión parece ser más delicada.

 

Sin ir más lejos, no hace mucho Lanata comentó lo siguiente sobre Flor de la V: “Esto que te den el documento de mujer y sos trava, no sos una mina, sos un trava con documento de mina. Yo no te voy a discriminar, te voy a dar trabajo, pero no sos una mina”.

 

Me hubiera gustado responderle en la cara: ¿Y qué?

 

Femenino/masculino

 

Cada orgasmo es distinto no porque sea masculino o femenino o trans. Cada orgasmo es tan distinto como diferentes sujetos y relaciones haya.

 

La sexóloga y bloggera  Zoë Ligon recientemente publicó una suerte de post-manifiesto  titulado #lookingformyhundo (lista para el cien).

 

El texto es una suerte de reflexión sobre la cantidad de parejas sexuales, en el que confiesa que su lista llega a 99 hombres y ansia completar un centenar de relaciones. De forma directa y con lucidez, Ligon deja claro que en realidad no tiene ninguna importancia. El “número” es también una construcción moral, un estereotipo que atenta contra la singularidad del placer.

 

“He leído muchos artículos que tratan de difundir la noción de que el número de parejas sexuales no importa, pero todos fracasan miserablemente. Recientemente leí un artículo con una entrevista a 10 mujeres y ninguna de ellas tenía un recuento de más de 40. Personalmente, creo que se puede dormir con 0 personas o un millón de personas, y eso está muy bien, siempre y cuando sea seguro y consensuado. Pero encontré que esté artículo en realidad impulsaba la construcción social de la existencia de un límite en el número de personas con las que uno puede dormir.”

El orgasmo debiera celebrarse cogiendo y disfrutando, sin los fantasmas que nos dicen qué está bien y qué está mal, qué es natural y qué no. Con los fantasmas del erotismo, sin prejuicios y con todas las letras, como en la respuesta de la multifacética Naty Menstrual en un intento de entrevista vía Facebook:

 

“Yo acabo pajeándome mientras me la meten por el culo y me salta la leche, como a vos seguro”.

Naty Menstrual. Foto: Juan Manuel Ribelli

Mirá el álbum completo con las fotos de Juan Manuel Ribelli y el video Todos somos raros – No descrimines 

 

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