16.06.2015
Viajé a las Islas Malvinas en febrero de 2010.
Se habían comenzado las exploraciones de petróleo por parte de los consorcios anglosajones en la plataforma marítima argentina. Iban y venían los cruces verbales entre gobiernos.
Como productora de la BBC de Londres en el Cono Sur, recibí a un equipo del servicio en inglés enviado especialmente a cubrir las reacciones del gobierno argentino frente a la inminente exploración y extracción de petróleo en las aguas de Malvinas.
En medio de la creciente tensión bilateral entre Londres y Buenos Aires, los editores decidieron enviarnos – conmigo como única Argentina- a las islas. Después de corridas y un largo trajín, aterricé sobre Puerto Argentino en la Isla Soledad. Para sus habitantes, Port Stanley e East Falkland respectivamente.
No Man’s Land (Tierra de Nadie) son las palabras textuales que leí en un mapa volviendo de Pradera del Ganso una tarde de domingo lluviosa y muy fría. Iba hacia el cementerio de Darwin.
Aquella frase extranjera sobre el mapa plastificado del jeep resumía lo inhóspito de ese paisaje, lo eternamente remoto, la disputa como mecanismo para convertir un territorio en división y tierra baldía.
En un lapso de tiempo ínfimo e infinito, comencé a fotografiar. Disparo y captura.
Malvinas es un paisaje mutilado, de cruces blancas, ofrendas rotas, cartas partidas, fosas, campos minados, trincheras, botas corroídas, cascos, balas, advertencias y cuidados.
Malvinas es también un paisaje verde áspero, de sierras en capas, lechos de piedras, el horizonte siempre abierto al mar.
Te invito a recorrer las islas Malvinas a través de mis imágenes.
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